19 octubre, 2021
El irregular suministro de agua en las ciudades de Zimbabue, como Bulawayo, obliga a las mujeres ir a buscar el agua a algunos puntos donde hay dispensadores públicos del recurso. Los estudios demuestran que el agua, el saneamiento y la higiene son competencia de las mujeres en los hogares y muchas comunidades, pero ellas siguen sin participar en la gestión del recurso hídrico
Por Ignatius Banda / IPS
BULAWAYO, Zimbabue – Cada mañana, Langelihle Tshuma comienza su jornada revisando sus grifos para confirmar si cuenta con suministro de agua, a fin de saber la jornada que le espera en esta ciudad, la segunda en importancia de Zimbabue.
A pesar de vivir en una urbe importante, esta mujer dedicada a las tareas del hogar, casada y con cuatro hijos, se ha habituado a carecer de lo que en la mayoría de las ciudades se consideraría un servicio esencial.
“Ya estamos acostumbrados», dice, refiriéndose a los cortes de agua en Bulawayo, situada a unos 57 kilómetros al sur de Harare, la capital.
La disponibilidad de agua se ha vuelto errática en la ciudad, sin que exista un calendario claro o un horario fijo que facilite a los residentes predecir cuándo esperar que el líquido salga de sus grifos.
Tshuma se une a decenas de otros residentes, la mayoría mujeres, que buscan el punto de agua más cercano a su hogar o la siguiente casa con un pozo en lo que se considera un suburbio de clase media.
“Solía ser un poco humillante caminar por el barrio con cubos en busca de agua, pero cuando tienes hijos pequeños, aprendes a ser humilde para seguir adelante», dijo Tshuma a IPS.
Aunque su experiencia es común en esta ciudad de unos dos millones de habitantes, según algunas estimaciones, no es más que un microcosmos de una tendencia mundial en la que el trabajo no remunerado de las mujeres incluye la búsqueda de agua, y en la que las mujeres quedan excluidas de las decisiones cruciales sobre el acceso al agua, según los expertos.
A los investigadores y expertos les preocupa que las cuestiones relacionadas con el agua, el saneamiento y la higiene se hayan considerado durante años como un ámbito femenino en los países del Sur en desarrollo, pero esto no se ha reflejado en un cambio en la gestión de los recursos hídricos.
Un informe presentado en septiembre por la Asociación Mundial para el Agua (GWP, en inglés), apoyada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), afirma que las mujeres siguen estando excluidas de la gestión mundial del agua, a pesar de que son las principales responsables de la toma de decisiones en el ámbito doméstico.
Según las conclusiones del informe, titulado «Las mujeres permanecen subrepresentadas en la gestión de los recursos hídricos”, cuando las mujeres participan en la gestión de los recursos hídricos, sus comunidades obtienen resultados mucho mejores, sistemas hídricos mejorados y beneficios económicos y medioambientales.
La GWP es una red internacional de unas 3000 organizaciones multilaterales, gobiernos, y representantes de la sociedad civil y el sector privado de unos 180 países, a las que une su implicación en el manejo del agua, y sus informes e investigaciones tienen como foco general el de Avanzar hacia la integración de la perspectiva de género en la gestión de los recursos hídricos.
En su nuevo informe remarca que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció hace tres décadas el papel de las mujeres en la gestión integral de los recursos hídricos, pero desde entonces apenas se han producido avances, ya que el sector sigue estando dominado por los hombres.
“La mitad de los países informaron de que los objetivos de género en sus políticas y planes de gestión del agua eran limitados o no se habían alcanzado», dijo a IPS el secretario ejecutivo de la GWP, Darío Soto-Abril, con su sede en Estocolmo, donde la alianza surgió en 1996.
Añadió que “aunque algunas de las razones de esta cifra tan baja pueden ser la falta de herramientas sólidas de recopilación y seguimiento de datos, la cifra es lo suficientemente baja como para decir que ya es hora de que las cosas cambien».
Mientras mujeres como Tshuma luchan por acceder a las decisiones que llevan el agua a sus hogares y siguen excluidas de ellas, los expertos señalan que la integración de la perspectiva de género es crucial para garantizar que el compromiso político al más alto nivel se vea respaldado por la acción.
“Si hay una buena noticia, es que ha habido una ligera mejora en comparación con la línea de base en 2017″, dijo Joakim Harlin, jefe de Ecosistemas de Agua Dulce del Pnuma, desde su sede en Nairobi.
“La capacidad de integrar las consideraciones de género en las políticas hídricas no está relacionada exclusivamente con los niveles de desarrollo, sino también con la voluntad política de cambiar las normas culturales», añadió.
Son precisamente parte de esas normas culturales las que han incorporado la imagen de las mujeres y no de los hombres como las que recogen agua en los municipios urbanos de muchos países en desarrollo.
La investigación del GWP señala que las mujeres han sido consideradas como “portadoras” de agua en lugar de “gestoras”, lo que es una mirada reductiva sobre su papel en el manejo del recurso hídrico y que hay que cambiar para la mejora de su uso, a nivel de las comunidades, los municipios, las regiones y los países.
“En muchos países en desarrollo, las mujeres son las que toman las decisiones de facto sobre el agua en los hogares. Las investigaciones sugieren que cuando las mujeres participan en la gestión de los recursos hídricos, sus comunidades obtienen mayores beneficios económicos y medioambientales”, precisa el informe.
Añade que, además, “a medida que la población mundial crece y el cambio climático intensifica la escasez de agua, las mujeres son la clave para proporcionar un acceso más sostenible a este recurso finito».
Sin embargo, todavía hay que hacer más y aumentar la participación de las mujeres en los puestos de toma de decisiones en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dice Liza Debevec, especialista principal en género e inclusión social de la GWP.
“No se trata solo de aumentar la representación de las mujeres en los consejos y comités o de crear un nuevo marco jurídico general sobre la protección de género, por muy importantes que sean estas acciones», dijo Debevec.
A juicio de la experta, “también se trata de integrar las cuestiones de género en todas las políticas de manera transversal, vinculando el agua con otras áreas políticas relevantes».
Sin embargo, la voluntad política se considera fundamental para garantizar la participación de las mujeres en las decisiones políticas relativas a los recursos hídricos, en consonancia con el Programa de Apoyo a la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, en el marco del ODS 6, que promueve el agua limpia y el saneamiento para todos en 2030.
“La voluntad política es urgente. Al más alto nivel político, necesitamos un fuerte compromiso con la integración de la perspectiva de género, o estaremos nadando contra la corriente», dijo Soto-Abril en su diálogo con IPS.
Para el secretario ejecutivo de la GWP, “la voluntad política hace que las acciones prácticas tengan éxito”.
“Algunos países necesitan más datos, por lo que tienen que hacer un análisis de género. Otros necesitan apoyar financieramente la implementación de prácticas sensibles al género e introducir mecanismos de rendición de cuentas», detalló.
*Este artículo fue publicado originalmente en IPS Noticias. Aquí puede consultar la publicación original.
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