En Chiapas, existen más de 60 mil hectáreas de monocultivos de palma aceitera y se espera que sigan incrementando y afectando vidas, tierras y territorios. Lo sembrado en ese estado representa más del 70% de toda la palma sembrada en el territorio nacional
Texto: Yessica Morales / Chiapas Paralelo
Fotos: Chiapas Paralelo
CHIAPAS.- Diversas organizaciones, redes, miembros y representantes de colectivos provenientes de Honduras, Guatemala, México, Uruguay y Ecuador señalaron que, la palma de aceite ha llegado a sus territorios bajo un modelo extractivo acelerado, agresivo y depredador.
Agrupadas en la Red Mesoamericana Frente a la Palma Aceitera, indicaron que los monocultivos de palma provocan la desaparición de las fuentes de agua, como los lugares sagrados de los pueblos originarios vinculados con el vital líquido, y desvían ríos. Asimismo, impactan en las cosmovisiones de estas comunidades.
El monocultivo de palma viola los derechos laborales, genera esclavitud laboral, destruye el tejido social. Se basa en la apropiación de territorios por parte de las empresas con violencia, engaños, mentiras, falsas promesas, criminalización de la protesta social, en complicidad con el poder político, expusieron los integrantes de la Red Mesoamericana.
Resaltaron que, las plantaciones provocan rompimiento de la soberanía alimentaria de los pueblos, acaban con los suelos, aceleran la deforestación, generan pobreza, dependencia y fuertes problemas de salud, provocan sequías e incendios, destruyen el paisaje, despojo y desplazamiento.
Aunado a ello, aceleran el cambio climático, se acompañan con violencia, militarización y criminalización hacia los pueblos que reclaman los derechos fundamentales. Sobre todo, las afectaciones de este modelo repercuten de manera directa a las mujeres, sumando sobre ellas, la violencia física y sexual.
Los movimientos y organizaciones, nos proponemos detener este Modelo Extractivo, generar alternativas locales y develar el falso discurso de que las plantaciones de palma de aceite son sustentables, que generan desarrollo, que reforestan y combaten el cambio climático, por una consciencia de que los monocultivos de palma no son bosques, sino megaproyectos de muerte que están destruyendo el planeta, enfatizó la Red.
Por ello, denunciaron la contaminación y pérdida de fuentes de agua, en particular las afectaciones al Río Tulijá en Chiapas, como la del Rio la Pasión por parte de la empresa Reforestadora de Palma del Petén, S.A REPSA) en Guatemala.
Los integrantes de la Red Mesoamericana exigieron justicia para las comunidades del Rio Guapinol y para los asesinatos perpetrados en el Bajo Aguan en Honduras.
Rechazaron la persecución a la protesta social y a las comunidades defensoras y defensores de derechos que han sido asesinados, perseguidos, criminalizados, judicializados por parte del modelo de la agroindustria de la palma.
Por último, se solidarizaron con los defensores de la comuna Barranquilla de San Javier, judicializados por la empresa palmicultora Energy & Palma S.A. del grupo empresarial La Fabril, en Ecuador.
Es de importancia mencionar que, este monocultivo representa una forma de acaparamiento y destrucción de la tierra y sus ciclos naturales, al utilizar grandes cantidades de agua, ocasiona la sequía de ríos, arroyos, lagunas y manantiales cercanos a las plantaciones.
En consecuencia, generan problemas de acceso para las familias, en especial a las mujeres, niñas y niños, pues se responsabilizan de garantizar el agua para uso doméstico y agrícola en las zonas rurales.
Como modalidad extractivista, sus impactos son más intensos para las mujeres indígenas y campesinas, que viven una simultánea y sistemática violación de varios de sus derechos, por ejemplo: a la salud, agua, un medio ambiente sano, a alimentación y la soberanía alimentaria, vivienda adecuada, laborales, a la tierra y el territorio.
Asimismo, se relaciona con otro megaproyecto de soporte extractivo: “El Tren Maya”, pieza más visible del llamado Proyecto de Reordenamiento Territorial del Sur-Sureste, y uno de los proyectos estrella de la actual administración federal. Esta obra de infraestructura servirá como ruta de extracción de materias primas básicas, entre ellas la palma aceitera.
Guadalupe Núñez, integrante de Mujeres de la Costa en Rebeldía, detalló que en la región Tonalá-Pijijiapan, convencieron a las personas de que la siembra de estas palmas son el futuro, por lo que, tendrán grandes ganancias, Sin embargo, no les dicen las consecuencias que vendrán con el tiempo, pues no solo afecta a los que siembran, sino a todas y todos los de alrededor.
Por su parte, Juanita Méndez, participante de la Casa de la Mujer Ixim Antsetic, ha observado que el campesino al ver que sus tierras no producen las vende sin pedir la opinión de la mujer, porque considera que ella no tiene voz ni voto.
Antonio Castellanos Navarrete, investigador del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas, explicó a través de un artículo cómo y por qué numerosos pequeños productores han sembrado palma de aceite en el Soconusco y la Selva Lacandona.
Indicó que la expansión de este cultivo en los ejidos es producto de una mezcla de prácticas políticas neoliberales y neocorporativas, puestas en marcha por el Estado, y hasta cierto punto consentidas por la población rural.
Castellanos Navarrete resaltó que, la palma de aceite es sinónimo de grandes plantaciones en manos de empresas agroindustriales. Donde, los pequeños productores son claves en el sector, pues se estima que estos suministran alrededor de 40% del total de aceite de palma producido en el mundo.
El investigador analizó la dimensión política de la expansión del cultivo de palma de aceite, desde la dimensión social, tomando en cuenta los aspectos materiales y territoriales que involucra dicho proceso, para ello recurrió a la ecología política.
Explicó que, la ecología política ofrece bases para estudiar a los pequeños productores de palma aceitera en México. Las ventajas que la ecología política ofrece, es que supera la conceptualización de los productores como individuos en pos de sus intereses económicos.
Parte de la ecología política se construye a partir de estudios empíricos, con frecuencia etnográficos, que atenúan explicaciones mecanicistas del cambio social; y este enfoque toma en cuenta además las relaciones sociedad-naturaleza.
El investigador compartió que, en 2016 el cultivo alcanzó las 90 000 hectáreas, distribuida entre los estados de Chiapas, Campeche, Tabasco y Veracruz. De las 11 extractoras de aceite crudo de palma en el estado, seis se ubican en el Soconusco, además tres son propiedad de pequeños productores.
*Red Mesoamericana Frente a la Palma Aceitera
Honduras:
Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH)
Guatemala:
Consejo de Pueblos Wuxhtaj (Hermanos)
México:
Organización de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal
Otros Mundos AC/Chiapas
Organización Yashalum Santiago Aposte A.C
Ejido Acambak
Zoques por la Defensa de la Vida y el Territorio (ZODEVITE)
Defensoras de Nasakobajk
Centro de Lengua y Cultura Zoque
Mujeres, Organización y Territorios MOOTS
CAL Naturaleza y Esperanza por un Territorio Digno
El Puente ES
Ecuador:
Acción Ecológica
Internacional:
Salva la Selva
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM)
Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Arboles (RECOMA)
Este trabajo fue realizado por CHIAPAS PARALELO, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original
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