Mujeres zapotecas, ñuu savi, cucapá, mazatecas y triquis hablan de cómo les gustaría ser representadas; con una vivienda digna, con autonomía, espacios de participación y el reconocimiento pleno a sus lenguas y tradiciones
Texto: María Fernanda Ruiz, Isabel Briseño, Daniela Pastrana, Andro Aguilar y Kau Sirenio Pioquinto
Fotos: Isabel Briseño, María Ruiz y Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- Es una escultura femenina elaborada en roca caliza. Mide casi dos metros de altura y parece un tótem. La encontraron el 1 de enero de este 2021, en un terreno citrícola de la comunidad Hidalgo Amajac, en el municipio de Álamo Temapache. Su buen estado de conservación permite observar sus rasgos: un rostro pequeño, con ojos abiertos y huecos que debieron estar rellenos de obsidiana u otra piedra; con un tocado alto, un collar con un adorno en forma de gota (conocido como oyohualli), el torso ataviado con una camisa de mangas largas y falda hasta los tobillos. Los pies desnudos.
Se encontraba boca abajo, dentro de un sitio arqueológico hasta ahora desconocido. Es la primera figura así localizada en la cuenca del río Tuxpan, al sur de la huasteca veracruzana.
“El estilo de la joven de Amajac es similar a representaciones de diosas huastecas de la tierra y la fertilidad, pero con una influencia externa, posiblemente nahua, como se aprecia en el hueco de los ojos para incrustaciones, rasgo que no pertenece a la escultura huasteca clásica sino más bien a la mexica”, dijo la arqueóloga María Eugenia Maldonado Vite, investigadora del Centro INAH-Veracruz, al reportar el hallazgo.
“Posiblemente fue gobernante por su postura y atavíos, más que a una deidad como se han interpretado casi todas las esculturas huastecas femeninas, a las cuales se vincula con la diosa Tlazoltéotl”.
Este martes, el gobierno de la Ciudad de México informó que una réplica de la joven de Amajac, que actualmente se encuentra en la exposición La Grandeza de México, en el Museo Nacional de Antropología e Historia, será la que sustituya a la estatua de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma.
“El darle este espacio tan especial a las mujeres indígenas tiene un gran simbolismo en nuestra ciudad. Es un reconocimiento a cómo quedó en la ciudad y en nuestro país lamentablemente después de la Colonia una historia de clasismo, de racismo. Y cómo quien ha sido la más discriminada o las más discriminadas son precisamente las mujeres indígenas y que en todo este reconocimiento son aquellas mujeres que menos voz han tenido son aquellas a las que tenemos que darles voz”, dijo la jefa de Gobierno.
Con eso queda cerrada la controvertida propuesta de “Tlalli”, una escultura “estilizada” de una cabeza olmeca que provocó un enorme rechazo, en un país donde más de 6 de millones de mujeres indígenas enfrentan todos los días el racismo y la discriminación.
Donde la ley agraria le sigue dando la propiedad de las tierras a los hombres, donde no hay suficientes datos desagregados por condición étnica y de género, donde su participación política está limitada y donde no se reconoce su labor como parteras o médicas tradicionales.
En Pie de Página le preguntamos a distintas mujeres indígenas su opinión de que una escultura de una mujer indígena sustituya a la estatua de Cristóbal Colón en Paseo de la Reforma, y cuál es la mejor manera en la se sentiría representada.
Estas fueron sus respuestas:
Una estatua es una manera de homenajear. Yo creo que cada mujer tenemos nuestra propia particularidad, y no hay una sola manera de representarnos. Cada una de nosotras tenemos una forma de ser, nuestra fisonomía, vestimenta, formas tradicionales y modos de expresarnos de acuerdo con nuestra cultura, y somos muy diferentes en cada pueblo… Pero el hecho de que esté una mujer, en lugar de Colón es un pequeño paso. Es un asunto de justicia social: algunas mujeres podríamos sentirnos representadas en una estatua, pero algunas otras podríamos estar representadas con una vivienda digna.
Las acciones se están dando, estamos teniendo oportunidad de ocupar espacios, pero son espacios que vienen de mucha peleas porque tenemos una sociedad con una estructura discriminatoria. Cuando se trata de una mujer indígena siempre hay un pero, siempre encuentran la descalificación. Es un reto para nosotras demostrar que sí tenemos una capacidad de participar en la vida pública. Mucho nos falta por apropiarnos de esos espacios de participación, porque se dan de forma amañada, como pasó con las candidaturas electorales.
Me parece que fue genial, ya que Cristóbal Colón no era alguien a quien se le tenía que poner una estatua, a la mujer es alguien a quien se le debe valorar.
La mejor manera sería apoyando a los pueblos indígenas, a las mujeres, que se les hagan valer sus derechos.
Sentirme representada es que se respeten los derechos humanos como mujeres indígenas, pero continúa la violación de los derechos humanos a través del Estado a las defensoras de las lenguas y del agua.
