La insurgencia islámica talibán se ha hecho con el poder en Kabul, la capital, y la ONU pide auxilio para los centenares de miles de desplazados por el conflicto, así como protección para las mujeres y las niñas
Texto: IPS
Foto: Unicef
NUEVA YORK Y GINEBRA.– El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y 24 expertos del Consejo de Derechos Humanos, reclamaron, este lunes 16, acciones internacionales urgentes en favor del pueblo de Afganistán, tras la violenta conquista del poder por el movimiento islamista talibán.
“El mundo está mirando. Los próximos días serán cruciales y no podemos ni debemos abandonar al pueblo de Afganistán”, dijo Guterres en la reunión del Consejo de Seguridad de la organización consagrada a debatir el drama afgano.
Mientras se desarrollaba la reunión de los 15 miembros de ese Consejo (cinco permanentes con derecho a veto: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia), una ola de pánico recorría el país asiático y miles de afganos desesperados por huir de los talibanes sumían en el caos el aeropuerto de la capital, Kabul.
Guterres dijo que “en esta hora tan grave, insto a todas las partes, especialmente a los talibanes, a que actúen con la máxima moderación para proteger vidas y garantizar que se puedan satisfacer las necesidades humanitarias”.
Expresó preocupación particular por las crecientes violaciones de los derechos humanos que cometen los talibanes y sostuvo que “es fundamental que se protejan los derechos adquiridos con tanto esfuerzo por las mujeres y niñas afganas”.
“El mundo está mirando. Los próximos días serán cruciales y no podemos ni debemos abandonar al pueblo de Afganistán”: António Guterres.
Agencias de la ONU han señalado la restricción de movimientos, del acceso a la educación, a la salud y al trabajo, así como castigos cueles, violaciones y matrimonios forzados que padecen mujeres y niñas bajo el poder del talibán.
Según trascendió de la reunión del Consejo de Seguridad, los Estados miembros coincidieron en declararse “profundamente preocupados” por la situación en Afganistán, y en pedir amplio respeto por los derechos humanos.
México, representante de América Latina, rechazó que se establezca un gobierno por medio de la fuerza y la violencia, condenó los ataques a civiles de minorías, mujeres y niños, y exhortó al diálogo entre las distintas facciones afganas.
Entre las grandes potencias, Estados Unidos reclamó que se permita salir de Afganistán a todos quienes deseen hacerlo, extranjeros o afganos.
En una intervención aparte, desde la Casa Blanca en Washington, el presidente estadounidense, Joe Biden, justificó el retiro de sus militares de Afganistán pues “las tropas de Estados Unidos no iban a librar una guerra que las propias fuerzas afganas no estaban dispuestas a luchar”.
Las fuerzas de Estados Unidos y sus aliados que respaldaban al ejército afgano derrotado por los talibanes estaban completando su retiro de ese país, al cabo de 20 años de intervenir principalmente para desbaratar a las milicias integristas tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
En Ginebra, Suiza, sede del Consejo de Derechos Humanos, 24 de sus relatores y expertos en distintos derechos reclamaron acciones urgentes de la comunidad internacional en favor del pueblo afgano.
“Reiteramos categóricamente que es inaceptable que los Estados se mantengan al margen cuando una organización terrorista incluida en la lista del Consejo de Seguridad invade el territorio del Afganistán y comete actos que pueden constituir crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad”, dice la declaración de los 24.
Según sus informes “la mayoría de las mujeres están experimentando las mismas violaciones de derechos que hace 20 años bajo el control de los talibanes, incluido el uso forzado de un burka, el matrimonio forzado, la restricción de la libertad de movimiento y el uso obligatorio de un mahram (acompañante masculino)”.
Además, las mujeres padecen “prohibición de trabajar y acceso restringido a la atención médica, la educación y más. Y 80 por ciento de casi un cuarto de millón de afganos que se vieron obligados a huir desde finales de mayo son mujeres y niños”.
El pueblo del Afganistán “merece algo mejor que soportar el silencio y la atención de los Estados miembros de las Naciones Unidas en este peligroso momento”, dijeron los expertos, por lo que pidieron al Consejo de Seguridad “tomar las medidas apropiadas para salvaguardar sus derechos y necesidades humanitarias”.
En síntesis, pidieron aplicar las sanciones internacionales a las organizaciones designadas como terroristas (como el movimiento talibán), asegurar que los civiles tengan acceso total y gratuito a la ayuda humanitaria, y mantener fronteras abiertas para recibir a los solicitantes de asilo de Afganistán.
