Los pasos de Procopio

8 julio, 2021

Tatyi savi

Procopio Francisco Clemente, cuatro veces «señor de respeto», ha acompañado todos los procesos comunitarios de los los na savi de Cuanacaxtitlán, Guerrero

Twitter: @Kausirenio 

Ta tyiñu ñuu savi (El trabajador del pueblo de la lluvia) es el personaje central de las comunidades Ñuu Savi (Mixteco). Para llegar a este cargo hay que conocer cada proceso comunitario que va desde el Tatun (mandadero), hasta la mayordomía de las fiestas patronales. 

Así fue cómo los na savi (gente de la lluvia) lograron mantener su sistema de cargos a través de la oralidad y memoria que el concejo de señores principales transmitió a la nueva generación. Sin embargo, el sistema electoral partidista ha empezado a mermar a la organización comunitaria. 

Para los na savi de Cuanacaxtitlán Ta tyiñu ka’nu ñuu Ndíko Yùu (El trabajador grande del pueblo Piedra Afilado/Cuanacaxtitlán) es el que conoce, escucha, transmite y enriquece el conocimiento del pueblo. Además, es el que cuida al pueblo durante el año que le toca conocer los problemas internos comunitarios.

Una vez que termine su servicio en la comunidad, que es de un año, pasa a ser Ta taku ini (hombre que vive su corazón o señor de alma viviente) y se integra al consejo de ancianos o de principales, órgano que se encarga de acompañar al nuevo Ta Tyiñu para que desempeñe su servicio comunitario “así como lo hacían los que ya fueron comisarios” y que ayude a resolver los conflictos que se presente. 

A Ta taku ini también se les conoce como Ta ni xa’nu: Ta=señor, nínu= respeto, Xa’nu = grande (señor de respeto)… pero grande por su virtud fincada en la sabiduría comunitaria. No cualquiera es Ta ni xa’nu, en el mundo Ñuu Savi, ni la comunidad misma lo acepta si no cumple con las exigencias y/o requisitos para ser considerado como tal. De ahí que, ser Ta ni xa’nu va en relación directa con la personalidad en cuanto a su conocimiento y experiencia y servicio para con la comunidad.

De ese estirpe viene Procopio Francisco Clemente que fue Ta tyiñu ka’nu/Comisario en cuatro ocasiones y en 2014 fue coordinador general del Concejo de Señores Principales a la vez resolvía asuntos locales ante la ausencia de comisario municipal de Ndíko Yùu/Cuanacaxtitlán que generó el conflicto electoral en su comunidad. 

Fue así que un día nos encontramos frente a la comisaría de Cuanacaxtitlán, cuando él platicaba con los integrantes del concejo de principales. En esa noche, los Na tyiñu kautyi / excomisarios jóvenes formaban un semicírculo, y en medio de ellos escuchaban al viejo que hilaba pedazo de historia de la comunidad, narró sus viajes, sus encuentros con gobernadores y presidente de la república. De ahí desprende una y otra vez la vivencia del pueblo cuando nadie sabía de su existencia.

En el semicírculo Procopio formado en torno al concejal unos jóvenes escuchan atento los pasos del anciano en la Ciudad de México. Ese día les habló de los esfuerzos que hacían los comisarios para hacer gestiones en la capital de Guerrero o del país: “Caminábamos hasta 15 días a Chilpancingo para gestionar escuelas, centro de salud y carretera”. 

La fortaleza de Procopio estaba cimentada en sus excompañeros de primaria y amigos que lograron insertarse en el magisterio como: los profesores Faustino García Silverio y Faustino Flores García; mientras que Ulises Aldama Hernández fue seminarista en Chilapa. De ese trío de intelectuales se apoyó para llevar los servicios necesarios a su pueblo. 

Cuando Faustino García Silverio fue diputado federal suplente, visitaba a su pueblo natal, Ndíko Yùu/Cuanacaxtitlán, y se reunía con su amigo de la infancia Francisco Clemente para revisar las necesidades del pueblo, luego planeaban las gestiones para el pueblo. 

“Con el maestro Faustino veíamos cómo mejorar las escuelas, la introducción de la energía eléctrica, o la construcción del centro de salud, así como taller de corte y confección para mujeres” recuerda Procopio Francisco. 

A los 25 años de edad fue comisario por primera vez, en una comunidad indígena es muy difícil que esto suceda, pero Procopio ya tenía una vasta carrera en el servicio comunitario. Había sido topil, policía, músico y comisario de bienes comunales. Por eso, nadie le regateó el alto cargo en Ndikó Yùu/Cuanacaxtitlán.

Ante los conflictos internos de Cuanacaxtitlán viajó a Acapulco para entrevistarse con el obispo Rafael Bello Ruiz a quien le planteó los problemas de su comunidad y le pidió que la iglesia católica enviara un sacerdote para que le ayudara a apaciguar los ánimos de los pobladores. 

No consiguió que llegara un sacerdote, pero logró que llegaran unas misioneras que ayudaron a las mujeres a liberarse de sus maridos, gracias a que organizaron talleres de costuras, bordados, además, acompañaban a la familia que vivían en situaciones de pobreza extrema.   

Después de pasar años en el servicio comunitario fue llamado para integrarse al Ayuntamiento de San Luis Acatlán como regidor, así se inauguró la participación de las comunidades indígenas en el gobierno municipal en ese municipio costeño. Como edil gestionó la creación de la escuela secundaria.  

“Cuando fui comisario por primera vez lo que hice fue buscar ayuda con las personas de San Luis Acatlán, ellos me aconsejaron que lo primero que teníamos que hacer era abrir la brecha para carros, nadie tenía coche, pero lo hicimos porque creímos que esto nos comunicaría y traería beneficio para el pueblo”, contó Procopio. 

Como comisario se reunió con el gobernador Caritino Maldonado en Chilpancingo y en 1974 viajó a la Ciudad de México, para reunirse con el entonces presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, en ese viaje gestionó una preescolar: “En ese viaje, mientras yo platicaba con el presidente, mi esposa Sixta García hablaba con la esposa del señor presidente, María Esther Zuno sobre los problemas en el pueblo, fue un encuentro muy importante para el pueblo”.

De esa reunión consiguió la fundación de una escuela preescolar, Jardín de Niños Malintzi, además la construcción de la escuela primaria Vicente Guerrero para este fin, el comisario en turno ordenó que la escuela se construyera en el terreno de Procopio sin que le pidieran permiso. “El que se mete de redentor sale crucificado”, dijo con un dejo de nostalgia. 

Nació el 8 de julio de 1930, Francisco Clemente acompañó todos los procesos comunitarios, hasta la fundación de la policía comunitaria, ese trabajo le valió el reconocimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para que asistiera como invitado especial a la Cámara de Diputados el 28 de marzo de 2001. 

Ndikó Yùu/Cuanacaxtitlán se sitúa en el municipio de San Luis Acatlán, región de la Costa Chica, Guerrero, a 13 kilómetros de la cabecera municipal a lado oriente, y a 460 de altitud sobre nivel del mar, tienen una población de 3 mil 750 habitantes, descendientes de los Ñuu Savi. En los últimos años, los pobladores de esta comunidad han emigrado a Estados Unidos. 

Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.