La periodista y activista bielorrusa Tatyana Novikova habla en entrevista de la influencia rusa en su país, los recientes cambios constitucionales que permitirían la entrada de armamento nuclear ruso, y el papel de México y del Consejo de Seguridad de la ONU frente al conflicto
Texto: Ángel Melgoza
Fotos: Cortesía de Tatyana Novikova
ESTADOS UNIDOS.- Hace casi una semana, el pasado jueves 24 de febrero del 2022, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, envió un mensaje a su nación y al mundo: anunció una operación militar especial sobre Ucrania.
En el mensaje advirtió: “cualquiera que intente interferir, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata y tendrá consecuencias nunca antes vistas”. Y añadió: que Rusia es “uno de los más poderosos Estados nucleares”.
Los dichos de Putin han sido interpretados por algunos medios y analistas como posibles provocaciones o exageraciones, pero no para la activista, periodista y observadora de derechos humanos Tatyana Novikova.
Nacida en Minsk, capital de Bielorrusia, Tatyana (1968), platicó con el equipo de Pie de Página para contar su experiencia durante la Revolución de la Dignidad o del Maidán en 2013 y 2014 en Ucrania, donde participó como observadora; de la relación entre los pueblos bielorrusos y ucranianos; las condiciones de la oposición al régimen del presidente (o dictador, según la propia Tatyana) de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko; la amenaza nuclear de Putin; y los recientes cambios constitucionales en Bielorrusia que le abren paso a las armas nucleares.
—Activista medioambiental, antinuclear y periodista¿Cómo llegaste a ser todo esto?
—Toda mi educación previa, porque ahora estudio una maestría en línea, la hice en Bielorrusia. Estudié matemáticas aplicadas y economía, pero toda mi vida la he dedicado a los derechos humanos y a los derechos medioambientales. Y por lo menos los últimos catorce años los he dedicado a prevenir la construcción de una planta nuclear rusa en Bielorrusia, porque nuestro país sufrió las consecuencias de Chernobyl, nuestro territorio fue muy contaminado.
Y toda la idea de esta planta nuclear viene de Putin y Lukashenko, ellos necesitan de esa planta porque la energía nuclear y la capacidad militar, el desarrollo de armas nucleares, están estrechamente relacionados.
—¿Cómo es eso?
—Como en Corea del Norte, todo empezó con un “programa científico” como parte del desarrollo de “ciencia nuclear”, después usaron tecnología rusa y ahora tienen armas nucleares. Esa creo yo es la idea de Lukashenko, ayudarse del poder nuclear para mantener su posición de dictador.
—Fuiste observadora oficial durante la llamada “Revolución del Maidán” en 2013 y 2014 en Ucrania…
—Sí, durante la Revolución de la Dignidad. Tienes que entender que Belarrusia y Rusia están muy muy cerca, Europa es bastante pequeña, por ejemplo en comparación con los Estados Unidos. Para que tengas una idea, de mi casa a la capital de Ucrania, Kiev, hay unos 360 kilómetros [de Ciudad de México a Acapulco hay 380], ¿te puedes imaginar?
La gente de Ucrania estaba luchando muy fuerte por su independencia y por la democracia, una lucha por elegir a su presidente porque (Víktor) Yanukóvich era una marioneta de Putin, como Lukashenko. Yo fui enviada como periodista y como activista de derechos humanos para observar y reportar la situación a organizaciones de la sociedad civil en Bielorrusia. Recolecté información y estuve con otros miembros de organizaciones por los derechos humanos. Encontré que Rusia había puesto un enorme esfuerzo por detener esta revolución, por matar personas y generar terribles provocaciones en el este de Ucrania.
—¿Qué tipo de provocaciones?
—Los rusos introdujeron agentes secretos para promover que se declararan como áreas independientes de Ucrania. Para que dijeran queremos unirnos a Rusia, y algunas de esas fuerzas fueron apoyadas por tropas rusas, por el ejército ruso, como en el caso del avión de “Malaysia Airlines” que fue derribado [el 17 de julio del 2014 y donde murieron los 298 pasajeros] por tropas prorrusas, hubo toda una investigación y fue un gran escándalo.
[El equipo holandés a cargo de la investigación identificó a tres rusos y a un ucraniano como los supuestos culpables del crimen, y desde 2020 Holanda busca responsabilizar a Rusia por los hechos].
Este es un crimen de guerra que empezó entonces, en 2014, y además tomó Crimea, algo realmente increíble, aún más increíble es que después de anexarse a Crimea, Rusia no es solamente parte de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, sino que lo preside [Estuvo a cargo del Consejo durante el mes de febrero de este año, y durante marzo lo presidirán los Emiratos Árabes].
—Como periodista y después de estar como observadora en Ucrania, ¿qué piensas cuando escuchas las declaraciones de Putin justificando la invasión como parte de un proceso de ‘desnazificación’ de Ucrania?
—Pasé un mes en Ucrania tratando de investigar y buscando dónde se encontraba este movimiento “Nazi”. Y no lo encontré, porque no existe. Hay personas de derecha y de izquierda, pero durante el Maidán o Revolución de la Dignidad, las personas de ambos lados se unieron y estaban trabajando y luchando juntos en contra de la dictadura. No había neo-nazis, un movimiento Nazi significaría que unos creen que tienen una superioridad racial sobre otros, pero allí algunas personas son judías, otras del este, del oeste de Ucrania, otros con raíces rusas, de izquierda, de derecha, y estaban luchando juntos. Entrevisté a mucha gente de derecha, y ellos colaboraban con “sus enemigos” en contra de la dictadura. El actual presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, es judío, y fue elegido de forma democrática tras la presidencia de Petró Poroshenko. Yo estuve ahí, como observadora, y fue un proceso muy abierto, y transparente, la gente eligió a Poroshenko, eligieron a Zelensky, son presidentes de la gente, no fascistas.
