24 julio, 2021
Los Jardines de los Obreros es un lugar histórico. Es el último espacio verde del noreste de Ile de France que aún cuenta con campesinas y sembradoras, que decidieron poner un alto a la urbanización ante la entrada del megaproyecto privado de Alberca olímpica, que cuenta con spa, lugar para broncearse y gimnasio, inaccesible para los trabajadores
Texto y fotos: Daliri Oropeza
PANTIN ET AUBERVILLIERS.- Dolores se acostumbró a tomar la tierra con sus manos y sentirla. Es tal la sensación que le provoca en su cuerpo, que decidió no solo sembrar su jardín en Aubervilliers, sino llenar su hogar de macetas con plantas. No puede vivir sin ella.
En su jardín sembró ejotes, papas, zanahorias, lechugas, jitomates, espárragos, alcachofas, tomates, hierbas de olor como menta, orégano, albahaca o basilio. Además, higueras y viñedos. Ahora, lo que sembró en el terreno del jardín que le dejó su abuelo, está amenazado.
En junio de 2020, en plena pandemia, le llegó a más de 17 parcelas de jardineros una orden de desalojo. Ni el gobierno local de Seine Saint Denis, con su ayuntamiento o la prefectura de Île-De-France, ni el gobierno de la República Francesa, les dijeron lo que planean construir ahí: una alberca olímpica para el entrenamiento rumbo a los Juegos Olímpicos 2021.
Pero no es solo una alberca la que atenta contra estas 7 hectáreas de campos para siembra, el último espacio verde de la región noreste de Île-De-France. El megaproyecto incluye un Solarium, donde las personas se broncean, un gimnasio de lujo, un spa y una aldea ecoturística de estilo finlandés. Nada de esto le dijeron a los jardineros. Solo les notificaron el desalojo. Algunos se fueron.
El gobierno que avaló el proyecto era “comunista”. Es el partido que ha gobernado en esta zona de la orilla de París. Porque en este ayuntamiento, es la ideología de los partidos que han gobernado. Al principio dialogaron con los jardineros. Pero al final perdieron las elecciones, y, en la última semana de gestión, firmaron los permisos para construir el Solarium y otorgaron los terrenos a las empresas constructoras.
Además firmaron un convenio de asociación público privada para la gestión del lugar, y en el que el gobierno cedería este bien público a las empresas. Aunque les aseguró que no iban a tocar los jardines y que no serían afectados por ese proyecto. Sin embargo, nunca ha parado la construcción.
“Es una traición. Como lo hicieron a escondidas, ya no hablaron con nosotras, aunque antes dialogaran con los jardineros. Ya no dieron información, ni se comunicaron. Con las pláticas cerradas, tomaron su decisión solos”, denuncia Dolores, mientras no deja de caer una abundante lluvia de verano, atípica, sobre los campos protegidos por una barricada.
“Lo que causa rabia es que el gobierno nos tratara con condescendencia a los jardineros. Se decían a sí mismos: ‘son personas modestas, no se van a defender. Entonces podemos hacer el megaproyecto’. Que te traten de esa manera es un motivo de rebelión. No puedes aceptar que te traten así” , describe Dolores con enojo.
Y es que hay siete grados de diferencia entre los jardines y la zona del metro, a un costado donde máquinas ya destruyen lo que era un estacionamiento, justo al inicio de los jardines. Las jardineras defensoras iniciaron varios procesos legales. Uno solicitando la cancelación o cambio del proyecto. Pero el veredicto fue negativo y se los dieron en abril de este 2021. Entonces empezó realmente la ocupación del lugar.
Desde la barricada, quienes vigilan no saben si en algún momento las máquinas constructoras, que trabajan a diario, quieran pasar.
“Mi esperanza para defender estos jardines es que a las personas que están destruyendo, grandes empresas y sobre todo, los gobiernos, les dé vergüenza. Vergüenza de devastar el medio ambiente y acabar con los jardines. Que eso se quede como una huella imborrable de su responsabilidad frente a las generaciones futuras”, destaca Dolores.
Los Jardines A Defender —o Jardins Aux Defendre en francés— comenzó la lucha por el territorio en el mismo junio del 2020. “En cuanto nos enteramos de la plancha de cemento para broncearse, para mí no era posible no hacer nada. Entonces, me tengo que movilizar. Por eso me he implicado en la lucha”, asegura Dolores.
“En junio nos dijeron que iban a poner el material, las gravas de una supuesta estación de Metro que se iba a construir también, de la línea 15. Iba a construirse y según que iban a poner el material aquí y después en internet buscamos y vimos que seria un Solarium. Aunque los jardineros dijimos que no aceptábamos, y en junio, les dijimos que no queremos que pongan los materiales como grava, piedra o cemento, porque nos dijeron que supuestamente iban a devolver la tierra después de construir, Pero la tierra ya estaría muerta”, describe Dolores.
