A juicio oral, la desaparición de un maestro jubilado

16 marzo, 2018

Texto: Daniela Rea. Fotos: Cortesía de la familia

El 16 de marzo del 2017 el maestro jubilado Albino Quiroz Sandoval salió a comprar una pieza para reparar el baño de su casa, en Tepoztlán, y no volvió. Por la noche su familia comenzó a buscarlo y al día siguiente pusieron una denuncia penal por su desaparición.

Ha pasado un año y don Albino sigue desaparecido.

La investigación de la familia y la Fiscalía de Morelos derivó en la detención de una persona, que fue director de asuntos internos en la policía municipal de Tepoztlán. El presunto responsable está acusado de secuestro agravado con intención de hacer daño.

A un año de la detención del acusado y a seis meses de concluido el periodo de investigación todavía no ha podido realizarse la audiencia intermedia ni iniciar el juicio oral. La razón es un amparo interpuesto por el acusado contra la negativa del juez para otorgarle la suspensión del proceso y que está pendiente de resolver. El acusado tendría derecho a ese beneficio si sólo estuviera acusado de un delito no grave. El acusado pelea seguir el proceso en libertad y la familia de la víctima pelea no darle esa posibilidad mientras don Albino no sea localizado.

Este viernes en Cuernavaca se espera que pueda llevarse a cabo la audiencia intermedia en la que la Fiscalía y la familia de la víctima presentará la acusación por secuestro agravado, será el juez quien determine qué pruebas acepta para acreditar el delito y si es posible fijar la fecha de inicio del juicio oral.

Juan Carlos Quiroz se enteró de la desaparición de su padre ese 16 de marzo a las 7 de la noche, cuando recibió una llamada telefónica de su hermana para decirle lo ocurrido.

Al día siguiente la familia se repartió tareas para la búsqueda: las hermanas estarían en casa esperando llamadas de rescate y Juan Carlos iría a Cuernavaca para poner la denuncia. Además, le tocó recorrer las calles en busca de cámaras que hubieran registrado lo que pasó.

“A mí me tocó salir a la calle a buscar cámaras, ver si alguna tomaba el coche de mi papá. Pero la gente de los negocios no accedía por falta de solidaridad, de empatía o por desconfianza. Hasta que vino gente de la fiscalía del estado nos prestaron las cintas”.

Con el registro de esas cintas pudieron reconstruir algo de lo sucedido:

Su padre salió a las 2:20 de la tarde el 16 de marzo, en pants y huaraches pues estaba haciendo trabajo en casa. Dejó el teléfono celular porque no pensaba tardar más de 10 minutos, tomó el carro y condujo hasta la ferretería, ubicada en la calle 5 de Mayo. Ahí estuvo unos cuantos minutos, salió y de nuevo se subió al auto.

Pero en lugar de conducir hacia la casa, lo hizo al lado contrario. Su auto apareció estacionado en la esquina de la calle Galeana y Reina Xóchitl, justo la esquina de una oficina particular donde se vio por última vez a don Albino.

Albino llegó (no se sabe si por su propio pie o fue obligado) a una oficina a unos 6 metros de donde quedó estacionado el automóvil. La fiscalía ha encontrado testigos que lo vieron dentro de esa oficina y a la persona que está ahora detenida, agrediéndole. El agresor le habría dado un golpe a don Albino que lo deja sangrando en el piso. Después de eso el agresor cerró la cortina de la oficina particular con don Albino adentro.

Por registros periciales realizados 10 días después en la escena del crimen se supo que el agresor intentó borrar cualquier indicio del crimen pues en la oficina fueron encontrados 3 botes de cloro de litro y medio y una muestra de sangre suficiente como para obtener en ADN y comprobar la coincidencia con la de Juan Carlos Quiroz, el hijo de Albino.


En los días posteriores a su desaparición, los hijos de Albino encontraron en la casa unos papeles que acreditan cómo el presunto responsable había estado pidiéndole dinero a Albino desde diciembre de 2016, obteniendo al menos 27 mil pesos, una cifra superior a su pensión como maestro jubilado. Maricela Peñaloza Flores, esposa de Albino, llegó a ver al presunto responsable al menos 3 veces en casa, una de ellas realmente preocupante: el sujeto llegó una madrugada, brincó la barda y comenzó a golpear la puerta de la casa. Ella despertó al escuchar los fuertes golpes.

“Se brincó y estuvo tocando muy fuerte, tocando la puerta muy fuerte, se oía como si fuera con una piedra o algo. Yo salí a correrlo, a decirle que estaba en propiedad privada y él repetía que quería hablar con mi esposo”, dice Maricela.

“Me da mucha mala espina que la oficina de este tipo está en la esquina donde apareció el auto de mi papá estacionado. No entiendo por qué le da tanto dinero en 3 meses. Por eso empezamos a preguntarnos quién es este individuo”, dice Juan Carlos.

A partir de esos papeles, otra historia se fue revelando: la historia de un posible extorsionador y defraudador que pedía dinero prestado a maestros jubilados o personas de la tercera edad, dinero que no pagaba. Si alguien se atrevía a reclamarle, venían las amenazas y el hostigamiento. La familia pudo identificar al menos 6 personas víctimas del mismo patrón de extorsión o fraude. En al menos un caso, el presunto responsable amenazó con desaparecer a la persona que intentó cobrarle, extendiendo esta amenaza a sus familiares cercanos. Este hecho ocurrió a plena luz del día en el centro de Tepoztlán pocos días antes de la desaparición de Don Albino. Pese a existir numerosos testigos, pocos se han atrevido a declarar por miedo.


Hace 22 años Julio, el hijo de don Albino y Maricela murió. Julio tenía 11 años y había tenido un accidente doméstico. En el hospital, los doctores le dijeron que al quinto día las terminales nerviosas se vuelven a conectar y que pidieran a Dios que mejor se lo llevara porque ni él ni su esposo, ni los doctores, serían capaces de calmar los dolores que su hijo padecería el resto de su vida.

Maricela recuerda ahora este momento, el más doloroso de su vida, porque su esposo Albino está desaparecido. En aquel momento Maricela pudo entrar al cuarto de hospital a despedirse de su hijo, a abrazarlo. Tener su cuerpo entre los brazos.

“Pude entrar a ver a mi hijo, despedirme de él. Albino es mi compañero de la vida, a mi hijo lo tuve y lo lloré. A mi esposo no lo puedo llorar. Quiero saber dónde está, qué le hicieron”.

Juan Carlos Quiroz, hijo de Albino, hace un recuento al año de la desaparición de su padre. Si bien hay un presunto responsable detenido, hay varias preguntas sin responder, que podrían ayudar a entender qué fue lo que le hicieron a su padre.

“¿Cómo sacaron a mi papá de la oficina donde fue visto por última vez? ¿Quién ayudó al hombre que tenía a mi papá en la oficina? ¿Estaba vivo, inconsciente, muerto cuando lo sacaron? ¿Qué hicieron con él?.

“Quiero pedirle a la comunidad que si alguien sabe algo de eso, nos dé información para buscarlo. Ayúdenos a encontrar a mi papá. Todos estamos expuestos”.

Los datos que la familia de Albino da para quien quiera proporcionar información son:
Correo: encontremosaalbino@gmail.com
Teléfono 777 5155 361


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