El hecho de haber sustituido esta estatua (de Colón) por la de una mujer indígena no cambia lo que como pueblos indígenas, como mujeres indígenas, hemos vivido durante años y que en la actualidad se sigue viviendo. En la actualidad se siguen desplazando comunidades indígenas, se siguen reprimiendo a las comunidades indígenas, a las mujeres indígenas, tanto en sus propias comunidades como en la ciudad. No hay razón para pensar que una estatua va a cambiar la idea o va a cambiar los años de represión que como pueblos indígenas no se nos ha reconocido, como mujeres indígenas. Simplemente hay veces que por usar tu ropa tradicional, digan que es folclor, y no es así: son nuestras ropas y muchas veces no lo ven de esa manera, porque no reconocen a los pueblos indígenas.
La mejor manera de que me vea representada es que se reconozcan las lenguas indígenas, que se reconozca a los pueblos indígenas, que seamos un Estado de derecho como pueblos indígenas, que nuestras tradiciones se reconozcan, esa sería la mejor manera en la que yo como mujer indígena me podría ver representada.
Al final de cuentas sigue siendo el Estado quien elige qué se quita y qué se pone. No ha habido un consenso ciudadano. Que haya una representación en una escultura de una mujer indígena tiene que ver con la invisibilización de la diversidad que existe dentro de los pueblos indígenas y de sus necesidades. Si nos pusieramos a observar qué han trabajado, en qué luchas están, veríamos que nada tiene que ver con buscar tomar un espacio en una avenida, ni mucho menos con ser reconocidas solamente en una estatua o una escultura. Estamos hablando de una deuda histórica en derechos humanos, en derechos territoriales, en el reconocimiento de la autonomía y la autodeterminación de los pueblos que no cambia nada con que exista una estatua que represente a alguna indígena.
Como una mujer zapoteca, migrante, periférica que justo ha tenido un proceso de reencuentro con su identidad a partir de una invisibilización histórica, creo que justo la deuda va mucho más allá que solo estos actos simbólicos. Tienen que ver con el reconocimiento de esta historia oficial que ha negado la historia de los pueblos originarios y el resarcimiento del racismo existente en esta sociedad, con el reconocimiento del clasicismo que está muy permeado con el color de piel, que nos coloca como personas mucho más vulneradas, discriminadas,segregadas y con esto también en mayor empobrecimiento, violencia y abandono por parte del Estado.Creo que para poder sentirnos mucho más representadas dentro de esta sociedad, necesitamos ser escuchadas principalmente en términos de nuestros derechos humanos y en términos de nuestros derechos territoriales.
Para mí no tiene importancia la estatua. Lo que verdaderamente necesitamos los indígenas es que se respeten nuestros derechos y que desde cualquier rincón se escuche nuestra voz. Porque los verdaderos mexicanos somos nosotros los indígenas.
Cuando pienso en los monumentos que quieren representar algo, siempre pienso en los parques, en los espacios públicos donde alguien decide qué poner. Me gusta más pensar en las colectividades, algo que nos pudiera representar. Pero en este caso los pueblos originarios no somos un solo rostro.
A mí me parece que es un gasto innecesario lo de los monumentos en un país como el nuestro, donde hay tantas desigualdades. Crear estos espacios con esculturas que cuestan mucho dinero, pagarle a un artista o no, sea donación o no, no importa. No creo que sea importante. Hay muchos espacios como la avenida Reforma de la Ciudad de México por donde pasa una enfrente de muchos hombres de bronce y uno no los conoce, no se para a verlos, no crea una memoria inmediatamente con las nuevas generaciones.
En algún momento tuvo su sentido reconocer a estas grandes figuras, pero pienso que están muy solas. Hay un escritor francés, Paul Éluard, que decía que los monumentos que están en los parques están muy solos, muy muy solos, la gente pasa enfrente y no se detiene a mirarlos si no les dice nada. Y los monumentos no necesariamente nos dicen algo.
Los pueblos originarios somos varios. Creo que sería interesante, en ese espacio, ¿qué nos puede representar? Nuestras lenguas. Nuestras culturas, esa riqueza lingüística, no sé si pudiera estar en un espacio de esos, que se notara. No una pared con letras muertas, sino con voces de los pueblos, porque una de las cosas que se pierde es la musicalidad, la eufonía de esas lenguas originarias. Estaría bien crear un espacio, posiblemente, es solo una sugerencia, dónde se escuchen las voces, las distintas voces de las mujeres, como un lugar donde pudiéramos escucharnos, porque cada día que pasa el español gana enfrente de todas las lenguas originarias mucho espacio.
Creo que la escultura que querían poner estaba demasiado estilizada es una pieza muy bella pero creo que sería mejor otra que no fuera tan modernista, una que se apegue más a lo que somos las mujeres indígenas. Me gustaría más realmente vernos ahí, tal cual somos, gorditas, chaparritas.
No es nada más quedarse en el discurso, eso es simbólico. Existe una realidad muy dura en la vida diaria de las mujeres indígenas. Si eres mujer ya tienes un punto menos en la calificación social, si eres pobre peor y si eres indígena aumenta la posibilidad de vivir violencia, y si además eres vieja mejor ya ni hablamos. Creo que sí hacen falta programas más específicos para las mujeres indígenas radicadas en la Ciudad de México. Mujeres feministas lograron espacios en las estaciones del metro pero no he visto a muchas mujeres indígenas. La cultura es una de las actividades que se tendría que reforzar para hacer que como pueblo recuperemos la dignidad y el orgullo por ser como somos y ser quiénes somos, herederos de grandes culturas.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona