Las restricciones de movilidad, las recesiones económicas y las perturbaciones agrícolas derivadas de la pandemia elevaron los niveles de seguridad alimentaria, advirtió la Organización Meteorológica Mundial. «Es indispensable adoptar medidas este año», pide el secretario general de la ONU, António Guterres
Texto: IPS Noticias
Foto: Laura Quiñones / ONU Noticias
El clima extremo combinado con la covid-19 fue un doble golpe para millones de personas en 2020, pero ni siquiera la desaceleración económica causada frenó el calentamiento global, y sus impactos cada vez se aceleran más, aseguró un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) divulgado este lunes 19.
“Tenemos 28 años de datos que muestran aumentos significativos de temperatura en la tierra y el océano, aumento del nivel del mar, derretimiento de hielo marino y glaciares, y cambios en los patrones de precipitación” dijo Petteri Talas, secretario general de esa agencia de las Naciones Unidas.
La década 2011-2020 fue la más cálida de la historia, 2020 uno de los tres años más calientes, y la temperatura media mundial estuvo 1,2 grados Celsius por encima del nivel preindustrial (1850-1900), siendo que la meta mundial, ante el creciente calentamiento, es no pasar de,15 grados antes del año 2050.
Al presentar el estudio “El estado del clima mundial”, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que “en este informe se demuestra que no hay tiempo que perder. El clima está cambiando, y los impactos ya son demasiado perjudiciales para las personas y el planeta. Es indispensable adoptar medidas este año”.
“Tenemos 28 años de datos que muestran aumentos significativos de temperatura en la tierra y el océano, aumento del nivel del mar, derretimiento de hielo marino y glaciares, y cambios en los patrones de precipitación”: Petteri Talas.
El informe precede una cumbre virtual de líderes sobre el tema, que se realizará los días 22 y 23 de abril, y la 26 sesión de la Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP 26), prevista para noviembre próximo en Glasgow, Reino Unido.
En 2020, la covid agregó una dimensión nueva a los peligros meteorológicos, climáticos y los relacionados con el agua, impactando la salud y el bienestar humanos, explica el informe.
Las restricciones de movilidad, las recesiones económicas y las perturbaciones del sector agrícola exacerbaron los efectos de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos.
Eso elevó los niveles de inseguridad alimentaria y ralentizó la prestación de asistencia humanitaria. La pandemia también interrumpió las observaciones meteorológicas y complicó los esfuerzos de reducción del riesgo de desastres.
La desaceleración económica deprimió temporalmente las nuevas emisiones de gases de efecto invernadero (causantes del calentamiento global), pero no tuvo un impacto perceptible en las concentraciones atmosféricas.
Las concentraciones de esos gases aumentaron en 2019 y 2020, las de dióxido de carbono superaron las 410 partes por millón (eran 280 ppm en el siglo XVIII). Si siguen ese patrón podrían alcanzar 414 ppm en 2021.
Más de 80 por ciento del área oceánica experimentó al menos una ola de calor marina en 2020, y el nivel promedio del mar ha aumentado a un ritmo mayor en parte debido al mayor derretimiento de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida.
Solo en Groenlandia la pérdida de hielo por desprendimiento de icebergs batió los récords de 40 años. En total, se perdieron unas 152 gigatoneladas de hielo de la capa de hielo de Groenlandia entre septiembre de 2019 y agosto de 2020.
En 2020 se produjeron fuertes lluvias e inundaciones en gran parte de África y Asia, y en contraste una severa sequía afectó a muchas partes del interior de América del Sur, como el norte de Argentina, Paraguay y las áreas fronterizas de Brasil y Uruguay, con pérdidas cercanas a 3000 millones de dólares.
En el Ártico siberiano y en Australia las altas temperaturas se acompañaron de incendios forestales, y en Estados Unidos los incendios más grandes jamás registrados ocurrieron a fines del verano y otoño.
El Valle de la Muerte en California, Estados Unidos, alcanzó los 54,4 grados centígrados el 16 de agosto, la temperatura más alta conocida en el mundo en los últimos 80 años.
Con 30 tormentas con nombre, la temporada de huracanes del Atlántico Norte tuvo la mayor cantidad registrada de la historia de estos fenómenos, y al otro lado del planeta, el ciclón Amphan fue el más costoso registrado en el norte del océano Índico, con pérdidas solo en India de 14 000 millones de dólares.
Más de 50 millones de personas se vieron doblemente afectadas en 2020 por desastres relacionados con el clima (inundaciones, sequías y tormentas) y por la pandemia, incluidos fuertes desplazamientos de comunidades enteras en América Central, África y el sureste de Asia.
Los países “deben comprometerse a lograr emisiones netas de valor cero, a más tardar, en 2050. Deben presentar planes nacionales sobre el clima ambiciosos con suficiente antelación a la COP 26. Y deben actuar ahora para proteger a las personas contra los efectos desastrosos del cambio climático”, urgió finalmente Guterres.
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