Necesitamos repensar nuestra forma de ver a los indígenas, para entender el contexto cultural en que se desenvuelven, su lengua y su vestimenta. Los reporteros de todas las fuentes necesitamos reeducarnos en el nuevo lenguaje para contar la historia, o de lo contrario seguiremos en nuestra ignorancia
Twitter: @Kau Sirenio
El lunes de esta semana, circularon imágenes de la actriz polaca-mexicana Ludwika Paleta con un vestido propio de las mujeres indígenas de Oaxaca, que internautas de las redes sociales ovacionaron como si fuera un hecho insólito. Después fueron retomados por periódicos con lenguaje clasista, como acostumbran hacerlo.
El problema no es que la actriz haya usado el atuendo, sino la forma en cómo se manejó la información: “Ludwika Paleta muestra su lado hippie al usar un huipil oaxaqueño y supera la belleza de Yalitza Aparicio” cabeceo el periódico El Heraldo. Sin embargo, retiraron las fotos y el texto.
Ese periódico comparó utilizó la palabra “hippie” por el hecho de haber usado el vestido oaxaqueño. Con esta afirmación, el medio y las redes sociales aseguran que los indígenas somos hippies por usas nuestra vestimenta tradicional. O sea, cuando uso mi atuendo tradicional, ¿soy o somos hippie?
Mientras tanto el periódico El Universal tituló: “Ludwika Paleta enamora al lucir huipil largo ideal para el verano”. La duda es, las mujeres de la lluvia, tehuana, tzeltal, tzotzil, ñomdaa… ¿No son hermosas? ¿Ellas no lucen con su vestidos? ¿Ellas no conquistan corazones? Son solo preguntas que están en el aire.
De acuerdo con lo publicado, la estética solo se aplica a las mujeres blancas de origen europeo, a pesar de que la belleza es universal. De ahí el lenguaje racializado hacia las mujeres: “las Marías” o “india María” cuando se refieren a las mujeres mazahuas del Estado de México.
El lenguaje racista llevó a hombres y mujeres a dejar de usar su ropa tradicional, porque en las ciudades los discriminaban, los llamaban huarachudos y no tenían posibilidades de matricularse en las universidades y menos conseguir un empleo.
En mi resistencia por reivindicar mi origen ñuu savi, usaba mi ropa tradicional en Acapulco, algunos compañeros me veían con buenos ojos y me abrazaban, pero en el mismo círculo de amigos llegué a escuchar: “¿Sacaste tu disfraz? ¿Lo usas para pedir limosnas?” o “¡Oh, es quincena!”.
Lo cierto es que no usaba mi traje ñuu savi para pedir limosna. Lo presumía ante el público porque el vestuario y mi idioma me dan identidad como ta savi en la gran nación de la lluvia, pero también me servía para identificar la hipocresía de los blancos o indígenas universitarios blanqueados.
Luego entonces, necesitamos repensar nuestra forma de ver a los indígenas, para entender el contexto cultural en que se desenvuelven, su lengua y su vestimenta, porque también son inteligentes, guapas y guapos y lucimos nuestra ropa con orgullo porque es lo que nos identifica en el mundo exterior.
Urge cambiar el discurso hegemónico que los medios de comunicación han construido, para eso los reporteros de todas las fuentes necesitamos reeducarnos en el nuevo lenguaje para contar la historia, o de lo contrario seguiremos en nuestra ignorancia. Como dijera Zósimo Hernández en una de su tesis: “Los que discriminan lo hacen por ignorancia”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona