13 junio, 2022
Unas 8 mil personas provenientes en su mayoría de Venezuela caminaron desde Tapachula en la más reciente caravana migrante rumbo a Estados Unidos. En estos retratos se muestran como desean que sus familiares y seres queridos les miren desde la tierra que dejaron atrás
Texto y fotos: Isabel Mateos
CHIAPAS.- Durante las caminatas o al lograr los objetivos de los primeros tres días, muchos de los y las migrantes, felices, pedían se les tomaran fotografías abrazándose o posando de formas distintas. En ese momento pensaban en los que se quedaron en casa, en sus países, sus familiares, amistades e incluso sus gobiernos. Aquí están estos retratos y algunos de los mensajes que quisieron enviar.
Un joven levanta las manos y hace la seña de “amor y paz”, solicita en voz alta ser retratado por las y los fotoperiodistas que se encontraban en su camino. Segundos después comenta mientras sus pies no paran de andar: “quiero que esta foto la vea mi madre, que sepa que estoy bien y decirle que sí se puede”. El chico continúa alegre y cansado su camino rumbo a un centro deportivo ubicado en la localidad de Álvaro Obregón, primer lugar en el que descansará al lado del resto de migrantes que integraron una caravana de al menos siete mil personas, según sus delegados, provenientes de 18 países, principalmente Venezuela, Honduras, Cuba y algunas familias africanas y otras de Guatemala.
La Caravana salió el 6 de junio desde Tapachula, municipio chiapaneco habitado periódicamente por miles de migrantes provenientes de países expulsores, solicitantes de refugio y visas humanitarias para transitar libremente por el territorio mexicano en su intención de llegar a Estados Unidos. Huyen de situaciones complejas en sus países de origen como violencia económica, política, laboral y social.
La caravana se dividió el 9 de junio. La mayoría siguió al norte después de tramitar la Forma Migratoria Múltiple (FMM), con la cual tendrían 30 días para salir de México por cualquiera de sus fronteras. Sin embargo, en el camino, de acuerdo con testimonios, los agentes de Migración les detienen sin hacerles válido el documento que les expidió el mismo Instituto.
En su tránsito, las familias dejaron estos retratos y mensajes para las personas queridas que se quedaron en su tierra.
Quisiéramos compartir esta foto con nuestras familias, las extrañamos las queremos mucho. Todo el tiempo están en nuestras mentes, sobre todo por todo que lo que hemos pasado. Yo nunca me imaginé salir de Venezuela, tuvimos que alejarnos de nuestras familias por toda la situación de nuestro país”.
María Morales, Venezuela
Esta foto es primero para mi mamá porque ayer estaba cumpliendo años y nosotros estamos aquí. Eso es lo más duro pero todo es por ella, por mis hermanas y mi sobrino que todavía se quedó allá, porque mi esposo y mis hijos pues los tengo aquí. De aquí ya no hay vuelta atrás, pero bien para los niños, para nosotros mismos, porque uno dice que ya ha vivido pero es mentira porque todavía nos falta mucho. Pero todo es por ellos. A nuestras familias, nuestros hermanos, mis suegros, mis cuñados, hemos pasado por muchas cosas difíciles, pero todos estamos bien”.
Juneydi Medina, Venezuela.
Una familia originaria de San Cristóbal, Venezuela, enciende un fuego para poder cocinar bajo un árbol que da sombra a los niños que juegan mientras la comida está lista. Son once personas adultas y cuatro niños, a quienes se les unieron en el camino María Araujo, una mujer embarazada, con su hijo de 9 años y su pareja. Mientras prenden el fuego y cortan las cebollas, una de ellas cuenta cómo un grupo de haitianos le enseñaron a encenderlo. En ese momento, la familia se encontraba en la cabecera de Huixtla, a 27 kilómetros de Tapachula, los mismos que habían caminado desde las cinco de la mañana del lunes.
Cuentan que después de una reunión familiar, decidieron vender todas sus cosas y salir de Venezuela, cruzar Costa Rica, Ecuador, Panamá, Colombia, Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y llegar a Estados Unidos.
Al cruzar la Selva del Darién, el trayecto que muchas ven como el más difícil, un hombre haitiano y una niña de su grupo murieron al crecer la corriente del río. También les robaron dinero, comida y medicamentos que cargaban para los más pequeños de la familia. En el grupo viajan un maestro de obra, una técnica en mantenimiento aeronáutico, un profesor, un mecánico de aviones y comerciantes.
Desde que salieron de casa había pasado ya un mes, cuando decidieron salir en Caravana pues no había otra salida. En Tapachula no les daban el papel necesario para seguir transitando y al caminar en caravana les habían ofrecido obtener el documento para cruzar México. María Morales, Juan Mercado, Richard Ramírez, Haiker Medina, José Morales, María del Mar Araujo, Juneidy, José Ruiz, y Luciano Medina buscaron la oportunidad de seguir su objetivo en colectivo, organizados y compartiendo el mismo deseo con muchos miles de migrantes; salir de Tapachula caminando y encontrar el camino al país vecino del norte, Estados Unidos.
Si hubiésemos sabido que el camino sería así, no habría dado un paso más adelante».
María Morales, Venezuela.
