Familiares de choferes desaparecidos en las carreteras de Nuevo Laredo, Tamaulipas, han documentado al menos 30 casos en los últimos cuatro años. Las cifras van en aumento y las autoridades apenas investigan. Las compañías de transportes ligadas a los casos se limpian las manos e ignoran a las familias
Texto: José Ignacio De Alba
Fotos: Duilio Rodríguez / Archivo y Especial
CIUDAD DE MÉXICO.- La cantidad de conductores de camiones desaparecidos en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, aumentó tanto que un grupo de personas creó un colectivo de búsqueda especializado solo en rastreo de choferes perdidos.
A pesar de su importancia comercial, esta región se convirtió en un sitio en extremo peligroso para todas las personas que la frecuentan, desde hace algunos años se cuentan entre los desaparecidos también a los conductores de autobuses.
Nuevo Laredo es el paso fronterizo más importante hacia Estados Unidos, la mayoría de las mercancías del país salen de este punto. Pero desde hace más de una década la ciudad está en una disputa entre carteles (actualmente el Cartel del Noreste y el de Jalisco Nueva Generación), que intentan obtener el control de este paso. La cifra de civiles que han sido asesinados y desaparecidos se cuentan por cientos. Las autoridades apenas y registran los casos, pero no hay un seguimiento de los patrones de estas desapariciones.
Según el grupo de búsqueda de choferes desaparecidos (Operadores Desaparecidos en Nuevo Laredo) más de 30 conductores han sido desaparecidos en los últimos cuatro años. La cifra va en aumento: en 2018 fueron cuatro; en 2019 fueron seis; en 2020 ocho; y en lo que va de este año se han reportado 12.
Los familiares de los desaparecidos descartan el robo como móvil de los secuestros, porque en todos los casos los camiones y las mercancías han aparecido intactas.
Agregado a esto, denuncian que la fiscalía tamaulipeca no ha realizado ningún tipo de peritaje a ninguno de los camiones y las compañías los emplearon de nuevo para seguir moviendo mercancías. Los familiares de los desaparecidos reclaman que las empresas tienen información valiosa que podría ayudar a dar con sus seres queridos. Muchas unidades tienen cámaras, geolocalización o grabadoras de audio.
La pandemia por covid-19 ha dificultado las investigaciones. “Hasta parece un pretexto que nos dan las autoridades para no hacer su trabajo”, dice Greta Martínez, quien busca a su esposo Alfredo.
Mientras tanto, varias parejas de los choferes se vieron obligadas a dividir el tiempo dedicado a cuidar a sus hijos y ahora buscan un ingreso para poder sostener a sus familias.
La peligrosidad que vive Tamaulipas expone a las personas que tratan de rastrear el paradero de desaparecidos. Algunas se han animado a cruzar este sitio controlado por el crimen para intentar obtener alguna noticia de sus familiares.
En una reunión pro zoom, familiares de ocho de estos conductores hablaron de su caso. Estas son sus historias
Greta Martínez busca a su esposo Alfredo Martínez Sánchez, originario del Estado de México y desaparecido el 20 de enero de 2020. Alfredo trabajaba como chofer para Transportes Brenda, el hombre apenas llegó a Nuevo Laredo cuando desapareció.
La mujer relata que durante dos días la empresa le dio poca información, incluso la engañó diciéndole que ellos sabían que Alfredo estaba bien: “no se preocupe señora, su esposo está aquí en el patio de maniobras”. Pero después de un par de días en los que ella no se pudo comunicar con su pareja decidió ir a Nuevo Laredo.
En un primer momento Greta creyó que a su esposo lo asaltaron para quitarle mercancía, pero el viaje por Tamaulipas la dejó convencida de que se trata solo de una desaparición, “nunca me imaginé que fuera un levantón”.
Desde que la mujer llegó a esta zona fronteriza se encontró con camionetas con personas armadas.
“Van muchachos, con gorras, armas y con chalecos antibalas. A mí me consta, usan las brechas que están sobre la carretera”.
En el viaje para buscar a su esposo le tocó ver que en las bateas de un grupo delictivo llevaban a personas secuestradas. Relata que, incluso, fue seguida por una camioneta. Cuando la mujer logró llegar al patio de maniobras donde su esposo debió dejar el camión le advirtieron: “váyase, aquí corre peligro”.
Greta intentó buscar a su esposo en hospitales, cárceles y en el Servicio Médico Forense. En Protección Civil la cuestionaron:
—¿Por qué vinieron? La verdad es que se arriesgaron mucho, aquí está muy fuerte lo del crimen organizado. Lo más seguro es que lo hayan levantado.
—¿Cómo? —preguntó ella .
