La risa es un asunto disidente, dicen Cecilia Sotres y Nora Huerta. Estas artistas del Cabaret proponen el humor como arma poderosa para recuperarnos del trauma de la pandemia y otras crisis planetarias. Por eso, del 7 al 16 de octubre vuelve recargado el Festival Internacional de Cabaret, suspendido el año pasado
Texto: Daniela Pastrana
Fotos: Cortesía de Las Reinas Chulas
CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Qué significa armar un espectáculo de Cabaret?
Nora Huerta lo pone en estos términos: “Que la gente que participa en él vierte sus necesidades, su voz, sus inquietudes, y a esas necesidades de la gente hay que ponerle un discurso escénico y traducirlo al humor”.
Pero en el caso de las Reinas Chulas, se trata de un humor que no se monta sobre la humillación. Es la escuela que han dejado estas cabareteras que desde hace dos décadas tienen un proyecto independiente, y que, desde una perspectiva feminista, cuestiona la realidad y el uso del poder con espectáculos que tienen como eje los derechos humanos, la equidad, las infancias, la diversidad sexual…
“Ahí sí te podría hablar de la escuela que se ha montado de Cabaret en México, donde Cecilia (Sostres) ha sido la cabeza, y si hemos logrado, al menos sembrar esta inquietud, de que el humor que se haga dentro del Cabaret mexicano tenga que ver con respeto a los derechos humanos, a la equidad, la diversidad sexual, los derechos de las infancias, de las mujeres”, dice Nora.
Sí hemos sido un movimiento cabaretero que tiene esa perspectiva de cuestionar la realidad y cuestionar el uso del poder, pero alejadas de este discurso machista, homófobo, clasista. Justo eso es lo que critica este movimiento cabaretero”, .
Conversamos antes de la última presentación de Sé lo que te hicieron en los sexenios pasados, la puesta en escena de este 2021 donde Cecilia caracteriza a Enrique Peña Nieto y Nora a Santa Clara.
Las Reinas Chulas hablan de lo que ha significado la pandemia para el Cabaret mexicano, los aprendizajes y retos. Pero también de lo que el espectáculo de sátira política puede significar para una sociedad llena de dolores. Porque el humor, dicen, es una «confrontación gozosa de liberación».
Este jueves 7 de octubre volverá el Festival Internacional de Cabaret, que fue suspendido el año pasado por la pandemia de covid-19, luego de 17 temporadas.
Al festival están convocados artistas cabareteros de distintos lugares del país. Habrá talleres, conferencias. “Hubo unos años maravillosos donde estuvimos en reclusorios, en todos los Faros”, cuenta con un dejo de nostalgia Cecilia, antes de ir a trasvestirse de Peña Nieto.
“El objetivo principal del festival ha sido llegar a la gente que no puede pagar, algo que este año no se va a poder cumplir a cabalidad, porque justo este año hay muy poco dinero. pero este año tiene una particularidad y es que sale de la Ciudad y vamos a dar funciones en Tlaxcala, Hidalgo, Puebla, Morelos y el Estado de México”.
Nora explica que un segundo objetivo es «convocar a la banda cabaretera para mostrar la diversidad en el género, que si bien ha sido siempre considerado un género chico dentro de las artes escénicas, es un género que ha permanecido vivo y es un género muy mexicano y que hoy en día tiene muchos expositores muy diversos, generando sentido del humor muy específico y abordando temáticas urgentes, importantes para la sociedad”.
En el festival estarán, por ejemplo, las HH (Hermanas Hímenes) que “se fueron a trabajar con mujeres en reclusión y armaron un espectáculo de cabaret en la cárcel de Tepepan”. Hay una gala, talleres y charlas sobre el futuro del cabaret mexicano, o de la historia del vedetismo. El calendario completo se puede consultar en este link: https://festivaldecabaret.com/
— ¿Qué ha significado esta pandemia para el cabaret mexicano?
