El gobierno federal incluye entre sus proyectos prioritarios para la activación económica tras la pandemia un muelle para cruceros que ocultó, en la Manifestación de Impacto Ambiental, la existencia de al menos 13 especies de corales, algunas en peligro de extinción
Texto: Ricardo Hernández Ruiz
Fotos: Coral Reef Ecosystems y Cortesía Germán Méndez
QUINTANA ROO.- En la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del nuevo muelle de cruceros que se pretende construir en la isla de Cozumel, Quintana Roo, omitieron mencionar al menos 13 especies de coral a fin de conseguir la aprobación de la Semarnat. El proyecto está inscrito como prioritario en el plan federal de reactivación económica.
Dos de esas especies de coral están clasificadas como amenazadas en la Norma Oficial Mexicana 059 ambiental, reveló Guadalupe Martín Cab, directora de la organización Conservación Investigación y Manejo Ambiental de Cozumel (Cimac).
Ante el anuncio de octubre pasado de la intención de construir un cuarto muelle en una de las isla que recibe más cruceros en el mundo, la organización civil estudió las especies de coral que se verían afectadas por las obras y el atraque de embarcaciones de hasta 362 metros de largo.
El reporte técnico fue realizado mediante 24 censos visuales de buzos en una superficie de más de mil 400 metros cuadrados que tocan el área del proyecto del muelle. Contabilizaron 20 distintas especies de coral.
En contraste, la MIA del proyecto promovido por la empresa Muelles del Caribe enlista apenas siete especies de coral en el apartado “Composición biótica”. Entre las especies que omitió incluir figuran Orbicella faveolata y Orbicella annularis, enlistadas en la NOM-059, así como Meandrina meandrites, la cual está a punto de la extinción local, según ha advertido Healthy Reefs for Healthy People. La organización, incluso, lanzó el año pasado un programa emergente para la localización de los ejemplares que se avisten; buscaban su recolección y posterior resguardo y crianza en laboratorios de conservación.
La omisión de las especies de corales, reiteró Martín Cab en entrevista telefónica, se debe a que la empresa pretende disimular los impactos que generaría un proyecto de tal envergadura. La finalidad es que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la dependencia encargada del dictamen, apruebe la MIA.
El muelle se ubicará en la costa noroeste de la isla de Cozumel, entre dos Áreas Naturales Protegidas y próximo a sus áreas de influencia respectivas. Tiene por objetivo construir las obras que permitan el atraque de buques de cruceros que llegan a la zona, así como el abordaje y desembarco de cientos de miles de turistas al año.
El proyecto incluye también un edificio que funcione como terminal de cruceros para recibir a las personas que aborden o desembarquen de los cruceros. La conexión entre el muelle y la terminal, detallan en la MIA, será mediante un puente peatonal que cruzará la Avenida Rafael E. Melgar.
El muelle, en forma de “L” y con una superficie de total de 1.16 hectáreas, será edificado sobre pilotes de acero y losas de concreto prefabricadas.
La inversión estimada para la ejecución del proyecto será de 58 millones 617 mil 23 pesos; un porcentaje se contempla para las medidas ambientales.
En octubre de 2020, en un acto solemne, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en conjunto con la iniciativa privada, presentó una batería de proyectos estratégicos para la reactivación económica post-Covid. Son 39 obras en el sector de Comunicaciones y Transportes, Energía y Medio Ambiente; sumarían en conjunto casi 300 mil millones de pesos, entre ellos está el muelle de Cozumel.
El proyecto no solo tiene la venia presidencial, sino que cuenta con el apoyo del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González; también, de empresarios con amplia influencia en la entidad y en el país, tales como Alejandro Zozaya, ejecutivo de Apple Leissure Group, quien manifestó su apoyo en la más reciente edición del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC).
En 2019, antes de que la pandemia modificara todo, atracaron en Cozumel mil 369 cruceros cargados de 4.5 millones de cruceristas.
Al aumentar la capacidad de recibir cruceros, aumentará, también, el número de visitantes al Parque Nacional Arrecifes de Cozumel. Ese espacio tiene una capacidad máxima de 2 mil 500 visitantes, pero por la alta demanda suele llegar a 3 mil 500 personas por día, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). Sobrepasar la capacidad se puede traducir en malas prácticas turísticas y en afectaciones a los corales. Pueden ser daños físicos o por estrés, lo cual causa su blanqueamiento y puede conducir al síndrome blanco, la enfermedad que ha matado a más del 40 por ciento de estos animales en el Caribe mexicano.
En la investigación titulada «Evaluación ambiental y de macroalgas bioindicadoras de contaminación en el Parque Nacional Arrecifes de Cozumel», publicada en marzo de 2019 por Laura Calva Benítez, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), se demuestra que en el área de arrecifes aledaños al muelle ya existente se encontró una alta concentración de nutrientes, de carbono orgánico e, incluso, de hidrocarburos.
El documento establece que el aumento de nutrientes provenientes de las descargas residuales urbanas, hoteles y embarcaciones «potencialmente puede provocar daños a la comunidad arrecifal».
Y es que, para poder crecer saludablemente, los corales necesitan un ambiente de pocos nutrientes. Si estos aumentan, es en perjuicio de los corales, advierte la especialista.
El desplante del muelle iniciaría en la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat), la cual se encuentra desprovista de vegetación costera, según apuntaron en el documento. Sin embargo, el buzo Germán Méndez afirma lo contrario. El también activista medioambiental en la zona con años de actividad turística-recreativa.
Según su versión, la Zofemat estaba cubierta de mangle hasta que, de un momento a otro, se secó a causa de herbicidas. Las fotos que exponen en la MIA, afirma, son luego de que el herbicida hubiera cumplido su función.
A solicitud de Méndez, la Semarnat inició un proceso de consulta pública del proyecto, que inició este 8 de abril y terminará el 6 de mayo.
Vale recordar que el Artículo 60 TER de la Ley General de Vida Silvestre establece que queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda, o cualquier obra o actividad que afecte la integralidad del flujo hidrológico del manglar, del ecosistema y su zona de influencia, de su productividad natural, de la capacidad de carga natural del ecosistema para los proyectos turísticos, de las zonas de anidación, reproducción, refugio, alimentación y alevinaje; o bien de las interacciones entre el manglar, los ríos, la duna, la zona marítima adyacente y los corales, o que provoque cambios en las características y servicios ecológicos.
La familia Molina Casares, dueña de Muelles del Caribe, la empresa promovente, tiene amplia influencia y poder económico en el sureste de México.
Originarios de Yucatán, los hermanos Martha Leticia, Ignacio Octavio Pablo, Rogelio Tirzo, Mario Manuel, José Lorenzo, Juan Francisco y José Trinidad Molina Casares han constituido al menos 113 empresas en la región, según una revisión que hizo este medio en el Registro Público del Comercio.
Los giros de sus empresas van desde la operación de muelles, hasta la organización, promoción y venta de excursiones y actividades acuáticas y subacuáticas; prestación y explotación del servicio público de autotransporte federal de turismo; prestación de servicios turísticos; transportación marítima; compra venta de terrenos, entre otros.
El muelle completaría un círculo en la cadena de servicios turísticos ofertados por la familia.
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