Mujeres, hombres, niños, niñas y adolescentes mantienen desde el 22 de marzo un plantón para exigir la salida de Bonafont de su localidad, pues acusan que la explotación desmedida del acuífero ha provocado desabasto de agua en la comunidad
Texto: Fernando Merino Noriega
Foto: Lado B
PUEBLA.- “Dicen [las y los escépticos] que Bonafont no se va a ir; que va a resistir. Pues veremos quién resiste más, si el pueblo o [la empresa]”, dice con seguridad Ángela*, de 53 años, una de las decenas de personas que mantienen, desde el 22 de marzo, un plantón en las inmediaciones de la empresa Bonafont ―perteneciente a la multinacional francesa Danone―, ubicada en Santa María Zacatepec. El objetivo de la movilización es contundente: que la empresa no extraiga ni una gota más de agua de los mantos acuíferos de la zona.
Durante los 20 años que lleva instalada la empresa en la comunidad, personas que se dedican al campo han visto como la Comisión Nacional del Agua (Conagua) da a esta empresa la libertad de extraer cantidades exorbitantes del recurso hídrico, pues aseguran que no hay un control hacia Bonafont, mientras que a las personas del pueblo les limitan el uso del líquido para sus tierras; el resto de la población también denuncia la preferencia de esta institución, y otras más, hacía la empresa, lo que provoca que padezcan la falta de agua.
Por ello, con la meta fija de que la empresa se marche, el plantón ha resistido más de 15 días desde aquella caminata por la conmemoración del Día Internacional del Agua, el 22 de marzo, que se alimentó del hartazgo de la gente para convertirse en plantón. Así, con acciones de visibilización ―de los efectos negativos que ha provocado la empresa desde su instalación― a través expresiones artísticas; emisiones de radio comunitaria y la resistencia a las inclemencias del tiempo de las y los participantes en el plantón buscan presionar a la empresa para que cierre operaciones; adelantan que permanecerán ahí el tiempo que sea necesario hasta que eso ocurra.
Y permanecerán porque el extractivismo hídrico ha afectado la vida diaria de las personas de la región, ya que el agua de los pozos artesanales de la comunidad poco a poco ha ido mermando hasta el punto de que en algunos solo se pueden sacar entre 50 y 200 litros de agua para las actividades diarias; en los casos más severos los pozos se encuentran secos.
Esto ha provocado que, al igual que en las grandes ciudades, las personas tengan que reutilizar el agua muchas veces 一por ejemplo, destinar el agua con la que se limpió el piso para el baño一 y pagar pipas para abastecer su consumo.
El agua a la que pueden acceder la personas de la comunidad de Zacatepec es insuficiente, pues de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada persona requiere en promedio 100 litros de agua al día para satisfacer sus necesidades de consumo e higiene, y como cada familia utiliza un pozo para las necesidades de alrededor de cinco integrantes: los 200 litros que se sacan como máximo no alcanzan ni para la mitad.
Esta falta de agua en la comunidad contrasta con la abundancia del líquido que Bonafont gozaba antes de que sus actividades fueran pausadas por el plantón. De acuerdo con información que trabajadores de la empresa compartieron con los habitantes del municipio, la planta de Bonafont en el municipio de Juan C. Bonilla extrae al año 590 millones 976 mil litros de agua (más de un millón y medio por día), es decir, 31 millones 104 mil garrafones de 19 litros (lo que representa más de 85 mil garrafones por día).
Lo anterior se traduce en una ganancia de mil 368 millones 576 mil pesos 一tomando en cuenta que el precio comercial por garrafón es de 44 pesos一 al año, según cálculos de las y los pobladores de la comunidad, hechos con base en los datos que les compartieron los empleados de la empresa.
Pese a los datos compartidos por sus empleados, la empresa, a través de un comunicado, afirmó que tiene la autorización de extraer 280 mil metros cúbicos anuales del acuífero Valle de Puebla 一28 millones de litros al año一, lo que, según la empresa, representa solo un 0.09 por ciento del agua del acuífero de la zona; la cantidad de agua que Bonafont reporta que extrae representa apenas el 21.1 por ciento de las cifras reportadas por los empleados a las personas del plantón.
Bonafont también se deslinda en el comunicado del desabasto que existe en la comunidad, aseverando que solo explotan una mínima parte del acuífero, pero desde que la empresa no está operando 一por el bloqueo de los accesos para evitar que el personal de la planta ingrese y continúe con las labores de extracción del agua一, las bombas de diferentes hogares han pasado de solo poder extraer agua por cinco minutos a 15 minutos desde el 22 de marzo, es decir, aumentó la disponibilidad de agua.
