18 junio, 2022
Por su ambigüedad y falta de claridad, así como vacíos legales, la Reforma de ley en materia de salud mental ha detonado una profunda preocupación entre especialistas, familias y pacientes psiquiátricos
Texto: Rosa Rosano Rodríguez
Foto: Arturo Pérez Alfonso / Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- La reforma a la Ley General de Salud en materia de Salud mental y Adicciones fue aprobada por las cámaras de diputados y de senadores prácticamente a unanimidad; y pretende una transformación sustancial del modelo de atención psiquiátrica hacia uno menos centralizado y más comunitario. Ésta fue publicada el 16 de mayo de 2022. Sin embargo, ante ciertos vacíos legales sobre el internamiento de los pacientes y puntos polémicos de presupuesto a nivel constitucional, personal de salud, especialistas jurídicos, asociaciones, pacientes y familiares han manifestado preocupación, dudas y rechazo ante esta reforma. Piden que se les considere en la toma de decisiones sobre cualquier cambio al sistema de salud mental, psicológico y psiquiátrico.
Entre las preocupaciones que expresaron familiares en entrevista se encuentran:
–la desaparición de los hospitales psiquiátricos ya existentes,
–la imposibilidad de internar a un paciente cuando la persona se encuentre en crisis y no pueda tomar la decisión de internarse,
–los presupuestos asignados a la salud mental y la calidad de la atención psiquiátrica o psicológica en hospitales generales o regionales.
Hay un estigma y las personas ignoran de qué se trata en realidad la salud mental, los tratan de “loquitos”. Pienso que actualmente, sería muy difícil que se acepte la convivencia en pacientes con alguna enfermedad mental u otros tipos de pacientes. ¿Cómo piensan implementarlo?
Señora J.G.
“Se me hace terrible que quiten los hospitales psiquiátricos y que no se les pueda internar. La incertidumbre más grande de que los cierren, ¿qué vamos a hacer durante un episodio psicótico? Muchas mamás y papás sufrimos de que se queden internados, son nuestros hijos y los queremos pero a veces no tenemos otra opción”.
Señora Alejandra V.
“Se necesita poner énfasis en el financiamiento de los hospitales y hacerlos, además, más accesibles, sin tanta burocracia. Que se dé presupuesto suficiente para mantener las unidades médicas ya existentes. Si ya existe ese hospital, ocuparlo al máximo: Con más médicos, con más terapias, la atención es lo esencial y ha estado faltando ese servicio como era antes”.
Señora Yolanda Porras.
Esta semana de junio, diversas organizaciones civiles solicitaron a la CNDH una revisión de la reforma. Esto con el fin de demandar la invalidez constitucional de la reforma ante la SCJN. Sin embargo, el organismo de Derechos humanos la avaló, arguyendo que las modificaciones son conformes a “estándares internacionales, en el respeto a los derechos humanos de las personas con discapacidad intelectual y psicosocial”.
Juan Manuel Quijada Gaytán, director general de los Servicios de Atención Psiquiátrica de la Secretaría de Salud ha manifestado que “no se van a cerrar los hospitales de salud mental; se van a transformar”. Y que, aseguró:
“Todos los pacientes psiquiátricos tienen asegurada su atención”, dijo Quijada Gaytán.
Sin embargo, las familias reclaman que no las han tomado en cuenta en la creación de estas modificaciones ni del nuevo modelo médico.
La señora Yolanda Porras es madre de un hijo con esquizofrenia (♱), quien fue atendido durante 12 años en el el hospital psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez; pero su padecimiento se exacerbó durante la pandemia. La señora Porras expresa con firmeza y anhelo:
“Sería crucial que hubiera un diálogo con las autoridades, donde cada quien pudiera exponer sus preocupaciones y participar con sus propuestas, que escuchen las verdaderas necesidades de los pacientes y las familias.”
Yolanda Porras
Por su parte, la señora Alejandra solicita que “nos den información necesaria y clara sobre esta reforma de ley, porque parece que la tienen escondida”. A un mes de la publicación de la reforma, queda la esperanza de que las autoridades, entre ellas, la Secretaría de Salud, “organice foros y nos consideren en las normas que acompañen a estas modificaciones a la Ley”.
