21 diciembre, 2020
En los últimos seis años en 10 estados del país se han registrado 209 agresiones contra personas LGBT. El reporte realizado por la Fundación Arcoíris advierte que estas agresiones van en aumento
Texto: Samantha Anaya / Zona Docs
Foto: María Fernanda Ruíz /Archivo
JALISCO.- El informe 2020 del Observatorio Nacional de Crímenes de odio contra las personas LGBT, publicado por el Observatorio Nacional de Crímenes de odio contra las personas LGBT de la Fundación Arcoíris, ha documentado 209 agresiones en los últimos seis años, el periodo que abarca del 2014 al 17 de mayo de 2020.
Esta cifra solo integra los casos de 10 estados: Ciudad de México, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Guerrero, Michoacán, Puebla, Veracruz, Nuevo León y Jalisco, donde el observatorio tiene presencia.
De estos 209 casos, 25 ocurrieron en 2020; 75 durante 2019; 36 en 2018; 25 en 2017; 12 en 2016; 23 en 2015; y 13 en 2014. Esta información da cuenta de que tan sólo hasta el quinto mes de este año ocurrieron más crímenes de odio contra personas LGBT que en todo 2014.
El Observatorio ciudadano reconoce que por cada caso visible hay, por lo menos, tres casos invisibilizados.
A decir del informe, en muchas ocasiones se desconoce el nombre de la víctima, la cual termina siendo identificada por su nombre social, es decir, por el nombre que había elegido para que el resto de las personas se dirigieran a él o ella. Por ello, al menos, 45 víctimas identificados por el Observatorio permanecen con su nombre en anonimato.
Por su parte, se identificó que el rango de edad de las víctimas varía, por lo que, el Observatorio concluye que: “no hay momento de nuestra vida que estemos exentxs de peligro”.
La víctima más joven tenía entre 5 y 9 años, y la mayor 69. El 30.4% tenía entre 20 y 30 años de edad; 23.44% tenía entre 30 y 40 años; casi el 58% tenía menos de 40 años; y se desconoce la edad del 16% de las víctimas.
De estos casos, en 157 las víctimas fueron asociadas con el sexo masculino, y 43 de ellas con el sexo femenino.
Por otro lado, en cuanto a su identidad de género, fueron identificadas: 43 mujeres trans; 85 hombres; 11 mujeres; dos hombres trans; dos personas trans; y de 16 personas no se tiene registro de su identidad de género.
En cuanto a la orientación sexual de las víctimas, 112 se identificaron como homosexuales; 17 como lesbianas; 15 como heterosexuales; dos como bisexuales, y no se cuenta con los datos sobre la orientación sexual de 63 personas. Con base en esta información recabada por el Observatorio de Crímenes de Odio, se concluye que:
“Después de las mujeres trans, son los hombres gays quienes son asesinados con mayor frecuencia. La población bisexual sigue siendo invisibilizada”.
Conocer la nacionalidad de las víctimas, menciona el Observatorio, “es importante para la definición del panorama social en el que se enmarcan estos hechos”. En 81.34 por ciento de los casos las víctimas eran mexicanas, y sólo una de ellas lo era por nacionalización. Al respecto, el Observatorio tiene el registro de una mujer trans que residía en Estados Unidos y desapareció en Baja California.
En 17.22 por ciento de estos 209 casos se desconoce la nacionalidad de las víctimas. Asimismo, se documentó que tres de las personas agredidas eran extranjeras: en este caso se trató de tres mujeres trans, originarias de El Salvador, Colombia, y de la tercera se desconoce su lugar de origen. Los homicidios de dos de estas víctimas ocurrieron en Chihuahua, y el restante en Veracruz.
El Observatorio subraya que:
“Consideramos importante destacar los casos de personas migrantes y en condición de movilidad, a pesar de que intuimos que desconocemos de muchos de ellos. Es posible que podamos explicar, en parte, la falta de esos datos al considerar las vulnerabilidades y dificultades que tienen las personas migrantes LGBT, entre las que se encuentra la persecución constante por autoridades para su detención; hecho que en ciertas ocasiones se traduce en no revelar su nacionalidad, orientación sexual e identidad de género. Así, permanecen sin haber sido identificadxs plenamente como en los casos de secuestro o desaparición”.
En cuanto a la población desplazada internamente, se tiene registro de que 16 de las víctimas fueron asesinadas en un lugar distinto a su estado natal. De estos 16 casos, tres de ellos (18.75% del total) migró desde Chiapas; desde Tabasco, Veracruz y Guerrero migraron dos personas por cada entidad. De Campeche, Colima, Durango, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca y Zacatecas, salió una persona por cada estado.
