El nuevo libro de López Obrador no sólo destila triunfalismo y afanes propagandísticos; es un valioso corte de caja, el testimonio de un político convencido de haber emprendido una transformación histórica
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Asegura Andrés Manuel López Obrador en su nuevo libro (A la mitad del camino, Planeta 2021) que es tan importante lo logrado en los primeros tres años de su sexenio, que hoy podría dejar la Presidencia sin sentirse mal con su conciencia.
El presidente abre su libro dando por hecho que en marzo del próximo año se va a llevar a cabo la consulta ciudadana de Revocación de Mandato, y que en ella la mayoría va a votar para que continúe su periodo constitucional hasta finales de 2024.
Lo cierra, 320 páginas después, asegurando que su gobierno está enfrentando diversos desafíos, y reiterando su deseo de llegar al final con un país con menos desigualdad, más felicidad y que mantenga encendida la llama de la esperanza.
“Deseo concluir mi mandato a finales de septiembre de 2024 para retirarme en definitiva del ejercicio de la política y vivir en Palenque el resto de mi vida con salud y alegría…”, escribe el presidente.
Como en los spots que han comenzado a difundirse por su tercer informe de gobierno, López Obrador derrocha optimismo.
En su primer capítulo, titulado El Presente, describe un país que ha logrado desterrar la corrupción, que crece económicamente a pesar de la pandemia, que privilegia la inversión pública; que es más justo gracias a la fórmula de honestidad, austeridad y bienestar, y que se ha empeñado recuperar su memoria histórica.
Con más entusiasmo que datos y evidencias, el presidente asegura que se ha avanzado en el proyecto de transformación y se han sentado las bases para impedir un retroceso hacia el neoliberalismo.
Esto, a pesar de los opositores: las cúpulas del poder económico y político, la prensa conservadora, los intelectuales orgánicos del antiguo régimen y el conservadurismo de las clases medias.
Adversarios a quienes dedica un capítulo de 100 páginas para señalarlos, con nombres y apellidos, como los artífices de un bloque conservador y reaccionario que busca frenar su proyecto a como dé lugar.
A la mitad del camino, el presidente luce satisfecho porque en las pasadas elecciones del 6 de junio la alianza PRI-PAN-PRD no logró arrebatarle la mayoría en la Cámara de Diputados.
“Los conservadores no pudieron avanzar para operar la regresión que anhelaban”, afirma López Obrador, pero admite que no tendrá mayoría calificada para seguir reformando la Constitución.
Y, aunque se dice satisfecho con las reformas aprobadas hasta el momento, anuncia tres que buscará en la segunda mitad del sexenio, aún con la nueva correlación de fuerzas en el Legislativo: la destinada a fortalecer la CFE, una nueva reforma electoral “para contar con consejeros y magistrados verdaderamente autónomos y no dependientes de la oligarquía”, y la de la integración de la Guardia Nacional a la Sedena.
Otros planes para el resto del camino los describe en un cuarto capítulo titulado El Porvenir, donde anuncia seis prioridades: autosuficiencia energética, la consolidación de proyectos que desarrollen el sur del país, turismo cultural, aprovechar el T-MEC, el Estado de bienestar y acciones para recuperar la paz y la seguridad.
El nuevo libro de López Obrador no sólo destila triunfalismo y afanes propagandísticos; es el testimonio de un político tan pragmático como idealista, un hombre convencido de haber emprendido una empresa histórica: la transformación de la república.
Se puede estar o no de acuerdo con él, pero la publicación de este corte de caja –justo a la mitad del sexenio– es sin duda un valioso testimonio de quien encabeza el gobierno con un estilo personalísimo, plagado tanto de obsesiones y prejuicios, como de principios e ideales.
Si algo deja claro el libro, es que este presidente no busca el aplauso de todos ni el convencimiento de sus opositores, adversarios y enemigos.
Su fórmula es tan simple como siempre: convencer y privilegiar a los suyos, a los más pobres; gobernar para las mayorías y mantenerse siempre en el ring frente a quienes lo cuestionan.
Un ejemplo de la retórica lopezobradorista se halla en la página 268 del libro: “La lección de la elección es que debe seguirse atendiendo a los pobres, quienes por muchas razones son y serán los predilectos de nuestro gobierno”.
Ése es el ánimo del presidente al llegar esta semana a su Tercer Informe de Gobierno, medio sexenio, el punto de inflexión entre el impulso de 31 millones de votos conquistados en 2018 y el desgaste del ejercicio del poder; el comienzo del declive.
La segunda mitad del camino será, probablemente, más compleja e intensa. En ella se detonará una dura batalla contra sus adversarios –y entre sus propios correligionarios– por la sucesión del 2024 que será, a la vez, el inevitable ocaso de López Obrador.
Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político. Subdirector de información en el medio Animal Político.
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