Por otro lado, Bonafont también refiere que cuenta con todos los permisos federales, municipales y estatales para el funcionamiento de su planta en Juan C. Bonilla y llamaron a las autoridades a “atender a través del diálogo, las preocupaciones de este grupo de personas y que los accesos de [su] planta sean liberados lo antes posible”, porque el plantón “limita la distribución y abasto del vital líquido a los clientes y consumidores de Puebla”; aunque las personas del plantón han exigido en reiteradas ocasiones que la empresa muestre sus permisos, no han recibido respuesta.
El problema de la escasez de agua atraviesa a todas las personas del municipio de Juan C. Bonilla, en particular de Zacatepec, y por ello hay personas de todas las edades exigiendo el cierre de la planta. Angela ha visto que sus hijos, hijas, nietos y nietas no tienen agua para lavar ropa, los trastes o para la limpieza de la casa.
Pero no solo quienes están en el plantón abonan a la resistencia, sino también otras personas de la comunidad, incluso de la capital del estado, quienes apoyan con víveres para la gente que pasa la mayor parte del tiempo en las movilizaciones: al estar en el lugar se escucha constantemente el claxon de vehículos que traen comida y materiales para los talleres que se brindan.
Además de la gente de Juan C.Bonilla, habitantes de San Pedro Cholula, Coronango, Tlaltengo se han sumado a la resistencia, pues algunas comunidades de estos municipios también se han visto afectadas. Pedro y Angela consideran que en caso de que cierre la empresa, el beneficio también será para las ciudades, porque los cultivos de la zona también se distribuyen en los mercados de la capital del país y del estado.
Un sistema que restringe el consumo de agua para el campo pero da a manos llenas a empresas
“¿Si a nosotros como campesinos nos limitan hasta ciertos metros cúbicos para explotar el suelo, por qué estas empresas [vienen y extraen lo que quieren]?”, dice colérico Pedro*. El hombre de 35 años destaca que la utilización del agua en la agricultura es parte del ciclo natural de este recurso, mientras que el extraer el agua y llevarla a otros lugares no abona a la renovación de los mantos freáticos.
De acuerdo con Pedro, la Conagua tiene una forma de medir el líquido que consumen las y los campesinos, a través de la Comisión Federal de Energía (CFE), pues con base en los watts utilizados por las bombas de los pozos de riego se calcula el volumen del agua extraída: “por una bomba de 75 caballos se sacan aproximadamente 35 litros por segundo”, explica Pedro; en caso de que se pasen de la cantidad destinada, las y los campesinos son requeridos para explicar el por qué se superó la cantidad permitida para la extracción de agua y en ocasiones pueden ser amonestados.
Incluso denuncia que han acudido a Conagua a solicitar pozos de riego para la agricultura, pero la institución siempre les dice que están agotadas las concesiones y permisos para más pozos, pese a que sus cultivos, principalmente el maíz y hortalizas, solo requieren de dos riegos al año: en la cosecha y en la espiga; sin embargo, Pedro denuncia que la planta de Bonafont extrae agua las 24 horas del día.
Algo que también indigna a las y los pobladores de Zacatepec es que las empresas solo dan un pago mínimo por la concesión; ejemplo de eso es que la empresa Coca-Cola Femsa, una de tres empresas que acaparan el 82 por ciento del mercado de las bebidas, junto con Pepsi Cola y Danone, paga 2 mil 600 pesos al año por concesión para extraer agua, de acuerdo con el Informe sobre Violaciones a los Derechos Humanos al Agua y al Saneamiento en México; sin embargo, no hay información sobre el monto que paga Bonafont por la concesión que tiene desde hace 20 años.
Bonafont ha hecho énfasis en que la operación de su planta genera empleos; según los cálculos de las y los pobladores, son cerca de 300 puestos de trabajo los que creó la empresa, pero las y los afectados afirman que son más 40 mil habitantes quienes sufren la falta de agua desde la instalación de la planta, por lo que no es equiparable el beneficio de los empleos con las afectaciones que provoca la empresa.
Pese a esa idea de desarrollo que se les ha tratado de imponer, las personas que exigen el cierre de de la planta no piensan dar un paso atrás en su lucha. Hasta el momento, solo han tenido una reunión con la Secretaría de Gobernación, pero no les han dado muchas soluciones, o una fecha del cierre de la empresa, sino que solo se trató el tema de los derechos de las y los trabajadores, pues se difundió información falsa de que las personas del plantón tenían retenidos a integrantes de Bonafont.
“Si se trata de estar un año aquí, aquí estaremos un año, si se tratan de diez años igual. Quizá nos moriremos, pero vienen nuevas generaciones que aquí van a estar, porque Bonafont no vuelve a sacar una gota de agua de aquí”, afirma Ángela. Más que una advertencia, es una suerte de presagio, pues otra lucha que emprendió la comunidad fue la defensa del río Metlapanapa, que provocó la detención de uno de sus impulsores. Ahora, pese a todo, la resistencia continúa a más de un año de iniciar.
Este trabajo fue realizado por LADO B que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original.
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