27 octubre, 2020
Texto: Kennia Velázquez / POPLab
Fotos: Archivo Pie de Página
Si preguntamos cuáles son los alimentos favoritos de los niños, niñas y adolescentes que tenemos cerca, seguro nos dirán varios que caen en la categoría de ultraprocesados. Y es que estos productos están diseñados desde el empaque, su ubicación en las tiendas, así como su publicidad para atrapar la atención de los más jóvenes y hacerlos clientes cautivos.
El consumo de la comida chatarra es ya un problema global, según estadísticas de la Federación Mundial de Obesidad, hay 158 millones de niños obesos en todo el mundo, México encabeza esa lista. Para 2030 se espera que sean 250 millones, de los cuales, 6.5 millones serán mexicanos de entre 5 y 19 años.
En muchos países del mundo se está considerando regular la publicidad de la comida chatarra y las bebidas azucaradas, pues estos corporativos enfilan sus estrategias publicitarias a las personas menores de edad, de esta forma, tendrán clientes de por vida. Tanto la Organización Mundial de la Salud como Unicef han alertado de esto en un informe, pues ”los niños de todo el mundo están enormemente expuestos a la publicidad de las empresas, cuyas técnicas de marketing explotan su vulnerabilidad de desarrollo y cuyos productos pueden dañar su salud y bienestar”.
Un estudio realizado en 2013 encontró que el 60 por ciento de la publicidad de los alimentos y bebidas no cumple con ningún estándar de calidad nutricional: los productos anunciados en programas de dibujos animados eran altos en calorías y azúcar, mientras que los alimentos publicitados durante los eventos deportivos tenían la mayor cantidad de contenido de grasas y sodio.
Lo que se anuncia en la televisión mexicana siete años después no es muy diferente. Un análisis más reciente enfocado en los programas de televisión con mayor audiencia infantil encontró que en los reality shows y películas es donde hay más publicidad; las bebidas azucaradas son las más anunciadas.
Al parecer, la única respuesta es eliminar la exposición de los más jóvenes a la publicidad de chatarra, la Universidad de Michigan encontró que los comerciales de cómida rápida contribuyen a que los adolescentes coman en exceso, pues a mayor activación neuronal en la región de «recompensa» del cerebro se dio una mayor ingesta de alimentos. Aún y cuando los restaurantes promuevan la alimentación saludable, sus logotipos y marcas generan señales asociadas con alimentos poco saludables. Esta investigación es considerada valiosa porque afianza la evidencia del papel de la publicidad en el aumento de la obesidad.
Pero lo mismo sucede con niños más pequeños, cuando son expuestos a este tipo de anuncios su consumo de calorías es incrementa.
Y es que además de mostrar a los productos como deliciosos apelan a las emociones, están relacionados con experiencias positivas, como la familia, la diversión y felicidad.
México es uno de los países que más consume bebidas azucaradas, según la Encuesta Nacional de salud 2018 el 85 por ciento de los mexicanoslas toma de manera regular por ello su apuesta publicitaria en el país es más contundente.
Una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) analizó la publicidad de 2 mil 380 bebidas disponibles en tiendas minoristas de la Ciudad de México, el 82 por ciento eran dirigidas a niños y niñas, el 88 por ciento excedían los niveles de azúcares libres y el 56 por ciento contenía edulcorantes. Las bebidas que utilizan más de dos estrategias publicitarias tienen la mayor proporción de azúcares libres.
Y aunque no hay datos de nuestro país, se sabe que sólo en el mercado de Estados Unidos las refresqueras se gastaron mil millones de dólares en publicidad en 2018. Sugary Drinks FACTS 2020 documentó que este gasto ha aumentado en un 26 por ciento en comparación a lo erogado en 2013. El 38 por ciento de la publicidad corresponde a PepsiCo y el 31 por ciento a Coca-Cola. Las marcas que gastaron más de 100 millones de dólares, cada una, para anunciar sus bebidas en fueron Coca-Cola, Pepsi, Gatorade y Mtn Dew.
