31 marzo, 2021
Maricela, indígena otomí de 16 años, salió a trabajar el 21 de marzo y nunca regresó a su casa; medios de comunicación informaron que su cuerpo había sido hallado con señas de tortura, con base en filtraciones de la Fiscalía General de Justicia de la capital. Pero ante los familiares las autoridades sostienen otras versione y no han entregado el cuerpo. La familia demanda verdad y acusa que la negligencia obedece a la discriminación
Texto y fotos: Arturo Contreras Camero
CIUDAD DE MÉXICO.- Después de una semana de búsqueda en la que visitaron la morgue, un Ministerio Público, un hospital y una agencia de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), la familia de Maricela Escorza Salinas aún no encuentra a la joven.
Maricela, de 16 años, salió del campamento en el que vive con su familia enfrente del número 18 de la calle Roma, en la colonia Juárez. Fue a limpiar parabrisas en los semáforos de calles aledañas, pero no regresó. Cuando su familia inició su búsqueda se toparon con una serie de irregularidades, muchas, aducen, por tratarse del caso de una mujer indígena.
El 29 de marzo varios medios publicación notas informativas dn que Maricela había sido encontrada en una vecindad cercana al campamento, que su cuerpo presentaba marcas de tortura y que se trataba de un feminicidio vinculado con el asesinato de dos jóvenes mazahuas en noviembre. Todas las notas citan como fuente información de la propia Fiscalía, sin embargo, los familiares de Maricela aseguran que esa versión es falsa.
“¿La fiscalía qué trama?”, pregunta Joaquina Salinas, tía de Maricela, que desde su desaparición la ha buscado. “Cuando nosotros vamos para allá (a la agencia del MP), nos dicen que la atropellaron, pero la Fiscalía anda diciendo que fue un feminicidio”.
Cuatro días después de la desaparición de Maricela, su familia acudió a la FGJCDMX para levantar la denuncia y que se emitiera una Alerta Amber para la búsqueda de la menor. Después de haber emitido la alerta, el 26 de marzo, se notificó a la familia que el cuerpo de la menor podía corresponder con uno que se encontraba en el Instituto de Ciencias Forense de la ciudad.
“Al principio nos dieron un oficio, era para reconocer. Y llegamos allá al forense, y nos muestran la foto, ¡nada más!, Ahí ella ya se veía diferente, y les digo: la verdad, no es ella. Después nos enseñaron un cuerpo a través de una vitrina y ahí dijimos que no, que no era ella. Ellos nos decían que sí, porque las características que nosotros les habíamos dicho era idéntica a ella, pero no nos mostraron la cicatriz en el brazo izquierdo que tiene, a través de la vitrina no se veía”.
Joaquina, familiar de Maricela.
Como el reconocimiento no fue conclusivo, los familiares de Maricela pidieron ver sus ropas, pero en el Incifo no las tenían, que por la pandemia, muchas veces los hospitales se deshacían de ellas. Por el mismo motivo, les dijeron que no podían ver el cuerpo más de cerca o sin una vitrina de por medio.
Buscando las ropas de la menor, sus familiares llegaron a la la agencia 6 del Ministerio Público de la alcaldía Cuauhtémoc, en donde, después de explicar el caso, les informaron que en esa agencia se había abierto una carpeta de investigación por el atropellamiento de una mujer en la esquina de Reforma y Bucareli.
Al ver los videos de las cámaras de seguridad en el momento del atropellamiento, la madre de Maricela, Esther, reconoció a su hija por algunas de las señas de la ropa que portaba, pero el reconocimiento no parecía conclusivo, por lo que del MP fueron al hospital donde habían llevado el cuerpo que podría ser de Maricela.
Así, encaminaron hacia el Hospital General de Iztapalapa. “Ahí les preguntamos que por qué habían mandado el cuerpo hasta allá y no acá al Centro Médico”, asegura Joaquina, “Dijeron que porque todos los hospitales de aquí nomás se atiende de covid, pero cuando llego ahí nos dijeron lo mismo”.
Lamentablemente, en el hospital no pudieron encontrar las ropas de la menor, pero sí descubrieron que el cuerpo de su familiar había estado ahí, que lo había llevado una ambulancia en la que, al no encontrar en ella alguna identificación o un teléfono celular la identificaron como Guadalupe “N”, por sus rasgos indígenas, y le calcularon 25 años.
Actualmente la familia está en espera de una confronta genética para corroborar si los restos que se presumen como los de Maricela son en verdad de ella, además de una reunión con personal de la Fiscalía de la Ciudad para dirimir las fallas en la investigación.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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