El 8 de marzo se conmemoraba originalmente el Día de la mujer trabajadora. Es una ironía cruel que se enuncie la cancelación de uno de los programas básicos para las mujeres mexicanas que deben trabajar fuera de casa
@lydicar
En este tema tengo información personal. Hace ya varios años uno de mis hermanos queridos entró a trabajar en el programa Saludarte de la Ciudad de México. Este programa fue piloto en el sistema de horario ampliado con alimentos en algunas de las primarias en colonias más marginadas de la ciudad.
El trabajo de mi hermano era más bien de coordinador: asegurarse de que la comida que se servía estaba en buenas condiciones y era adecuada para niñas y niños en crecimiento; supervisar el trabajo y el desempeño de los talleristas que daban arte, deporte y algunas pláticas sobre nutrición (la infancia en México sufre graves problemas de desnutrición y obesidad. Este es un problema multicausal que ya se ha abordado en otros trabajos); y llevar también la coordinación con la directora o director de la escuela en específico.
Recuerdo que mi hermano –en ese entonces en sus veintes– regresaba en ocasiones conmovido por las carencias que presenciaba; y los primeros años lo vi genuinamente comprometido con el proyecto. Se tomaba en serio que ese proyecto de horario ampliado podría hacer la diferencia entre las infancias cuyos padres trabajaban todo el día, madres rebasadas por más hijos, ya fuera que trabajaran fuera de casa o en el hogar; también en un ambiente obesogénico (en el que prevalecen los oxxos poca o ningún alimento fresco); y en barrios carentes de infraestructura cultural y deportiva (pocos parques, puros centros comerciales). Barrios en muchas ocasiones “pesados”, en los que la desesperanza y la inercia hacen más factibles la delincuencia que la posibilidad de soñar otros futuros.
Conforme pasaron los meses y luego los años, vi que el esfuerzo y el compromiso de mi hermano dejaban de tener asideros; y pensó en hacer otras cosas. Lo que pasó es algo que hemos sufrido todos los que hemos tenido un trabajo que implica mucho contacto con el dolor humanos. Si bien mi hermano en su mayor rato disfrutaba atendiendo e implementando el proyecto, ver las carencias y el dolor comenzaron a pasarle una factura.
Este desgaste lo he visto también conversando con otros profesores. Por ejemplo, una vez conversé con una maestra de secundaria, también de escuela pública en una de las colonias más marginadas al norte de la ciudad. Ella narraba con lo que primero interpreté como indiferencia historias de abuso sexual a adolescentes, incesto. De nuevo el cansancio de luchar contracorriente la había endurecido. Sin embargo, y a pesar de ello, seguía convencida de continuar su trabajo, porque, explicaba, la escuela era uno de los pocos diques contra las violencias que atravesaban a sus alumnas y alumnos.
Eso representa el horario ampliado: por un lado, que las madres que salen a trabajar –e incluso las que trabajan en el hogar– puedan dejar a sus hijos sabiendo que estarán seguros, que serán adecuadamente alimentados, y los talleres les proporcionarán aprendizajes y herramientas distintas: esa capacidad de volver a soñar. (Recuerdo la emoción de los alumnos de mi hermano cuando hacían sus videos, sus minipelículas de stopmotion, sus proyectos creativos.) En segundo lugar, el horario ampliado representa, en el caso de niñas y niños que sufren violencias o abuso de algún tipo, un espacio de detección, contención e incluso de denuncia.
Sin embargo, como todo en este país –como los propios profesores– las instituciones nunca terminan de implementar las cosas sin exprimir a sus trabajadores. En particular, maestras y maestros, como se vio durante la pandemia, son dejados a su suerte. Las políticas públicas no terminan de cuajar, como ocurre ahora con este terrible revés a las escuelas ampliadas.
En aras de tratar de situar los hechos, y de entender lo que parece no tiene sentido: es verdad que regiones marginadas o rurales del país, donde muchas escuelas se encuentran en un verdadero estado lamentable, y donde la estructura familiar requiere que los niños regresen temprano a la escuela, sea más prioritario un plantel digno que la escuela ampliada.
Pero estamos hablando de infancia. Es el grupo etario al que se debe dar prioridad. ¿no se pueden ambas cosas? Arreglar escuelas y mantener el horario ampliado, tan importante y vital para niñas, niños y mujeres? ¿Qué grupo político, qué sector magisterial impulsó esto?
Mi hermano terminó renunciando. La paga era baja, el trabajo tremendo y la carga emocional le erosionaba. Claudia Sheinbaum aseguró que este programa no se detendrá en la Ciudad de México. Esa es una buena noticia. ¿Pero y los demás estados? Y luego: ¿Cómo implementar este programa de manera que sostenible para quienes lo ejecutan y pueda desarrollarse todo el potencial?
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona