El nacimiento de la Policía Comunitaria en Guerrero es producto de la colectividad de los pueblos y las comunidades indígenas. Aún falta mucho para consolidar los cambios y nuevos espacios indígenas, pero es el principio de otras instituciones: sistema alternativo de salud, radiodifusora indígena, transporte comunitario, educación con pertenencia lingüística de los pueblos
Twitter: @KauSirenio
Tuvieron que pasar casi dos siglos para que el Estado mexicano se enterara que en México existen de 62 pueblos indígenas originarios, todos ellos con identidad colectiva bien definida mediante sus formas propias de organización, sus instituciones, formas de vida y normas de convivencia propia, situación que determina entonces su compleja y muy particular característica como comunidades.
La identidad plurinacional no fue un regalo u obra de buena voluntad del Estado mexicano, más bien es resultado de innumerables luchas que los pueblos indígenas encabezaron durante años para conseguir el respeto a su dignidad en colectividad.
La resistencia empezó en los años noventa, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN). El primero de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) alzó la voz en demandas en contra de proyectos neoliberales, y demandaba el reconocimiento a la autonomía, libre determinación, usos y costumbres, territorio lengua y cultura.
Así nació el movimiento indígena que agrupó a organizaciones indígenas y no indígenas que enarbolaron la demanda de la democracia participativa, y la adopción de una nueva política económica redistributiva, así como el reconocimiento de los derechos políticos de los pueblos indígenas.
Esta movilización logró que, en la reforma de 2001, se reconociera a los pueblos y comunidades indígenas, sin embargo, sólo que reconocía como objeto de derecho y no como sujeto de derecho que era la demanda central desde 1994.
Si bien es cierto, a los pueblos y comunidades indígenas se le reconoce sus derechos, económicos, sociales, culturales y ambientales, así como, el derecho a la alimentación, salud, educación, autonomía, libertad, democracia, justicia. Pero hasta ahora, estos derechos son sólo utopía.
Mientras avanzaba el movimiento indígena en el país, en Guerrero empezaba a germinar una institución construida desde la cosmovisión de los pueblos. El 15 de septiembre de 1995, en Cuanacaxtitlán, municipio de San Luis Acatlán, nace el primer grupo de policía auxiliar de camino, comandado por Francisco Félix García y Ángel Roberto Crescencio, acompañado por el comisario ejidal, Filemón López García.
Después de varios reuniones que se realizaron en las comunidades de Páscala del Oro y Horcasita, el 15 de octubre en Santa Cruz del Rincón, en una asamblea de 40 comisarios municipales acuerdan crear la policía comunitaria, y en 1998 nace la primera institución indígena con el nombre de de la Coordinadora Regional de Autoridades Indígenas. Ante la necesidad de atender a las poblaciones no indígenas, cambia el nombre para dar paso a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y Policía Comunitaria (CRAC-PC).
La naciente institución indígena es producto de los pueblos y las comunidades indígenas, que construyeron desde la colectividad que la propia constitución reconoce: “Las colectividades que forman una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio, con autoridades propias electas en su asamblea de acuerdo con sus usos y costumbres o derecho propio”.
La relación entre pueblos y comunidades indígenas basada en su diversidad lingüística y cultural le permitió reducir el alto índice de criminalidad, en los caminos donde antes del 15 de octubre era intransitable, ahora transitan sin el temor de que sean asaltados de nueva cuenta, las mujeres respiran ahora con más seguridad.
Sin lugar a duda la autonomía se ejerce en el territorio comunitario donde la institución está al servicio de los desamparados, con un órgano de justicia comunitaria protege y ampara a los indígenas ante la delincuencia.
Aún falta mucho por consolidar los cambios y construir nuevos espacios indígenas, pero es el principio de otras instituciones como: sistema alternativo de salud, radiodifusora indígena, transporte comunitario, educación con pertenencia lingüística de los pueblos… Mientras que en Chiapas y Oaxaca el movimiento indígena avanza en la construcción de sus instituciones.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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