«En el imperio mexica, pocas mujeres ocuparon cargos de gobierno, como Ilancuéitl. Cuando nosotras nacíamos nos recibía la partera en sus manos, cortaba nuestro ombligo y lo enterraba en alguna parte de la casa. Así nos destinaban al hogar».
Lydiette Carrión
Los 500 años de la caída de Tenochtitlán me agarraron leyendo Terremoto Feminista, de Laura Castellanos. En este libro, la periodista especializada en movimientos sociales y armados hace una historia mínima de las mujeres en México y la forma en la que han resistido el patriarcado y la colonia, el México independiente, el Insurgente.
Ahí, Castellanos narra la historia de Sofi, una niña de trece años que un día está comiéndose un pan de dulce mientras mira por la ventana, cuando ve caminando juntas a mujeres vestidas de formas extrañas o antiguas. Le pide ayuda a su vecina, Luisa, una “morra” un poco más grande que ella, y ésta le grita algo así como: Vente, es la marcha de las mujeres, vente con nosotras.
Así, Sofi baja y comienza a conocer las mujeres de la historia de México. Empieza muy atrás, con Naia, uno de los esqueletos más antiguos hallados en el continente americano, en una cueva en la península de Yucatán.
Y con el pretexto de conocer la historia de Naia, Castellanos nos platica las diferentes teorías que tratan de explicar por qué se impuso el patriarcado. Luego se va a la época prehispánica en Mesoamérica. Ahí si bien al inicio las sociedades eran bastante igualitarias, se fue imponiendo una cultura militar, debido también a sequías y al hambre.
Sin embargo, conforme fueron avanzando los siglos, este impulso militar se transformó en una cultura militarizada y patriarcal, como lo fue, por supuesto la mexica. Aquí la historia la cuenta una nahia de nombre Jatziri, quien le cuenta a Sofi:
“En el imperio mexica, pocas mujeres ocuparon cargos de gobierno, como Ilancuéitl. Cuando nosotras nacíamos nos recibía la partera en sus manos, cortaba nuestro ombligo y lo enterraba en alguna parte de la casa. Así nos destinaban al hogar. Pero si era niño, su ombligo era enterrado afuera de la casa para que hiciera camino de guerrero. A las niñas, la partera nos decía al nacer:
“Has de estar dentro de la casa como el corazón dentro del cuerpo, no has de andar fuera de la casa, no has de tener la costumbre de ir a ninguna parte…”
Pero con la llegada de los invasores españoles, las cosas fueron peor.
Y, una Sofi cada vez más plantada conoce a las mujeres invisibles durante la Colonia: las negras, las mulatas, las indígenas libres y las esclavas. Los privilegios de las españolas y las criollas que, sin embargo, estaban sometidas a sus maridos, a la iglesia, y al patriarcado.
Se trata de un libro dirigido a adolescentes y mujeres jóvenes, de fácil lectura, si bien comprime mucha información y bibliografía. Su aportación más valiosa, desde mi punto de vista, es que habla de las luchas de las mujeres, de las olas del feminismo, desde la historia de México, y también desde las luchas contra la colonia, contra la explotación y los maltratos en el México independiente, porfirista. En suma: luchas complejas, interseccionales, que a las mujeres de estos lares nos atraviesan y compelen de múltiples maneras.
Y ahí se nota la sensibilidad de Laura Castellanos, quien ha documentado los alzamientos armados y las revueltas de México, ahí sitúa el maremoto feminista actual.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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