Pero, en resumen, ¿cuáles son las principales modificaciones a la Ley?
En entrevista, José Alfredo Cervantes Tolento, licenciado en derecho y licenciado en psicología (UNAM), explica en qué consiste la reforma a la Ley General de Salud, en materia de Salud Mental y Adicciones.
“El gobierno está tratando de cambiar el modelo de atención a la salud mental, para hacerlo, lo que está haciendo primero es cambiar la ley. Pretende que la atención primaria a la salud sea el eje principal de atención a salud mental, desplazando y sustituyendo a los hospitales psiquiátricos convencionales -que ocupan el papel dominante en este ámbito- convirtiéndolos en hospitales generales o en centros ambulatorios de salud mental”, dice.
También preconiza la construcción de pisos de psicología o psiquiatría en hospitales generales, y plantea que se lleve a cabo el internamiento de los pacientes cuando haya justificación clínica en algunos de estos hospitales así como en Institutos nacionales de salud o en hospitales regionales.
El abogado y psicólogo rememora que en el siglo pasado, algunos hospitales -no todos- creaban condiciones desfavorables y ponían en peligro los derechos humanos de los enfermos. Hoy, los testimonios recabados para este reportaje nos indican que el trato ha sido muy bueno; y reconocen con agradecimiento la labor del personal médico psiquiátrico, a pesar de que varios servicios y programas han ido desapareciendo.
Finalmente, “la ley anuncia una ‘mezcla’ que busca conjuntar la atención a la salud mental con la atención a adicciones (trastornos mentales relacionados con consumos de sustancias psicoactivas)”.
Cervantes Tolento comenta que la reforma parte de la base de que mediante el sistema comunitario de centros cercanos a sus domicilios, las personas tendrán mayor acceso a los Derechos humanos. Todo ello sustentado en la Declaración de Caracas de 1990 redactada durante la “Conferencia regional para la reestructuración de la atención psiquiátrica dentro de los sistemas locales”, en la que México participó. Señala que es importante que esta transformación se apoye en las familias, los pacientes, los profesionales de salud y las asociaciones.
Uno de los puntos más polémicos es la conversión de los hospitales psiquiátricos en hospitales generales o ambulatorios de salud mental. Cervantes Tolento explica que parecería que la ley quiere eliminarlos pero la información es confusa. “La Ley general de salud, prohíbe que se creen nuevos hospitales mono-especializados, pero ¿qué va a pasar con los 30 hospitales que ya existen?
Esto es preocupante por la importancia que tiene para los pacientes y los familiares que ya están siendo atendidos y para los trabajadores quienes no saben qué destino les depara”.
Además, la ley plantea que en todos hospitales generales o en hospitales de pediatría haya pisos o servicios de atención psiquiátrica o psicológica. Esto acercaría los servicios a los pacientes y al mismo tiempo “eliminaría el estigma”. Un ejemplo de ello es el hospital general de Tláhuac “Doctora Montoya”, en donde se acaba de crear un piso de salud mental con internamiento psiquiátrico mediante una atención transdisciplinaria e integral. Sin embargo, para algunas madres, la discriminación y estigmatización no se va a acabar con esta simple implementación.
En entrevista, la señora Magda R. madre de un joven de 27 años diagnosticado con esquizofrenia paranoide expresa que “en el hospital psiquiátrico, se brinda atención temprana a pacientes con psicosis a través de terapias de metacognición y psicoeducativas que han sido esenciales para entender la enfermedad, la importancia del tratamiento y la apertura a los diferentes programas que llevan a cabo”.
La madre comenta que “la atención que me proporcionaron es invaluable porque fue un gran impacto para mí, se me cayó el mundo encima cuando lo diagnosticaron”.