“Nos importaba ser visibles. Entonces jardineras y jardineros comenzaron, poco a poco, a construir la barricada con tierra misma de estos jardines, Pero lo importante para ellos era ser visibles, así que también convocaron a prensa y dieron a conocer su lucha como primera estrategia”, describe Dolores.
Con sus manos, los jardineros tomaron la tierra de los jardines, ahí donde muchos fueron desalojados, para construir una enorme barricada, la cual les permite proteger la tierra, y al mismo tiempo no observar las máquinas trabajar y avanzar todo el día.
“Sí nos dio un poco de miedo; porque no sabíamos dónde se iban a detener, o si van a pasar”, describe María, quien también siembra en su jardín, que se encuentra en una zona con menor amenaza: Pantin.
Cuando dieron a conocer esta defensa del territorio, cientos de activistas de diferentes luchas, anarquistas y personas solidarias, se enteraron de la amenaza y asistieron a formar un campamento, el cual ahora es un lugar de concentración, tanto de jardineros como de luchadores sociales.
Los jardineros de Pantin recibieron la orden de desalojo 6 meses después que los de Aubervilliers.
“Nos enteramos del desalojo porque recibimos un correo en diciembre del 2020, en plena pandemia. Nos dieron un mes para que sacáramos nuestras herramientas y dejáramos nuestros jardines. Así, sin más. Nos enteramos después, porque si nos hubiéramos enterado al mismo tiempo que Aubervilliers, pues nos solidarizamos enseguida y ahí la lucha tendría otros resultados. Porque les decían a los jardineros que dejaran sus tierras y les daban dinero. La corrupción a ese punto”, describe María con rabia.
Por su cuenta, la Asociación de Jardines Familiares de las Virtudes funciona como gestionadora del gobierno y ha aceptado todo lo que el gobierno local ordena sobre el espacio. Por eso perdió credibilidad entre los jardineros.
En el día de las puertas abiertas, para que el barrio asista a conocer los jardines, llegaron policías a la entrada y los Jadistas (activistas que se solidarizaron con la defensa de los jardines) fueron con paraguas amarillos, en homenaje a los chalecos. “No nos detuvo la policía pues eso hubiese visibilizado la lucha que tenemos. Produciría el efecto contrario, que para nosotros ya sería algo bueno. En ese sentido las máquinas no han querido entrar tampoco”, asegura uno de los activistas que están de guardia en la barricada.
A lo largo de los jardines, los activistas han construido cabañas para cocinar, dormir o trabajar. Hay una zona de solo mujeres, una biblioteca, una cocina, varios baños secos y dormitorios. Todos los días hay alguien que continúa con el armado del campamento de defensores o que cocina para todos.
“Dialogamos de lo que es la autogestión, de lo que implica en los lugares. Entonces hemos venido a hablar de recuperación de alimentos, ante la caducidad y el exceso de producción que impone el capitalismo. Son productos que son comestibles todavía, no deben ir a la basura que es donde los ponen. Tú te vuelves en consumo: un consumidor potencial, así justifican que más producen si usan pesticida. Por eso proteger este lugar de siembra tradicional”, asegura la joven activista que visita constantemente la barricada de Los Jardines a Defender.
En Francia, los supermercados quemaban o les echaban gasolina, cloro a los productos caducados, para que no lo recuperaran los indigentes. Hubo varios muertos e intoxicados. Así, los activistas han reivindicado este movimiento de recuperación de comida que busca que no haya desperdicio.
La historia de los jardines es muy antigua, Muchos jardineros se llaman a sí mismos los herederos de las tierras cultivables del Llano de las Virtudes. Estas tierras existen desde la Edad Media y poseen siglos de historia. Son tierras que siempre se han ocupado para la siembra, son cultivables y fértiles.
Durante la Revolución industrial, les comenzaron a llamar Jardines de los Obreros. Se cambia de categoría, ya no son agricultores sino obreros y se les da una tierra a los trabajadores para alejarlos del alcohol, y que no queden sin hacer nada después del trabajo, y produzcan su propia alimentación.
Durante el siglo XX, los jardineros iban con sus productos a vender a los mercados de París. Estos jardines han tenido una función alimentaria para la ciudad pero también local. En ese entonces iban con todos sus productos para vender en caballos, con grandes canastas en la espalda,. Hay verduras y legumbres que fueron creadas aquí por los jardineros y que llevan la apelación de los jardines. Como cebolla amarilla de Aubervilliers o los espárragos. En los mercados de París encuentras en el mercado muchos vegetales que se sembraron aquí.
