25 diciembre, 2021
En su nuevo libro de la serie Mexicanos como yo, la periodista Ana Francisca Vega presenta los retratos de cincuenta personas que han cruzado la frontera entre México y Estados Unidos; narra sus historias de éxito, para que las descubran las niñas y niños.
Texto: Richard Godin
Imágenes: Cortesía Editorial Planeta
CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando descubrimos un nuevo libro, nos gusta mirar la contraportada antes de leerlo. Nos atrapa, y nos permite ver las impresiones generales de la obra.
El nuevo libro de la periodista mexicana Ana Francisca Vega, Corazón de mexicanos como yo, no es la excepción. Al reverso puede leerse:
«¿Sabías que casi todo el sur de Estados Unidos alguna vez fue México? ¿O que Texas en algún momento fue un país independiente? Los mapas de México y Estados Unidos, como los conocemos hoy en día, son muy diferentes a lo que eran en 1800. Aunque esto nos da una idea de por qué los lazos entre ambos lados de la frontera son tan fuertes, la migración es otra de las razones por las que se han creado tradiciones culturales tan diversas y valiosas entre estos dos países«.
Un nombre, un apellido una ocupación, una fecha de nacimiento (y a veces de muerte) y un retrato dibujado. Así comienza cada uno de los cincuenta retratos, de hombres y mujeres, que la autora ofrece en su segundo volumen de Mexicanos como yo.
Tras las «50 personas que hicieron de este país un lugar fantástico«, la autora se centra en aquellos «que rompieron las fronteras» entre México y Estados Unidos. Escrito al estilo de un cuaderno infantil, el libro está lleno de colores, dibujos y bonitas historias que hacen pasar un buen rato.
Los retratos comienzan con Brenda Villa, una de las mejores jugadoras de waterpolo de la historia. Nacida el 18 de abril de 1980 en California, Estados Unidos, ha ganado cuatro medallas olímpicas y tres campeonatos mundiales. Para quienes no la conozcan, puede resultar extraño que se mencione a esta estadounidense (y a muchas otras) en el libro. La razón fue explicada por ella misma en los Juegos Olímpicos de 2000 en Sidney, después de ganar la medalla de plata :
«Es para mí un honor representar a todos los estadounidenses, pero en especial a todos los latinos de Estados Unidos, porque mis padres emigraron de México a este país y, por ello, representar a cada persona que es como yo es especial«.
Su testimonio es un homenaje a las primeras generaciones de emigrantes que esperaban ofrecer algo mejor a sus hijos.
Hay muchas generaciones en el libro y muchas profesiones. Anthony Quinn, Eva Longoria y Selena Quintanilla están entre los más conocidos. También muchos científicos como Albert Baez, inventor del microscopio de rayos X; Ellen Ochoa, primera mujer hispana que ha ido al espacio; o Lydia Villa-Komaroff, pionera en el campo de la biotecnología. Artistas como el poeta Juan Felipe Herrera; la música Luz Elena Mendoza; y la muralista Judy Baca. También hay deportistas, como Julio Urias (beisbolista); Nancy López (golfista); y Oscar de la Hoya (boxeador y campeón olímpico).
«Otros rompieron fronteras históricas al encabezar en Estados Unidos algunas de las luchas más importantes para defender los derechos de las personas migrantes en ese país«, escribe Ana Francisca Vega en su prólogo.
Están, por ejemplo, Sylvia Méndez, que luchó por la educación para todos, y Dolores Huerta y César Chávez, que lucharon por los derechos de los trabajadores inmigrantes. Más recientemente, está Sophie Cruz y su mensaje al Papa o los Soñadores «quienes buscan que todos los niños y jóvenes migrantes puedan tener acceso a las mismas oportunidades que cualquier persona«.
Como si se tratara de una fábula, cada testimonio ofrece un mensaje en forma de valores como la perseverancia, curiosidad, creatividad, compasión, tolerancia. También se presentan como consejos de vida, impulsando a las infancias a que, incluso a su edad, se puede «hacer algo«, a que no tengan miedo al fracaso, y no dejen que los demás te digan quién eres.
La presentación de las personas expone su deseo de ayudar a los jóvenes mexicanos y mexicoamericanos (también llamados chicano y chicana), en particular sobre las cuestiones de identidad frente a la discriminación y el racismo sufridos. Por ejemplo, el testimonio de Evelyn Cisneros, la primer prima ballerina (primer bailarina) de origen hispano en los Estados Unidos:
«Me gusta poder ser un ejemplo para niñas y niños, sobre todo porque soy mexicana. El solo hecho de ver alguien con tu mismo color de piel te inspira a esforzarte para tener un alto nivel de excelencia en lo que haces«.
Corazón de mexicanos como yo, es un libro que tanto adultos y niños pueden leer con curiosidad y placer. Su escritura es sencilla y las historias son hermosas. Son historias del sueño americano que encantarán a los más jóvenes. Alejándose del lugar común que dicta cruza la frontera y verás cómo tu vida mejora.
Además, y aún si las historias no fueran suficientes para atraer a los lectores, el libro contiene numerosas actividades para realizar. Todas relacionadas con los retratos.
Por ejemplo, puedes crear tu propia lista de música como Brenda Villa; hacer tu propia cámara estenopeica con las instrucciones de Albert Báez; o cocinar la receta de la chef Traci des Jardins. Además, hay páginas para colorear y pequeños mensajes de vida, lo que hace que este libro sea un placer de leer u hojear.
En definitiva, este libro relata las historias de personas o familias que, tras cruzar la frontera, han podido consolidar un futuro exitoso. Son inmigrantes que han estudiado y perseguido sus sueños. Asimismo, Corazón de mexicanos como yo muestra la ayuda entre migrantes que viven en Estados Unidos; quienes a través de asociaciones, fundaciones, empresas, activismo o iniciativas culturales demuestran que no han olvidado el lugar de donde vienen.
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