A principios de año, PepsiCo firmó un acuerdo publicitario con Televisa, convirtiéndose en su principal anunciante. En un boletín de prensa se informó que “esta alianza permitirá el desarrollo de contenido y publicidad personalizada para los consumidores”. El alcance que tienen los productos de la refresquera al anunciarse con la mayor televisora es importante, el 60 por ciento de la audiencia de televisión abierta es de Televisa.
Aún y cuando Coca Cola se ha comprometido a no dirigir directamente el marketing a infantes al no colocar publicidad en medios donde más del 35 por ciento de la audiencia son niños y niñas y asegurar que trabaja para «reducir la exposición de los niños a la publicidad de todos productos con alto contenido de grasa, sal o azúcar, un informe reveló que la refresquera enfocó las campañas durante las olimpiadas de Río de Janeiro y la de activación física, Movement is Happiness en adolescentes y sus madres, incluso contrató celebridades con fans menores de 12 años, en una manera sutil de llegar a los más pequeños.
El informe concluye solicitando una “acción mundial para eliminar la publicidad y el marketing de productos nocivos, incluidos los productos alimenticios poco saludables, en los eventos deportivos. Esto requeriría que organismos deportivos como el Comité Olímpico Internacional y la FIFA desempeñen su papel para abordar el problema en cuestión”.
La organización Rudd Center for Food Policy & Obesity ha señalado que los adolescentes siguen siendo un público objetivo principal para la publicidad de bebidas azucaradas. De 2013 a 2018, la exposición de los adolescentes a la publicidad televisiva aumentó para las marcas de té helado a más del 68 por ciento, a pesar de una disminución del 52 por ciento en el tiempo que pasaron viendo televisión. Las bebidas energéticas y las bebidas deportivas dirigieron su publicidad directamente a los jóvenes. Los niños en edad preescolar vieron un 26 por ciento más de anuncios televisivos de bebidas azucaradas en 2018 que en 2013.
En México, el 25 por ciento de los consumidores de internet son personas menores de edad, el 87 por ciento usa redes sociales, sin embargo, éstas aún no son reguladas y las empresas productoras de comida procesada lo aprovechan bien, pues cada vez más se anuncian a través de teléfonos inteligentes y tabletas, lo que da como resultado una experiencia comercial inmersiva, ininterrumpida y personalizada “Todas estas estrategias ayudan a asegurar una futura base de consumidores de niños leales a la marca que tienen más probabilidades de encontrar atractivos estos productos pobres en nutrientes y densos en energía, especialmente cuando vienen adornados con personajes de dibujos animados, celebridades e imágenes y mensajes atractivos que los asocian”, señalan investigadores en un editorial.
Un estudio que revisó las 16 plataformas de redes sociales más grandes del mundo, entre ellas Instagram, TikTok, YouTube, Snapchat y Facebook, encontró que ninguna de las redes sociales tiene restricciones sobre la publicidad de alimentos no saludables para niños y niñas. Incluso YouTube Kids, que prohíbe el marketing directo de comida chatarra, ha permitido la exposición de algunas marcas a través de videos promocionales en la plataforma.
La mayoría de las redes restringen los anuncios de tabaco, alcohol y juegos de apuestas dirigidos a los niños. Otras incluso cuentan con prohibición para productos dietéticos, así como procedimientos cosméticos, para usuarios menores de 18 años.
De acuerdo con recomendaciones de la OMS, las plataformas de redes sociales deben adoptar restricciones de publicidad de comida chatarra a todas las personas menores de 18 años, protegerlos de la publicidad directa, publicaciones patrocinadas y de influencers, los alimentos promocionados deben apegarse a criterios nutricionales avalados por los gobiernos.
Claudia Nieto, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, explica que las estrategias publicitarias en redes incluyen “el personaje animado, el futbolista tomando la bebida azucarada o comiendo pizza y que lo postea, eso genera que el niño se vuelva un consumidor fiel desde edades tempranas y que le insista al papá que le compre esos productos”.