GINEBRA – Más de 80 por ciento de los 250 000 civiles desplazados por la guerra en Afganistán desde mayo son mujeres y niños, informó este viernes 13 la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), mientras naufragan los pedidos de alto el fuego y solución negociada al conflicto armado.
Se trata de “una estadística asombrosa. Hay que dar la voz de alarma sobre el precio desproporcionado que (los civiles) están pagando por lo que está ocurriendo en el terreno”, observó en esta ciudad suiza la portavoz de Acnur, Shabia Mantoo.
Mientras Estados Unidos y sus aliados aceleran el retiro de su personal militar y civil, en las últimas semanas arreciaron los combates, en 32 de las 34 provincias de Afganistán, entre el ejército nacional y la milicia fundamentalista islámica talibán.
El talibán controla 242 distritos, contra solo 65 en manos del gobierno y otros 100 están en disputa, según medios de prensa, pues los insurgentes islamistas se hicieron en pocos días con una decena de importantes ciudades y se colocaron en posición de cercar y avanzar sobre la capital, Kabul.
La última evaluación de la inteligencia militar estadounidense sugiere que la capital afgana podría quedar bajo la presión de los insurgentes en 30 días.
El conflicto “se ha acelerado mucho más rápido de lo que todos preveíamos y la situación tiene todas las características de una catástrofe humanitaria”, observó el portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Tomson Phiri.
Hasta junio, las agencias de las Naciones Unidas registraron 1659 muertos y casi 4000 civiles heridos en medio de la confrontación, y a esas cifras se agregan reportes de centenares de caídos en el marco de los combates en julio y lo que va de agosto.
De acuerdo con esos informes, en el primer semestre de 2021 murieron y resultaron heridos más mujeres y niños que en los seis primeros meses de cualquier año desde que se iniciaron los registros de estos hechos en Afganistán en 2009.
También en lo que va de año abandonaron sus hogares para huir de la violencia unas 400 000 personas, en este país de 38 millones de habitantes y en el que, hasta 2020, décadas de conflicto desplazaron internamente a 2,6 millones de personas y empujaron al exterior a otros 2,7 millones, principalmente a Pakistán e Irán.
Miles de afganos abandonan sus hogares ante el temor de que los talibanes vuelvan a imponer un gobierno brutal y represivo. Esa milicia ya gobernó el país desde mediados de la década de 1990 hasta la invasión liderada por Estados Unidos en octubre de 2011, tras los atentados del 11 de septiembre de ese año.
Mantoo señaló que casi 120 000 afganos huyeron este año de las zonas rurales y las ciudades de provincia hacia la zona de Kabul, y a los trabajadores humanitarios les preocupa especialmente que los combates se desplacen cada vez más a zonas urbanas muy pobladas, donde puede haber un mayor número de víctimas.
Los combates también han creado nuevas dificultades para llegar a las comunidades que necesitan alimentos y equipos o enseres de primeros auxilios. El PMA, dijo Phiri ha ayudado a 4,1 millones de personas con alimentos “pero no es suficiente”, porque suman 18,4 millones quienes necesitan ayuda humanitaria.
Mantoo también pidió a la comunidad internacional, en particular a los países vecinos, “mantener sus fronteras abiertas”, ya que la “imposibilidad de buscar un lugar seguro puede poner en riesgo innumerables vidas de civiles”.
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, había pedido un cese de las hostilidades y que las partes llegasen a un compromiso político, con impulso de países concernidos por el conflicto.
“Los Estados tienen el deber de utilizar cualquier influencia que tengan para aliviar la situación y revitalizar los procesos de paz. Se debe poner fin a los combates”, expuso Bachelet en una declaración el 10 de agosto.
En Doha se desarrollaron esta semana conversaciones entre las partes en conflicto y representantes de Alemania, China, Estados Unidos, Pakistán, Reino Unido, Rusia y Uzbekistán, sin éxito visible.
Los observadores internacionales suscribieron una declaración instando a “un inmediato cese de la violencia y las hostilidades sobre las ciudades”, y aseveraron que no reconocerán a ningún régimen que se instaure por la fuerza en Afganistán.
Esta información fue publicada originalmente por la agencia IPS, que tiene un acuerdo de republicación con los medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí pueden ver las publicaciones originales de las notas
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