— Nosotras por la responsabilidad de esta casa, no pudimos detenernos —dice Nora —. Teníamos que inventarnos alguna manera de sacar adelante el proyecto porque más allá de nuestros ingresos económicos, esta casa es un proyecto cultural que nos fue cedido, un proyecto de resistencia y que tiene un equipo de trabajo. Así que fuimos una de las primeras compañías de artes escénicas que tomamos el zoom como plataforma para seguir trabajando.
«Estuvimos un año y medio en la plataforma zoom, hicimos 11 espectáculos distintos, trabajamos viernes y sábados y tuvimos que aprender cómo funcionaba, cómo podíamos desplazar las cosas que ocurrían en un fenómeno vivo a uno que no es video pero que es una pantalla. Y tuvimos de todo. Fue un proceso de experimentación afortunado, donde hubo grandes regalos como saber que las fronteras ya no tenían límite. Es decir, podíamos conectarnos todas desde nuestra casa a las ocho de la noche para iniciar la función y podíamos dar función para gente fuera de la ciudad y del país. Ese fue uno de los regalos más interesantes: saber que podíamos tener otra alternativa».
«El otro reto fue tener un campo creativo, entenderle y poder hacer algo interesante, atractivo y humorístico. Y me parece que al final de los 11 espectáculos, cuatro o cinco lograron dominar el lenguaje, asumirlo y hacer cosas interesantes. Entonces, a nivel creativo fue un reto, a nivel de experiencias de encierro y tal, pues lo que hemos vivido todas: una cosa que nos ha sacudido y que nos ha hecho cambiar los paradigmas de la vida. Es decir, ¿qué estamos haciendo con el planeta, con la naturaleza con nuestra manera de consumo? Nos dimos cuenta que no es necesario comprar todo lo que se compraba, de pronto hubo ahorros, Y también tuvimos el privilegio de quedarnos en casa, lo cual también, pues es un privilegio, no toda la gente pudo hacer eso».
«Pero bueno, asumiendo que era un privilegio, que eran tiempos de pensar y repensar la manera en que nos relacionamos, pues estamos sacando cosas a favor. Y también mirando cómo sale el lado brutal de la gente, porque el encierro fue muy complejo y también saca tu lado más feito. Lo vimos en las redes sociales, en los climas de polarización… Creo que vamos a terminar de analizar lo que pasó en 10 o 20 años. En principio, este lugar ha cambiado (habla del teatro el Vicio): Era un lugar que recibía a 150 personas, y hoy es un lugar que va a operar con máximo 60 personas….»
Pero no para todos fue igual, interviene Cecilia:
— A las personas que hacemos Cabaret nos ha ido muy distinto. Nosotras tenemos la fortuna y la necesidad de seguir trabajando. Pero hay quien tuvo una experiencia por zoom y no la vuelve a repetir, no le funcionó ese formato, no lo quiso experimentar y no lo necesitó. Y hubo gente que, totalmente sin trabajo, se puso a vender galletas y comida. Como todas las artes escénicas, hubo personas muy afectadas que tuvieron que cambiar de giro. Si de por sí ya vivir de esto es muy difícil en tiempos sin pandemia, ahora ¡imagínate con pandemia!. Tuvimos muchos compañeros que se tuvieron que regresar con su familia nuclear, ora sí que con sus papás, a los 30 años
Las Reinas Chulas son parte de la Red de espacios Independientes organizados de la Ciudad de Mexico (Recio). Son 10 espacios culturales, para los que ha sido especialmente difícil sobrevivir, dice Nora
— Con tanto esfuerzo se logra abrir un espacio independiente, para cerrarlo año y medio y seguir pagando rentas con las puertas cerradas..no quieres imaginar el nivel de dudas, sueldos caídos, etétera. Pero tenemos que voltear a ver a estos espacios independientes que estamos abriendo las puertas y que el consumo y la presencia de la gente es lo que hace la diferencia y que podamos pagar la renta… el teléfono y la luz.
