Luego de la movilización de los jornaleros, San Quintín se convirtió en el sexto ayuntamiento de Baja California, pero aún se espera que mejore la infraestructura básica como el agua, el drenaje, los servicios de salud
Twitter: @KauSirenio
En marzo de 2015, miles de jornaleros del Valle de San Quintín ocuparon la carretera transpeninsular Tijuana-La Paz, Baja California Sur. La acción de los trabajadores del campo de inmediato atrajo la atención de los medios de difusión masiva nacional e internacional, y México estuvo en el ojo del huracán.
La movilización de ese año no resolvió todas las demandas de los jornaleros, pero visibilizó la situación precaria en que laboraban; además, la toma de la carretera generó las condiciones para que San Quintín se convirtiera en el sexto ayuntamiento de Baja California.
La protesta de los jornaleros no fue un movimiento espontáneo, sino un movimiento bien estructurado y con base social en las colonias marginales y campos agrícolas en el Valle. Esa organización le permitió tomar la carretera la madrugada del 17 de marzo de 2015.
La manifestación duró dos meses y terminó cuando policías municipales de Ensenada y estatales desalojaron a los trabajadores agrícolas que mantenían el bloqueo en la carretera el 9 de mayo de 2015. Ese día, los uniformados detuvieron a varios jornaleros e hirieron con arma de fuego a más de una decena de manifestantes.
Días después, autoridades federales encabezadas por la Secretaría de Gobernación, el gobernador Francisco Vega de Lamadrid y el presidente municipal, Marco Antonio Novelo Osuna firmaron un acuerdo para mejorar las condiciones sociales y laborales de los jornaleros y de sus familiares, incluido el compromiso de prevenir y sancionar la explotación y el hostigamiento laboral y sexual que sufren las mujeres jornaleras indígenas por parte de los “mayordomos” de los ranchos agrícolas.
La protesta de los trabajadores agrícolas en “la tierra prometida” se originó por los constantes abusos de los patrones, mayordomos hacia las mujeres: el acoso sexual, jornadas extenuantes sin derecho a servicio médico, vacaciones o aguinaldos.
Las razones que generó el movimiento social de jornaleros agrícolas más importante en Baja California en 30 años, cuando llegaron a trabajar en ranchos agrícolas privados, que producen frutas y verduras para la exportación a los Estados Unidos y Europa.
El proceso de producción de estos ranchos agrícolas se basa en la explotación laboral indiscriminada de los indígenas y sus familiares, en su mayoría provenientes de los tres estados más pobres de México: Oaxaca, Guerrero, y Chiapas, además de Puebla, poco visibilizados en la agenda nacional.
La movilización de los trabajadores del campo en el Valle de San Quintín propició otras formas de lucha que se concatenaron entre los jornaleros y colonos de las ciudades fronterizas, como Tijuana, Tecate y Mexicali, que salieron a la calle en enero de 2017 a defender el agua, evitar su privatización, que es lo que pretendía el gobernador panista Francisco Vega de Lamadrid.
Así las cosas, en Baja California, las demandas expuestas en la mesa de trabajo con los gobiernos federal, estatal y municipal que se estableció por la presión del movimiento por la reivindicación de los derechos de los jornaleros en el Valle de San Quintín solo se ha cumplido de manera muy parcial.
El activismo en el campo y en la ciudad permitió, en 2019, la construcción de la alternancia en el gobierno del estado, ya que transitó del Partido Acción Nacional (PAN), organización partidista ligado al conservadurismo empresarial, al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Sin embargo, el cambio de estafeta en la administración del estado no ha resuelto la vieja demanda de los jornaleros.
Ahora, como municipio, se espera que mejore la infraestructura básica como el agua, drenaje, servicio de salud, ausente en el Valle. Ni siquiera las calles han dejado de ser polvosas o inundadas cada vez que llueve. Llegar a esta zona inhóspita del país es reencontrarse con el México profundo que acuñó Guillermo Bonfil Batalla.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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