—¿Existen similitudes entre la revolución ucraniana y las protestas ocurridas durante los años 2020 y 2021 en Bielorrusia en contra de Lukashenko (quien ocupa la presidencia desde el 20 de julio de 1994)?
—Sí, sí, la gente en Bielorrusia escogió el camino pacífico, porque la principal diferencia con Ucrania, en 2014, es que ellos tenían instituciones democráticas funcionando, y en Bielorrusia todo fue desmantelado. Si alguien [de los manifestantes] hubiera tomado un arma, el gobierno hubiera disparado contra todos. Y aunque las protestas fueron pacíficas, Lukashenko cerró todas las organizaciones no gubernamentales, incluida la mía.
Lukashenko falsificó las elecciones y encarceló a los candidatos presidenciales que le rivalizaron. Cumplen sentencias por veinte años, otro por catorce años, con acusaciones completamente fabricadas.
—¿Es como en Rusia?
—Sí, absolutamente igual.
—El pasado domingo se convocó a un referéndum en Bielorrusia para aprobar una reforma constitucional que permitirá al país albergar armas nucleares rusas.
—Esta reforma constitucional fue iniciada por Putin, es una idea de Putin, no de Lukashenko. Lo convenció de que hiciera esta reforma que incluye una frase que dice que Bielorrusia es un país que está desarrollando energía nuclear, que tiene una industria nuclear, y quitó de nuestra vieja constitución la frase que declaraba que Bielorrusia ‘es un país no nuclear’.
Lukashenko ve en las armas nucleares la única posibilidad de mantenerse en el poder, porque él no es un presidente legítimo, no después de las protestas de 2020. Por lo tanto la reforma constitucional tampoco es legítima.
Hay otro país que tiene en su constitución algo similar, que se reconoce que el país desarrollará energía nuclear, ¿sabes qué país es ese? Corea del Norte. ¿Vamos a empezar a ser como Corea del Norte?
—¿Puede haber un proceso de elección democrática en Bielorrusia en un futuro cercano?
—Putin atacó Ucrania, así que tenemos al enemigo en dos frentes. Lukashenko y Putin son el mismo mal, y pienso que la gente va a pelear a los dos, la gente de la sociedad civil organizada bielorrusa va a apoyar a los ucranianos y después, al final, Rusia y Bielorrusia tendrán que reformarse. Siendo étnicamente rusa [de padres rusos nacida en Bielorrusia] pienso que Putin no destruyó Ucrania, podrá haber destruido edificios y matado a gente inocente, pero primero que nada él destruyó a los rusos. Porque con sus acciones está convirtiendo a Rusia en algo similar a Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Y esto será muy difícil de superar para los rusos, las consecuencias de este paso.
No sabemos si Putin utilizará armas nucleares, pero algo que puedo decir como alguien que ha observado la industria nuclear de Rusia, es que tiene todo el potencial. Cuando trabajé en 2016 con el científico ruso Alexey Yablokov, que era un biólogo que estudió las consecuencias de Chernóbil, me dijo que Rusia iba a estar preparada para una guerra nuclear porque habían reinstalado su potencial nuclear, iniciado un programa nuclear e invertido billones de dólares.
Hay una académica llamada Fiona Hill, que ha servido como oficial de inteligencia para el gobierno de los Estados Unidos, y que ha estudiado a Putin. Le preguntaron si Putin podía iniciar una guerra nuclear, y ella respondió que sí, pero también dijo que no debíamos asustarnos por ese hecho, sino actuar todos juntos para prevenirlo.
—Frente a este conflicto ¿qué puede hacer un país como México?
—Creo que es tiempo para México en el escenario de las Naciones Unidas, porque Putin entiende cuando los países se unen y apoyan, como con Ucrania; esta es una señal que puede socavar su posición. Cuando Putin torturó ciudadanos ucranianos en el este, cuando tomó Crimea, no fue castigado. Y siguió ocupando la presidencia del Consejo de Seguridad, eso no debe seguir ocurriendo, tiene que parar.
Necesitamos la acción política ahora, porque esta situación no debe prolongarse sin pronunciamientos, necesitamos llamar a las cosas por sus nombres. Porque si no, el mundo seguirá tragándose esta terrible guerra y sus consecuencias.
Mi corazón está con los ucranianos, tengo muchos amigos ahí, he pasado gran parte de mi vida ahí, mis mejores años y a pesar de mis antecedentes rusos, pido que hagamos todo lo posible por defender a Ucrania.
Este miércoles la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, con 141 votos a favor, 5 en contra y 35 abstenciones, una resolución que deplora la agresión de Rusia contra Ucrania y pide la retirada inmediata de las fuerzas. El texto también deplora “la participación de Bielorrusia en este uso ilícito de la fuerza contra Ucrania” y exhortó al país a que cumpla sus obligaciones internacionales. México ejerció su voto a favor de dicha resolución.
El papel de México en el desarme nuclear a finales de los años sesenta fue un hito histórico encabezado por el diplomático Alfonso García Robles, quien fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por sus trabajos para lograr la firma del Tratado de Tlatelolco que implicaba la desnuclearización de América Latina.
Además García Robles representó a nuestro país ante el Comité de Desarme y ante el Consejo de Seguridad de la ONU, del que hoy México forma parte como uno de los diez miembros invitados. El objetivo central del Consejo de Seguridad es “mantener la paz y la seguridad internacionales”.
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