—Luego se llevan a la gente y ya no aparecen. Ya no anden buscando, pongan la denuncia y váyanse.
Greta fue a la fiscalía a interponer la denuncia, pero para ella fue un poco como abandonar el caso. Después de un año, las autoridades no han investigado casi nada, ella no ha vuelto a Nuevo Laredo. Desde entonces, colabora en una pagina de Facebook que se llama Operadores Desaparecidos Nuevo Laredo que reúne a familias de diversos estados.
La empresa Transportes Brenda recuperó el camión a las pocas horas de la desaparición de su esposo. “No le hicieron ninguna prueba pericial, es más, el carro lo pusieron a trabajar luego luego”, dice ahora.
Blanca Elvia Robles busca a su hermano Felipe Otilio Robles Castro, originario de San Luis Potosí y desaparecido el 8 de agosto de 2019 en el trayecto de la ciudad de Monterrey a Nuevo Laredo. Su camión lo encontraron en un basurero, con toda la mercancía.
“El tráiler, cuando lo encontró la empresa, en vez de llamar a la policía o al MP (ministerio público), se lo llevaron al patio para ponerlo a trabajar”, dice ella.
Blanca supo de la desaparición de Felipe porque unos compañeros de trabajo le avisaron. Ella piensa que la empresa Fletes Mex en la que trabajaba su hermano ha complicado el rastreo. El tráiler nunca fue revisado por alguna autoridad y el celular que utilizaba su hermano, propiedad de la compañía, no fue resguardado; en su lugar la empresa compró un nuevo chip y lo entregó a un nuevo operador. Ahora, Blanca teme que se haya perdido la sábana de llamadas del aparato —pieza clave en la investigación—.
Desde el 2019 la fiscalía tamaulipeca apenas ha dado avances.
Alma Leticia Cruz busca a su esposo Mauricio Calva González, desaparecido el 1 de abril de 2021.
Originario de Hidalgo, Mauricio solía hablar con sus hijas todos los días, pero en esa ocasión, después de llegar a Nuevo Laredo el hombre no se volvió a comunicar. Después de algunos días, su familia se enteró por rumores de que Mauricio había desaparecido.
La empresa Transportes y Logística de Carga nunca avisó a Alma sobre la desaparición de su esposo, aun cuando ésta ocurrió dentro de las instalaciones de la empresa.
Con las indagatorias que hizo Alma supo que su esposo llegó a Nuevo Laredo y había un retén de delincuentes sobre la carretera. Mauricio logró escapar ileso y llegó a los patios de maniobras con el tráiler. Pero tiempo después, un grupo de personas armadas irrumpió en las instalaciones de la empresa y se lo llevó.
“La empresa dice que borra las grabaciones después de 15 días, así que la fiscalía no pudo investigar”, dice Alma. En la compañía ya nadie le contesta el teléfono. Para ella la empresa “se lavó las manos”.
Alma, de 30 años, no tiene a una persona que le ayude a cuidar a sus hijas, ahora ella tiene que buscar la manera de mantener a su familia y dedica sus tiempos libres a buscar a su pareja.
“Las empresas no se dan cuenta que se llevaron al sustento de la casa. No hay un manual que te diga qué hacer en este tipo de casos, nadie te dice a qué tienes derechos ni cómo buscar. Tienes que aprender sola”.
Abigail Villafranco busca a su tío Eulalio Vázquez y a su primo César Daniel,originarios del Estado de México y desaparecidos el 31 de marzo de 2021.
Eulalio tenía 30 años trabajando para Rada Exprés, pero este año su hijo lo alcanzó en Nuevo Laredo para trabajar en la misma empresa. Eulalio y su hijo recorrieron varias rutas cercanas a Nuevo Laredo y dedicaron tiempo a hacer trámites para que César trabajara en la misma compañía.
“Era un sueño para él ser chofer como su papá”, dice su prima. Pero el sueño quedó roto la madrugada del 31 de marzo cuando al pasar por un retén de gente armada desaparecieron. El camión que llevaban quedó abandonado con todo y la mercancía.
“De ellos ya nunca supimos nada, incluso al tráiler nunca se le hizo ningún peritaje, nada, dice Abigail”.
La empresa se comunicó con la familia de Eulalio y César y les dijo que ambos habían abandonado la unidad, que la compañía lo iba a tratar como “abandono de trabajo”. A partir de ese momento sus seres queridos iniciaron la búsqueda.
“Desde el principio te espantan, te dicen que si se los llevó el narco jamás los vas a encontrar”.
Abigail cree que los grupos de delincuentes se llevan a los choferes “porque están ampliando la plaza” y que los conductores conocen bien las rutas y caminos de Tamaulipas.