Agrega:
“Si quieren abrir más centros, se va a necesitar capacitación, no cualquier persona puede atender a nuestros pacientes. Es necesario que no se pierda continuidad del tratamiento. No me imagino que sea la misma calidad de atención en un hospital general. Además, se podría complicar por discriminación. La gente se expresa muy mal de los pacientes…En cambio, en un hospital psiquiátrico, todos estamos en la misma condición, todos somos iguales. Pero en un hospital general: la gente que ignora la condición dice ‘están locos’. Sería importante llevar a cabo una campaña de sensibilización en cuanto a este problema.”
¿Qué pasaría con los pacientes custodiados y con las y los demás pacientes atendidos en consulta externa en los hospitales psiquiátricos?
El abogado y psicólogo responde que “por el momento no hay protocolos que indiquen cómo se llevará a cabo la transición. Pero será de la facultad de la Secretaría de Salud el empezar a generar planes para el manejo de ésta”. Recalca que “el tránsito hacia un modelo comunitario, incluye la construcción de centros apoyados en pisos de psiquiatría”.
Muchas de las preocupaciones giran alrededor de las personas que ya se encuentran internadas. El especialista comenta que en el hospital Samuel Ramírez existen pacientes de 50-60 años que no pueden valerse por sí mismos. “Es importante que el gobierno establezca dispositivos alternativos de salud mental que satisfagan las necesidades de los pacientes crónicos que ya están bajo custodia. Por ejemplo, en casas hogar o instituciones que se puedan hacerse cargo de estos pacientes con internamientos prolongados y evitar que puedan quedar en la calle”.
Añade:
“En Estados Unidos, cuando se hizo la transición, los pacientes crónicos, se convirtieron en personas en situación de calle, ninguna institución o familiar se hizo cargo de ellos. Es necesario que en esta transición, los derechos de los pacientes se respeten adecuadamente y su situación de salud siga siendo atendida”.
El licenciado en psicología, explica que “se pretende hacer la reforma con los mismos recursos financieros que ya se gastan en el sistema de salud mental actual, lo cual supone un reto muy grande. Desde hace años, una de las críticas al sistema de salud en general es que de todo el presupuesto, solo un 2% se destina al sector de salud mental, lo cual es muy bajo. No hay paridad entre la atención que se le da a la atención física y a la atención a la salud mental, se invierte muy poco. Pero hay otro problema, hay hospitales psiquiátricos y ya hay centros comunitarios de salud mental (51 en todo el país), y el 80% del presupuesto se emplea para el uso de hospitales psiquiátricos, muchos de los servicios que prestan son hospitalización o internamiento, éstos son muy caros. Entonces queda poco dinero para los centros comunitarios”.
Además, advierte, que este punto de la reforma “implica una violación al principio constitucional de progresividad y no regresividad, o sea que el presupuesto a servicios sociales, de salud, etc. debe ir en incremento y no en disminución, lo cual ocurriría si el presupuesto a la atención a la salud mental es repartido entre el presupuesto y la atención a adicciones. O sea ese 2 por cientp repartido en ambos sectores”.
Utilizando un instrumento para evaluación del sistema de salud mental de la OMS, investigadores proponían desde 2010-2011 que se invierta más dinero en centros para detectar problemas psicológicos y psiquiátricos cuando están en niveles leves y moderados.Todo ello para evitar que lleguen a una situación grave. Sin embargo, hay pacientes que llegan a los hospitales o a los centros en un nivel ya muy grave y que necesitan internamiento, por eso es muy importante que no desaparezcan las camas para internamiento psiquiátrico, ya sea en hospitales o en centros comunitarios, explica Cervantes Tolento.
Otro punto muy polémico y ambiguo de la reforma es el tema del internamiento psiquiátrico involuntario, o sea, el que se puede realizar en contra de la voluntad de una persona cuando ésta se encuentra en crisis. La ley estipula que el internamiento psiquiátrico sea la “última opción” y que “sólo se realizará cuando se tenga el consentimiento”. Para el caso de las niñas, niños y adolescentes, el internamiento sí se puede realizar cuando está justificado clínicamente.