A mis hijas, quiero decirles que las amo mucho ante todas las cosas, así no se los esté diciendo. Que el respeto por la vida de otro ser humano y la naturaleza ellas lo saben, que sigan trabajando con mucho profesionalismo, mucha ética y para adelante, que todos tenemos un destino que no lo manda a veces ni uno, sino que es la vida. También a los amigos que quieren hacer este viaje que se preparen mucho a nivel cuerpo, mente y alma y, bueno, para adelante, ¡vamos, seguimos!«
Américo Tineo, Venezuela.
Américo Daniel Tineo, 56 años, venezolano, hace cinco años que salió de Venezuela. Vivió en diferentes países durante este tiempo. Al llegar la pandemia y el cierre de las fronteras, empezó a migrar realmente, pues en la pandemia limitaban a la población a sus casas; pero el migrante no tiene casa, las vías que tenían se habían cerrado. En cuanto se abrieron las fronteras, se instaló en uno de los refugios para personas migrantes en Panamá, donde le tomaron información táctil, ocular, rasgos físicos, etcétera. Cada país tiene sus formas, desde su experiencia. En Colombia, en la región cafetalera, les ofrecieron un estadio de futbol, un espacio cerrado, después los llevaron a unas caballerizas, lugar donde trabajó. La demanda del café en el mercado ofreció empleos en los cafetales, con jornadas laborales donde trabajabas lo máximo y solo se ganaba la comida, no había un salario. Ha cruzado más de ocho países en su viaje hasta Tapachula, lugar en el que ya no pudo avanzar más y como la familia anterior, encontró la oportunidad de salir del municipio acompañando esta caravana.
Después de caminar 60 kilómetros hasta la Aduana de Cerro Gordo en Huixtla, la noche del 9 de junio, el Instituto Nacional de Migración le otorgó el Formato Múltiple con vigencia de treinta días para salir del territorio mexicano por cualquiera de sus fronteras. Esperó que saliera el sol y siguió su camino rumbo al norte del continente americano.
De aventón, por las carreteras, llegó a la terminal de autobuses de Tuxtla Gutiérrez, compró un boleto de autobús rumbo a Veracruz y una conexión hacia la ciudad de México, el viaje directo ya no estaba disponible, pues como él, miles de migrantes habían obtenido su FFM y quienes contaban con los recursos habían comprado un boleto directo a la capital del país. Américo descansaría e intentaría trabajar este punto para solventar la mitad del viaje que aún le falta.
A la familia, a mi tía, a mi mamá, a mi hermana y a mi abuela, y a todos los hermanitos que saben que voy en camino».
Emilio Rivas Arteaga. Isla Margaritas, Venezuela.
Primeramente, a las personas que decían que no podíamos llegar».
Manuel Ramírez. Caracas, Venezuela.
Para la familia, a mi mamá, mi papá, mi mujer, mi muchachito, que es difícil pero no imposible, que poco a poco vamos».
Daniel. Barinas, Venezuela.
Que la viera mi familia, decirles que es difícil pero no imposible, que vamos para adelante y allá».
Marilyn. Mene Grande Venezuela.
Un grupo de personas que se fueron conociendo en el viaje comparten pan blanco con mayonesa y una conversación mientras descansan en Huixtla. Lo hacen debajo de la sombra de un árbol grande donde Manuel y Marilyn montaron su casa de campaña roja. Emilio Rivas, llevaba dos meses en Tapachula, tiene 27 años y viaja solo con el oso de peluche de su hija. Viaja con Marilyn de Mene Grande y Manuel Ramírez su pareja a quien conoció en Colombia y el hijo de 11 años de ella, Daniel N., otro joven que dejó a su familia completa en Venezuela. Del camino, cada uno de ellos cuenta historias diferentes, coincidieron en que el camino no se puede andar solo, se tiene que hacer equipo para avanzar. Entre seis y doce países han cruzado para llegar a Estados Unidos, buscando una mejor vida. Encontraron la forma de salir de Tapachula con la Caravana, la falta de recursos y las dificultades para transitar libremente por México provoca que busquen soluciones en comunidad.
Las personas que sobreviven son las que hacen esto, los demás pasan mucho trabajo. La persona egoísta no sirve para hacer este viaje, porque aquí, mire, de uno podemos comer nosotros y otros volvemos a comer y si otros no tienen nosotros los invitamos a comer, siempre es así, todo el viaje ha sido esto«.
Manuel Ramírez. Caracas, Venezuela.
Vengo aquí en la Caravana con ganas de triunfar. No sabemos qué nos va a pasar más adelante. Quiero mandar un saludo a mi familia por si algún día ya no los veo. Si ya no los veo, espero que trabajen y estudien, para que sean alguien. Yo nunca tuve estudios y por eso ando migrando porque necesito algo mejor para mi familia».
Melvin Leonardo. El Salvador.
Me encantaría que la viera toda mi familia, mis amigos, y que se motiven. Sí se puede. Es fuerte, un poco difícil, pero sí se puede».
José Escalona. Barinas, Venezuela.
Quisiera que lo vieran las autoridades de nuestro país, para que vean en la situación que nos ponen. A nuestra familia decirle que sí se puede, que sí podemos salir adelante, que hay que luchar, pero vale la pena».
Natalia La Cruz. Venezuela.
A la Familia; que estamos bien, mis seres queridos, que vamos aquí en una lucha, todos con el mismo objetivo, llegar a la frontera, con el favor de dios».
José Manuel Gonzáles. Venezuela.
Quiero que vea toda mi familia, mis compañeros, que vengas haciendo el bien. Y que fuimos parte de la Caravana de los 15 mil migrantes de Tapachula».
Joicel Torres y Alberto Morales. Venezuela.
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