Asegura que el único apoyo que recibió la familia de Eulalio y César ha sido del colectivo de familiares de desaparecidos, porque la fiscalía no ha hecho casi nada.
Beatriz Vega busca a su esposo Epifanio Aguilar Mondragón, originario de Saltillo, desaparecido el 14 de junio de 2020.
Nadie le avisó a Beatriz que su esposo desapareció. Cuando no se pudo comunicar con él, la empresa Transmex le dijo que su esposo se había salido sin avisar de las instalaciones de la empresa en Nuevo Laredo. También le dijeron que se había ido a la zona roja y que seguro estaba ahí perdido.
“Si hubieran robado la caja del tráiler ahí estarían todos buscando, pero como es un operador a nadie le importa”, dice Beatriz.
Desde hace más de un año, ella se metió a trabajar de mesera en un restaurante a una orilla de la carretera: “gano muy poquito para mantener a mis hijos”.
La mujer dice que la empresa la dejó sola.
“¿De qué sirve que mi esposo haya trabajado tantos años para ellos, ni siquiera hacen el esfuerzo por buscarlo”.
Melisa Hernández busca a su esposo Brandon Issac,originario de Nuevo León y desaparecido el 13 de junio de 2018.
Brandon iba de regreso de Nuevo Laredo a Monterrey cuando desapareció. Melisa estaba embarazada de unas gemelas.
La mujer se enteró que su esposo estaba desaparecido gracias a otros choferes. Desde entonces Melisa inició la búsqueda de su pareja en hospitales, cárceles y en el Servicio Médico Forense. También viajó hasta una brecha donde suele haber desapariciones, pero no pudo entrar. “Si entro igual y ya no regreso tampoco”, relata.
A pesar de que, dentro del colectivo, es la lleva más tiempo buscando a su pareja, Melisa no tiene más información que las demás. Sabe que la investigación depende solamente de ella.
«Una tiene que investigar, ninguna autoridad te va a dar las cosas en la mano, te tienes que enseñar a buscar”, dice.
Tres conductores de camiones han desaparecido exactamente en el mismo kilómetro donde Brandon desapareció, el kilómetro 26 de la carretera Monterrey-Nuevo Laredo.
Melisa tiene cuatro hijos que mantener. Trabajó como enfermera en un hospital covid y actualmente se dedica a poner las vacunas anticovid en Nuevo León. Por las tardes hace manicures.
Jacinta Rincón busca a su hijo Juan Antonio Rincón, de San Luis Potosí, desaparecido el 27 de noviembre de 2019. Un compañero de Antonio fue quien avisó a su familia que dos personas armadas se los llevaron del patio de maniobras de la empresa Aralo Express, donde trabajaba.
Jacinta dice que lo poco que se sabe sobre el caso es porque ella ha investigado: “Si yo no me hubiera movido, nadie habría movido un dedo”.
Después de casi dos años, Jacinta cuenta que hace unos meses sufrió una embolia y no descarta que sus padecimientos estén relacionados con lo duro que ha sido esperar a su hijo. “Se vive sin vivir”, dice.
Nancy Aurora Hernández busca a su esposo Benjamín Mendoza, residente de Tlaxcala y desaparecido el 16 de diciembre de 2019.
Benjamín conducía un camión de pasajeros de la empresa Atha por Nuevo Laredo, pero el autobús fue detenido por un grupo de personas armadas. Del camión solo fueron extraídos Benjamín y su copiloto Ignacio Márquez. Desde entonces no se ha sabido nada de los conductores.
La familia de Benjamín inició una larga búsqueda por encontrarlo. Las autoridades les dijeron que Benjamín no estaba desaparecido, que se encontraba prófugo de la justicia. “Pues como sea pero que lo encuentren, preferible saber que está en la cárcel a que esté perdido”, dice Nancy.
Hasta la fecha ninguna autoridad ha dado evidencia de algún delito en el que estuviera relacionado Benjamín.
La vida de Nancy y de sus hijas se transformó, ella se tuvo que meter a trabajar a una maquiladora para sostener a su familia, “también trato de que ellas no decaigan, también de que no decaiga yo, porque si no me las llevo. Pero últimamente se me ha cargado más, se me juntan las deudas, se me junta el estrés, el trabajo. Nos ha costado lograr que nos volteen a ver”.
*En Tamaulipas hay 11 mil 452 personas desaparecidas, según la Comisión Nacional de Búsqueda, dependiente de la Secretaría de Gobernación. La mayoría de las desapariciones ocurren en las carreteras. Muchas familias por miedo no denuncian la pérdida de sus seres queridos en la región, la cifra negra podría ser mucho más alta.
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