Para el especialista, “esa parte es ambigua desde el punto de vista legal. Al día de hoy, la ley general de salud permite el internamiento psiquiátrico voluntario e involuntario. Voluntario es cuando el mismo paciente se da cuenta, firma y acepta que se le interne. Involuntario es cuando existe una crisis o síntomas psiquiátricos tan fuertes que no le permiten tomar una decisión pero la familia o un médico puede autorizar el internamiento aun en contra de su voluntad. Este segundo caso no es claro si la ley lo permite o no”. Explica que el artículo 75 de la reforma indica que el internamiento sólo podrá llevarse a cabo de manera voluntaria, cuando el paciente acepte de su libre voluntad y que se hará por el menor tiempo posible en un hospital general; esto en caso de adultos o en hospital pediátrico para niñas y niños. Pero no es claro si puede ser involuntario o solo voluntario. Es necesario que se aclare este punto en la norma técnica”.
Por su parte, Juan Manuel Quijada Gaytán, director general de los Servicios de Atención Psiquiátrica de la Secretaría de Salud indicó recientemente que los pacientes podrán solicitar la atención a través de la figura conocida como “voluntad anticipada” y que habrá continuidad en la atención.
La señora Alejandra C. V., madre de un hijo con esquizofrenia, relata que “la atención en el hospital psiquiátrico Fray Bernardino ha sido muy buena”. Pero manifiesta una gran preocupación ante la reforma de ley:
“Hoy me preocupa que si ya no va a haber hospitales o si ya no van a internar a los enfermos, ¿dónde vamos a internar a mi hijo si se pone malo?”, dice.
“No es que yo lo quiera internar, porque yo lo quiero mucho, pero estoy consciente que como tiene esquizofrenia, un día va estar bien y otro día puede estar mal. Y es muy difícil tenerlo en casa, porque él está en riesgo, y me pone en riesgo a mí, mi familia y mis vecinos…”.
Expresa que está de acuerdo con que “los internamientos sean de corto plazo, como de por sí se están manejando, de 28 días”. Durante ese tiempo los controlan y medican dependiendo de su situación y poco a poco van mejorando. “Luego, en cuanto el paciente ya está estable una va por ellos y nos los traemos porque es bueno que estén conviviendo con la familia. Estando estable no hay motivo de internamiento. Durante la pandemia, no había visitas pero yo siempre he estado visitando y en las pláticas terapéuticas que ofrecen en el hospital”.
Con sinceridad, Alejandra asevera “Me entra inseguridad y miedo cuando dicen que ya no van a haber internamientos involuntarios y que solamente se van a ver en hospitales generales, es imposible que un paciente con psicosis esté en un hospital general, no es lo adecuado para ellos”.
Por su experiencia, comenta que el hospital Fray Bernardino Álvarez, o “El Fray” como le conocen, es adecuado para ese tipo de pacientes. “Ahí no internan por internar, los médicos hacen una valoración si puede estar en casa o es mejor que esté internado. Me da pavor e incertidumbre que quiten los hospitales psiquiátricos, mucha gente tenemos esa seguridad ‘lo traigo porque está mal, lo tratan y luego me lo llevo a casa’.
«Pero si un paciente psicótico ya no está bien, las películas de terror se quedan chiquitas:
«deshacen la casa, uno se tiene que esconder, ¡es un terror! Para ellos también es muy doloroso, el paciente también sufre mucho, el más perjudicado es él. Cuando mi hijo estaba internado, le daban permiso para ver cómo se comportaba en casa antes de darle de alta. Estando estable, mi hijo decía “no me den permiso porque quizás le vaya a hacer algo a mis familiares”.
Alejandra
Con el tiempo, él está consciente de la enfermedad. Muchas mamás y papás sufrimos por que se queden internados, son nuestros hijos y los queremos pero a veces no tenemos otra opción. Nosotras como familia nos podemos poner muy ansiosos y nuestros pacientes también se dan cuenta de la situación [de la reforma]. Yo veo que eso no le preocupa a mucha gente”.