En los años setenta se empezaron a construir edificios y el metro. También hubo grandes protestas. Dolores recuerda que aquí se inventó también una técnica específica de permacultura que se llama capa caliente y es un sistema de fertilizante con caca de caballo, la cual colocan en el suelo y después lo cubren de tierra, tapándola.
“Este proyecto es megaproyecto pues implica destruir tierras, implica destruir humanos y destruir la historia. Estos jardines son un lugar precioso, único, insólito. Me siento muy, muy afectada por la idea de que esto pueda desaparecer. Hay un grupo de jardineros que está proyectando cómo hacer después de haber perdido su jardín. Para mí eso es impensable, no proyecto la idea de que esto desaparezca. ¡Es mejor resistir!”
Todos los fuertes en Francia tienen siembra alrededor y el fuerte de Aubervilliers no es la excepción. Aunque son tierras federales, los jardineros no están dispuestos a abandonarlas. María sospecha que el megaproyecto es más grande de lo que dicen, pues también quieren desalojar tierras en Pantin, con el pretexto de poner el material de construcción.
“Los jardineros hacen un trabajo de concientización de toda la zona sobre la urbanización. Bastantes jardineros agarraron conciencia y sé que este plantón ha servido para bien”, asegura María.
“La ciudad creció mucho, París se ha ido tragando los jardines con edificios”, describe María después de cosechar las lechugas en su jardín.
“Queremos que se cambie el plan de la piscina con spa y gimnasio y sobre todo el Solarium. Que se los lleven a otro lugar pero que aquí no destruyan ningún jardín. Que el Solarium se haga, por ejemplo, en el techo de la piscina. Pero que ya no destruyan más jardines y solo se ocupe el área que ya están pavimentando. Que no afecten los jardines, eso es toda la demanda” asegura María.
Según un jadista, la gran dificultad es incluir a los vecinos que viven en las unidades habitacionales alrededor de los jardines. “No se integran o no comprenden muy bien que estas tierras son de ellos y les pertenecen y que ellos también deberían defenderlas porque esto les afecta. Esa es la gran gran dificultad de poder hacer un acuerdo entre los vecinos”.
“Ellos sí quieren un Solárium. Les decimos que el solárium ya está, son estos jardines, o sea que no necesitamos uno artificial. Es una propuesta inútil, puesto que esta alberca va a costar quince euros y las personas que viven aquí no van a poder pagar para acceder, será para burgueses o turistas”, denuncia el activista.
La defensa de los jardines inició con las mujeres. Fueron ellas las primeras en salir a impedir la construcción dentro.
Dolores se dio cuenta que había algunos algunos jardineros que aunque estaban muy afectados por el desalojo, no tenían la capacidad de hablar. Ella se sintió responsable como mujer y de cierta manera legítima por su facilidad para decir las cosas y tomar la palabra.
“Domina pues es el capitalismo. Ellos dijeron que les vale el dinero, porque lo que cuenta son las inversiones, ya no tienen ningún escrúpulo y no conocen el sentimiento de vergüenza”, denuncia Dolores.
Para ella, la lucha de los zapatistas es algo de admirar. “Toda esta lucha que han hecho hasta hoy es una lección de vida. Estoy muy muy honrada de que puedan venir a vernos aquí a los jardines, porque finalmente estamos en la misma lucha en la defensa de las tierras. Al final el despojo es algo que pasa en todas partes. Me di cuenta que en todos los países del mundo siempre hay alguien que está luchando por las tierras y lo bueno es que un día se va a detener. Aunque al mismo tiempo tengo sentimientos encontrados, pues es desesperante porque no le vemos fin al despojo, pero vemos que es una lucha magnífica, pero a la vez dura”.
Así también, María resalta la inspiración de la defensa del campo en el norte de Francia con la Zona A Defender —o Zone A Defendre en francés— de un aeropuerto.
“Sabemos de la lucha que dieron en la ZAD contra un aeropuerto, sí se ganó allá. Entonces eso es también la esperanza, que quizás, aquí también, podremos impedir o cambiar el proyecto de Solarium”, dice María, quien siembra de todo tipo de hortalizas en el jardín que comparte con su compañero. Esto también fue inspiración para la barricada.
Actualmente, personas de todo el mundo, no solo franceses, se dedican a sembrar en los Jardines de los Obreros. Hay sembradores de Portugal, España, México, hasta del Magreb. “Está reflejada toda esta diversidad cultural y por lo mismo pienso que también es un modo de incluir a los inmigrantes,. Pero nada les importa y dicen, los destruimos, al fin y al cabo son inmigrantes. Eso es causa de rabia y revuelta”, exclama Dolores.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
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