Los floricultores de Xochimilco redujeron a la mitad su producción de cempasúchil para este año por la pandemia, sin embargo, les sorprendió que la demanda de nuevos clientes que buscan mitigar la crisis económica agotaran las ventas de las flores semanas antes del Día de Muertos
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Duilio Rodríguez
XOCHIMILCO.- “Toda la gente que perdió negocios, que cerró restaurantes, bares, discotecas, toda la gente que trabajaba ahí, parece que ahora vio en el campo una forma de tener un recurso extra a lo que generan. Ahora de todos los niveles sociales vinieron a comprar planta de cempasúchil para vender”, asegura Rodolfo Telésforo, floricultor de San Gregorio Atlapulco que año con año produce cientos de miles de flores de muerto en macetitas.
Faltan nueve días para «los meros días» de muerto y los floricultores de Xochimilco están sorprendidos por lo rápido que se vendió la producción de flores este año. La pandemia de covid, en vez de ser un problema para la venta como muchos temían, le dio un impulso inesperado.
Desde temprana hora, trajineras cargadas con el cempasúchil surcan los canales que quedan entre las chinampas. Entre la neblina matutina pareciera que los cempasúchiles iluminan el camino de las embarcaciones que van camino a ser empacadas en camiones para su posterior venta por toda la ciudad. Ahí Jorge Valencia, productor, vigila el embalaje de las plantas.
“¡Ahora hubo más venta!”, dice sorprendido, después baja la mirada y niega con la cabeza. “Yo creo que porque hay más muertos…”. Tras un instante, levanta la mirada y suelta una carcajada vivaracha. “No, válgame que no es por eso, pero sí empezamos a tener más venta”.
“En febrero se programa la compra de las semillas para empezar la siembra y ya para marzo teníamos el temor de que no se vendiera, a lo mejor el temor de cerrar otra vez , pero nosotros empezamos a vender los primeros días de octubre, pero ahorita para el 22, ya se acabó esto”, señala detrás de él, donde el desfile de plantas no cesa y ya casi llenan un camión de carga.
Según Jorge este año se sembraron 2 millones de ejemplares de Mary Gold, la especie de cempasúchiles de macetita. El año pasado fueron 4. Según cifras del gobierno, la producción de este 2020 apenas alcanzó un millón 200 mil.
El escenario es parecido para Rodolfo Telésforo, uno de los mayores productores de la región, que este año mermó a la mitad su producción. Normalmente plantamos unas 300 mil ahora la bajamos hasta 150, pero ya ves, se vendió todo, y todavía nos faltan los días fuertes.
“Más que por las muertes, fue un fenómeno económico, ahora, toda la gente que perdió negocios, que cerraron, vinieron a comprar”, dice. “Se ha vendido muy bien, hemos entregado en zonas desde Ecatepec y Ciudad Neza o Chimalhuacan, a colonias como Contadero o Las Lomas ¡Y en todos lados están vendiendo cempasúchil este año! Es una forma de generar un ingreso. El fenómeno, más que sea por las muertes y toda la cantidad de defunciones, yo creo que fue por la economía».
La venta de este año empezó con precios bajos, cerca de 10 u 11 pesos por maceta, pero a las pocas semanas, ante la alta demanda de las flores y la baja oferta por la producción, los precios subieron hasta los 15 o 16 pesos, precio de chinampa.
Para Rodolfo, la cuestión de las defunciones parece algo más serio, y no piensa siquiera en bromear al respecto.
“Ahora llegaron la esposa o el hijo de clientes que tuvimos por muchos años con la sorpresa de que ya habían muerto”, relata.
Después recuerda no solo a los difuntos de sus clientes, sino también a los de sus colegas, y a los propios.
“Aquí en la quinta fracción somos como una familia, aquí nada más en esta zona tuvimos cinco compañeros ejidatarios que perdieron la vida a causa de esta enfermedad, y familiares cercanos tuvimos la desgracia de tener un deceso”.
“Aquí estamos todos los días y nos visita mucha gente, y sobre todo la sana distancia y el uso de cubrebocas, pero luego se vuelve difícil estar con él en los invernaderos trabajando, porque sofoca”, explica antes de colocarse el propio y correr a atender a un par de clientes que acaban de llegar a su parcela.
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