Alfredo Cervantes, por su parte, recuerda las manifestaciones por parte de las familias cuando se llevó a cabo una reforma similar en Argentina, en 2010, donde llevan 12 años en transición. Una de las frases más emblemáticas fue “Nada sobre nosotros, sin nosotros” que portaban grupos de pacientes y familiares en las marchas. En definitiva, esto es lo mismo que expresan las madres de los pacientes a quienes entrevistamos.
A dos años de la muerte de su hijo, Yolanda Porras también aceptó con gusto responder a esta entrevista. Nos comparte la gratitud que tiene con el personal del hospital y su preocupación en torno a la reforma. “Mi hijo estuvo en el hospital siendo atendido desde los 16 años por esquizofrenia, se suicidó el 10 mayo, hace dos años. Sin embargo, el hospital nos ayudó mucho. Yo llegué ahí tomando una decisión ante el riesgo en casa, porque él ya había atacado a su papá y a su hermano, había mucha agresividad. Tuvimos que llegar ahí bajo pretexto que yo me sentía mal, pero llegando lo atendieron inmediatamente a él. Y eso fue una salvación para mí pero sobre todo para él. Lo tuvieron que internar con nuestro consentimiento, pero si no hubiera sido por eso yo no sé qué hubiera sucedido. Sólo estuvo internado por un lapso de 2 meses y luego siguió con sus consultas psiquiátricas, atendido por varios doctores y con una buena secuencia. Ahora, la situación ha cambiado bastante, no ha sido fácil tener una consulta psiquiátrica”. Con lágrimas en los ojos, continúa:
“Él empezó a tener terror por el Covid, le dio una inseguridad terrible, no había consultas en el hospital. Todo estuvo muy alterado durante la pandemia y ahora todavía no se recupera el servicio por completo. Él tomó una decisión muy fuerte. Para mí ha sido muy doloroso este proceso, pero mi testimonio de vida es que si no hubiera existido ese hospital no sé qué hubiera pasado con mi familia”.
Yolanda Porras
Además se cuestiona el punto de la combinación de los centros de atención para problemas de adicciones con los hospitales o clínicas psiquiátricas: “Está bien que existan tanto unos como otros pero, ¿cuál es la explicación de las autoridades para mezclar ambos sectores?”.
“El servicio en el hospital durante 12 años fue muy bueno, al inicio yo decía ‘qué horror’, pero terminé apreciándolo, como una especie de salvación. Yo sigo siendo paciente con la psicóloga, debido al fallecimiento de mi hijo, pero estoy saliendo adelante. Además, este año perdí 3 familiares por Covid”.
«Pido que se siga atendiendo a la gente, que tomen en cuenta a los familiares, que tomen en cuenta los sentimientos. Necesitan ser más empáticas con la gente que los necesitamos, dialogar con nosotros. Nosotros batallamos con sus medicamentos, buscamos la atención especial para cada uno de ellos. A mi parecer, no son claros en varios aspectos, parece que están ocultando cosas. Mientras no haya comunicación con los familiares y pacientes, no se va a lograr algo bueno”.
“Si me preguntan qué les diría a las autoridades, respondería que aprobaron una ley y están haciendo cambios sin conocimiento de lo que vivimos nosotros».
Otro importante testimonio es el de la señora Josefina G. (decidió usar un pseudónimo por confidencialidad y respeto a la familia), cuyo hijo está diagnosticado con Transtorno Límite de la personalidad (TLP). “Desde los 2 años, ha estado medicado por epilepsia pero luego lo dejó de tomar y ahí se agravó su situación.”
Josefina forma parte del grupo de apoyo y reflexión organizado por La gran familia Fray Bernardino A.C. para familiares de personas con enfermedades mentales. “Este grupo ha sido de gran apoyo para mí. Allí he estado informándome sobre los diferentes tipos de servicios especializados, como los de un internamiento. Por el momento mi hijo no lo ha aceptado. Pero hace años, mi padre sí estuvo internado ahí durante un mes, salió con ayuda psiquiátrica y lo trataron en consulta externa”. Además nos cuenta con énfasis que le “resulta preocupante que desaparezca ese tipo de atención porque si es necesario lo podríamos internar. A mi hijo le detonaron crisis horribles a raíz de la pandemia. Es difícil controlarlo”. Señala con mucha ansiedad que “para prevenir tragedias, a veces he tenido que acudir al Ministerio Público. Pero, ¿qué va a pasar si lo detienen y lo llevan al reclusorio? Porque a veces no hay investigación especializada y en lugar de encauzarlas a hospitales, simplemente los detienen. Nuestro sistema de justicia es muy incompetente y poco empático. El trato que he recibido en el MP me lastimó más, porque tanto yo como mi familia corremos peligro y allí no me creyeron”.