La invitación es: ‘salgan y rescaten estos espacios desde el gozo’, dándote algo que pueda ser útil para tu espíritu. Y tenemos que asumir como sociedad que esta es la manera que nos va a tocar relacionarnos a partir de ahora, con su sana distancia, con las medidas que ya conocemos. Entonces ya la invitación es salgamos y apropiémonos de las condiciones que tenemos para divertirnos y apoyemos estos espacios.
— ¿Qué puede aportar el humor para irnos recuperando del trauma que tenemos?
— ¡Híjole! — responde Cecilia—. El humor puedes verlo como una válvula de escape que te ayuda a liberar la tensión, pero yo lo veo más como una confrontación gozosa hacia un proceso de liberación. Y pues sí, los mexicanos tenemos esa costumbre de reírnos de nuestras desgracias, para bien y para mal… Tenemos toda esta tradición de humor, desde la carpa, la revista mexicana, que nos ha dejado muchísimas cosas culturalmente. Tenemos una cuestión con la risa, con el humor negro, con reinos de la muerte y de cosas que en ninguna otra cultura se ríen. A mí esta crisis me recuerda mucho esa época de los años veinte del siglo pasado, cuando la gente después de la Primera Guerra Mundial salió a divertirse, salió a travestirse. Esta Alemania entreguerras, que fue un momento de liberación sexual… se crearon miles de canciones que siguen sonando ahora en los grupos LGBTI+. Creo que es eso: tenemos unas ganas… justo cuando Tánatos nos gana, pues el Eros tiene que vivir.
La conversación se mueve entonces hacia las personas que han tenido hijos en la pandemia, “porque o nos divorciamos o nos matamos o tenemos hijos”, dice Nora.
Sigue Cecilia:
— Es un espíritu muy animal de sobrevivencia. Cuando ves muerte, destrucción, dices: “¡venga la alegría!, ¡venga la esperanza!”. Porque si no, ¿cómo chingados le hacemos? Te pones a ver que el calentamiento global, la migración, el neoliberalismo, y pues sí, te rebasa. Entonces, o nos vamos a tirar aquí al puente de Churubusco o hacemos Cabaret y hacemos reír y reímos junto con el público, porque si no se pone rudo. Y ahorita peor….
Creo que hay que ver el humor como este aire de esperanza, de alegría, de que sí podemos, como humanidad, hacer todavía cosas. Y así tenemos que vivir (con distancia, poca gente, cubrebocas) porque ya no te puedes quedar encerrado en tu casa. Ya no es posible. Ya no hay manera. Por salud mental, física, por economía, ¡por todo! Ya no puedes quedarte sentado en tu casa frente a la computadora».
— ¿Qué esperan de este festival?
— Que venga la gente — dice Cecilia, antes de irse a poner el copete de Peña Nieto que usará en la función.
Nora completa:
— Que nos atrevamos a apropiarnos de esta nueva condición de vida que tenemos a partir del humor. Porque además, en el cabaret ocurre una cosa: la risa es un asunto disidente, un asunto que incomoda, y reírse en colectivo es una de las resistencias más bellas del planeta. Aquí no importa a qué político le creas, el Cabaret siempre trata temas que nos tocan a todos y a todas. Entonces, espero que este festival tenga la capacidad de abordar las temáticas que en este momento nos están acicalando el Chibigón, que no nos dejan dormir, y que tengamos la oportunidad, como sociedad, de reírnos de manera colectiva de ello para encontrar otras maneras de enfrentar la realidad.
Es lo que busca el cabaret: a través de la risa, hacerte cómplice del otro y que entiendas en el cuerpo que no estás sola. Que hay muchas otras personas que, al sentarse junto a ti y al reír de lo mismo, están coincidiendo contigo. Y ese es un regalo bellísimo.
Esa fiesta y esa alegría la tiene que vivir la gente. Porque no es la invitación a ¡venga a pasársela bien!. ¿Sabes? Es la invitación a ¡venga a sentir lo que el Cabaret hace en su cuerpo’. Que hay un espacio de libertad, un espacio de gozo, un espacio de comunión con muchas otras personas. Y eso es una cosa que hay que vivir. Después de que estuvimos año y medio encerrados, ¡Vivámoslo, por favor!
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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