Sobre los estados receptores, Jalisco se registró como el principal destino, al recibir a un cuarto de las y los migrantes nacionales de las y los registrados por el informe 2020 del Observatorio. A Jalisco le siguen la Ciudad de México, Michoacán y Chihuahua, que se convirtieron en el destino de tres personas (por cada estado) LGBTTTIQ+ migrantes.
Baja California, Puebla y Veracruz recibieron a una cada uno. De estos casos, 9 de estas personas eran mujeres trans (cuatro heterosexuales y tres homosexuales), seis eran hombres homosexuales y una de ellas era una mujer lesbiana.
En 69 por ciento de estos mismos casos, las víctimas tenían entre 20 y 40 años de edad, y 19 por ciento tenía entre 45 y 50 años.
De los datos recabados por el Observatorio, en 91 de los casos se desconoce la actividad que realizaban las víctimas.
Las personas que laboraban en el trabajo sexual y el trabajo concerniente a la estética y belleza representan en conjunto 46.6%. Las siguientes actividades más comunes a las que se dedicaban las víctimas eran: empleos en sectores públicos y privados; autoempleo o profesionalización independiente, entre las que se encuentran: abogadas y abogados, académicas y académicos, comerciantes, empresarias y empresarios, obreras y obreros, enfermeras y enfermeros.
De estos 209 casos registrados hasta mayo de 2020, 10 de las víctimas eran estudiantes y tres eran docentes; otras cuatro personas se dicaban a la danza, como bailarinas, bailarines, coreógrafas y coreógrafos; la actividad laboral de tres de ellas estaba relacionada con bares; y dos se dedicaban a labores religiosas.
“Los crímenes de odio se caracterizan por ser particularmente violentos”, puntualiza en su informe el Observatorio.
Las principales causas de muerte en los casos que se tienen registrados fueron: por un impacto de bala (26.75); los ataques con arma blanca representan el 24.3 por ciento del total; los casos de homicidio a causa de golpizas registran el 15.7 por ciento; y asfixia el 12.9 por ciento
Entre las estrategias de tortura cometidas contra este grupo de la población se encuentran: la lapidación, el desollamiento y el uso de productos químicos. Otras armas empleadas van desde desarmadores y martillos, hasta machetes y motosierras; las golpizas se dan tanto con los puños como con otros objetos, precisa el informe.
En el 54.68 por ciento de los 209 casos de los que se da cuenta en este informe había señales de agresiones sexuales.
“Conocer estos datos da cuenta de la violencia, degradación y deshumanización que enfrentan las víctimas previas y posteriores a los homicidios. Todas las personas tenemos derecho a vivir libres de violencia, con dignidad y respeto”, señala el Observatorio de crímenes de odio contra personas LGBT.
Sobre el perfil de los agresores, en el 58 por ciento de los casos se desconoce si la víctima le conocía o no.
Del 42 por ciento restante, en el 5.7 por ciento de los casos el homicida era un cliente y el 13.6 por ciento de las víctimas fueron asesinadas por alguien con quien se tenía relación sexo-afectiva. De esta última cifra, nueve de los victimarios eran pareja de la víctima, en uno de estos caos era su expareja; y en dos de estos era una persona con quien la víctima estaba en camino de establecer una relación sentimental.
En el 53.13 por ciento de los 209 casos registrados, el agresor era un desconocido, mientras que en el 12.5 por ciento era una persona que la víctima conocía, pero que no tenía una relación tan significativa con él o ella.
El 4.17 por ciento de las personas fueron asesinadas por una persona con la que sostenían un vínculo de amistad, y en 2 de estos casos fueron asesinadas o asesinados por algún familiar.
De los datos recabados por el observatorio, se da cuenta de que 39.75 por ciento de las personas LGBTTTIQ+ fueron asesinadas en espacios públicos: 46 de esos homicidios ocurrieron en la calle; cuatro en la carretera; y 14 en diversos espacios públicos como lotes baldíos, bodegas, estacionamientos, en un cementerio y en una escuela.
Por otro lado, 38.52 por ciento del total de las víctimas fueron asesinadas al interior de sus casas. El 2.48 por ciento fueron asesinadas en el domicilio de algún familiar o algún conocido, (de acuerdo con los datos obtenidos, se puede tratar del mismo agresor). El 9.94 por ciento de los crímenes ocurrió en lugares como bares o antros (siete casos), hoteles (cuatro casos), o lugares de encuentros (cinco casos).
De los 209 casos registrados, en el 40.7 por ciento no hay algún detenido, y sólo en el 31.45 por ciento de los casos totales hay alguna persona detenida.
Finalmente, explica este informe, todos estos datos muestran que “no hay lugar en el que se garantice seguridad y signifiquen espacios libres de violencia para las personas LGBT”, ni personas con las que estén seguras y seguros, ni una edad en la que estén “exentas o exentos” de ser víctimas de un crimen de odio.
Este trabajo fue publicado originalmente en ZONA DOCS que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar la publicación original
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