Continúa con su reflexión, como si necesitara desahogarse de algo:
La reforma me causa inquietud porque en uno de los renglones anuncian un cierre progresivo, ¿a qué se refiere? ¿Que ya no haya atención o que ya no haya pacientes? Además, me parece ilógico que los pacientes con enfermedades mentales estén en los mismos hospitales que otros pacientes, por ejemplo de enfermedades respiratorias. Todo ello porque hay un estigma y las personas ignoran de qué se trata en realidad la salud mental, los tratan de loquitos. Pienso que actualmente, sería muy difícil que se acepte ese tipo de convivencia ¿Cómo piensan implementarlo?”.
Para acabar se cuestiona si “también irán a quitar el grupo de reflexión por parte de la asociación, porque allí me están apoyando mucho para lidiar con la enfermedad de mi hijo”.
La señora Magda relata que “a raíz de la pandemia, mi hijo estuvo en casa sin atención, pero la psicóloga me dijo que le avisara si necesitaba intervención. Pero al volver al hospital, me encontré que habían eliminado el programa CITEP (Clínica de Intervención Temprana en Psicosis) en el que participaba mi hijo y yo me pregunté qué iba a ser de él sin esos respaldos. Afortunadamente, la Doctora Leticia Delgado en el grupo de reflexión me ha apoyado mucho. Ahora mi hijo acude al programa de Hospital Parcial los fines de semana, con terapias que lo estimulan para apegarse al tratamiento y tener una vida lo más normal y tranquila, para prevenir las recaídas. Ofrecen un taller de música y proporcionan el medicamento con que cuenta el hospital. Además de la atención para su hijo, su otra hija, quien comenzó con síntomas de depresión también ha encontrado consultas para pacientes con ansiedad y depresión. La misma Madga ha iniciado un proceso de atención a su propia salud mental. “Empecé con sentimiento de frustración y culpa, por fortuna encontré mucho respaldo y tratamiento psiquiátrico que sí necesitaba”.
Con estupor e incredulidad, explica, “es uno de los únicos hospitales, donde además el personal es bastante amable; ¡y lo quieren cerrar!, yo no alcanzo a comprender…Creo que es un gran error. ¿Qué va a pasar con mi hijo? Por el momento está estable, pero siempre va a requerir la vigilancia y tratamiento del hospital”.
Manifiesta su preocupación: “Mi hijo no es derechohabiente de ningún seguro social. Para mí hay muchos puntos que no son claros, por ejemplo, si hay lagunas sobre la atención o la parte jurídica y tenemos que atender una situación especial ¿cómo lo vamos a resolver? Yo, por ejemplo, soy derechohabiente del ISSSTE pero no sé si tiene ese servicio de psiquiatría. Y si lo tiene ¿para quién es? ¿Solo los derechohabientes?”.
En sintonía con los debates de las últimas semanas, el pasado 17 de junio la Organización Mundial de la Salud publicó su “Reporte mundial sobre salud mental” cuyos resultados indican que una de cada ocho personas en el mundo padece de una enfermedad mental, y que estás se han visto agravadas por la pandemia de covid 19.
Además, realza la desigualdad sobre la atención a los pacientes que padecen psicosis: en los países de altos ingresos 70 por ciento de los enfermos reciben atención médica, mientras que en los países de bajos ingresos el porcentaje de atención disminuye a solo 12 por ciento. Ante este “gran sufrimiento”, recomienda aumentar los presupuestos asignados a la salud mental.
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