18 diciembre, 2023
Como cada año, organizaciones de defensa de derechos humanos y familiares de personas desaparecidas y víctimas de feminicidio se reunieron en la Cruz de Clavos de la ciudad de Chihuahua a conmemorar la vida y lucha de Marisela Escobedo, quien fue asesinada en ese lugar por buscar justicia por el feminicidio de su hija Rubí Fraire
Texto y fotos por Raúl F. Pérez Lira / Raíchali
CHIHUAHUA.- “A trece años de impunidad, con toda la familia desplazada forzadamente en otro país y con un sostenido incremento de violencia contra las niñas y mujeres en Chihuahua, esta sigue siendo la vergüenza del gobierno, en todos sus niveles”, leyó Dora Villalobos, quien fuera periodista durante más de dos décadas, al participar en el aniversario luctuoso del asesinato de la activista Marisela Escobedo.
Cinco minutos después de las ocho de la noche del 16 de diciembre del 2010, la activista Marisela Escobedo fue asesinada por un pistolero a sueldo frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua. Las cámaras de seguridad grabaron los hechos. El video que fue publicado muestra al asesino bajar de un automóvil y perseguir a Marisela hasta las puertas del recinto que alberga la oficina del ejecutivo del estado y que habían sido cerradas cinco minutos antes, por lo que no pudo refugiarse.
A trece años de su asesinato, Dora leyó un posicionamiento en ese mismo lugar, en la Cruz de Clavos, el antimonumento instalado frente al Palacio de Gobierno en honor a las víctimas de feminicidio del estado de Chihuahua.
A nombre de varias organizaciones se demandó “una investigación oficiosa, imparcial, exhaustiva y diligente sobre el asesinato de Marisela Escobedo”, “las acciones u omisiones que llevaron a la familia de Marisela Escobedo a solicitar asilo político en otro país”, la adopción de medidas con presupuesto suficiente para erradicar la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes en el país, el cumplimiento de la Alerta de Género y de las recomendaciones emitidas por organismos internacionales de derechos humanos.
Marisela protestaba por la declaración de inocencia de Sergio Rafael Barraza Bocanegra, el asesino de su hija Rubí Marisol Fraire Escobedo, y se preparaba para pasar la navidad ahí para ser escuchada por las autoridades. Su insistencia de Marisela logró que Sergio Rafael fuera declarado culpable en una segunda instancia, pero este ya estaba prófugo.
“Recorrió el país, encabezó marchas, realizó múltiples protestas, se reunió con autoridades de diferentes niveles, encontró por su cuenta a Sergio en tres ocasiones y demandó su detención, confrontó al Gobernador, denunció la colusión entre autoridades y el narcotráfico, enfrentó amenazas de muerte de la familia del asesino, advirtió que sería asesinada si no hacían nada para protegerla y que su muerte sería la vergüenza del Gobierno”, leyó Marcela Zamudio, integrante del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM), frente a la Cruz de Clavos en la ceremonia realizada por el aniversario del asesinato de Marisela.
El 8 de marzo de 2011, organizaciones de defensa de los derechos humanos instalaron una placa en honor a Marisela en el lugar que fue asesinada. Esta fue retirada por el gobierno del estado, bajo el argumento de que la placa afectaba el patrimonio cultural de la ciudad, como dijo Gabino Gómez, del CEDEHM, en la ceremonia de aniversario. Los grupos de activistas siguieron colocando memoriales de vinil hasta que instalaron la placa definitiva en la visita de la Caravana de Movimiento de Justicia y Dignidad.
Este artículo se publicó originalmente en Raíchali, aquí puedes consultarlo.
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