Y muchos productos que tienen una doble intención, “por un lado dicen: bueno para los huesos y dientes, eso es para la mamá, porque quiere que su hijo esté sano. Y luego en otra parte el regalito, es un mensaje para enganchar al niño”.
Nieto encontró que de 370 marcas de cereales de caja existentes en el mercado mexicano, que 68 por ciento no eran saludables y que en sus empaques solían promover declaraciones nutricionales, como vitaminas añadidos, entre otros.
La obesidad no es el único problema del consumo de comida ultraprocesada, sino que se asocian a otro tipo de trastornos. Por ejemplo, el que las niñas con sobrepeso inician la pubertad antes que las chicas con peso normal. Se cree que esto se debe a que el sobrepeso causa resistencia a la insulina, lo que a su vez aumenta los niveles de estrógenos, que es clave en la pubertad.
El consumo en exceso de productos chatarra pueden provocar cambios en la estructura y función de la corteza prefrontal de los adolescentes, incluida la alteración de la señalización e inhibición de la dopamina. Los investigadores explican que «el cerebro adolescente tiene una triple vulnerabilidad: un mayor impulso para obtener recompensas, capacidades de autorregulación reducidas y susceptibilidad a ser cambiadas por factores ambientales, incluidos los alimentos chatarra».
Y las malas noticias siguen. Los niños con obesidad tienen un riesgo tres veces mayor de mortalidad en la edad adulta temprana en comparación con los niños con peso saludable; tienen más probabilidades de sufrir ansiedad y depresión. Mientras que los adolescentes obesos, con diabetes tipo 2 o hipertensión arterial pueden tener más probabilidades de tener signos de envejecimiento prematuro de los vasos sanguíneos en comparación con los adolescentes sanos.
El interés superior de la niñez debe imperar sobre el comercial. Juan Martín Pérez, director de la Red por los derechos de la infancia en México, explica que el ambiente obesogénico vulnera los derechos de las personas menores de edad, pues además del desplazamiento de la comida tradicional mexicana, “se usan técnicas para engañar a niños y niñas para que consuman comida ultraprocesada y engañan a la población al decir que tienen agregados de vitaminas y hierro y hacen creer que con esto se mejora”. Por ello considera que se deben tomar medidas que
El horario de televisión en el que se prohíbe la publicidad de comida chatarra es de 14:30 a las 19:30 horas de lunes a viernes y de 7 a las 19:30 horas los sábados y domingos, pero sólo aplica a los programas destinados a niñas y niños. Un estudio elaborado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones mostró que lo más visto por los menores de edad son telenovelas, reality shows y otros programas no regulados y que suelen transmitirse entre las 20 y las 22 horas.
Hace unos días la diputada Mónica Almeida López del PRD presentó una iniciativa de ley para eliminar la publicidad y promoción de alimentos y bebidas que tengan altos contenidos en azúcares, grasas saturadas, grasas trans, sodio y nutrimentos críticos, en salas de cine, estaciones de radio, televisión, internet y plataformas digitales, para así “contrarrestar la malnutrición y obesidad en nuestro país”.
El uso de personajes y otras estrategias visuales se ha utilizado con frecuencia en el envasado para atraer a los niños. Por eso en la Norma Oficial Mexicana 051 se ha establecido que la publicidad de los que incluyan uno o más sellos de advertencia o la leyenda de edulcorantes, “no deberá incluir personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas, elementos interactivos, tales como juegos visual-especiales o descargas digitales, dirigidas a niños que inciten, promuevan o fomenten el consumo, compra o elección de dichos productos”.
La industria de alimentos y bebidas procesadas se ha enfocado en recalcar que el peso corporal bajo es un asunto personal y que desde lo individual se debe atacar la pandemia de obesidad y sobrepeso. Sin embargo, las iniciativas para abordar la obesidad infantil deben considerar el papel de la publicidad y por ello especialistas recomiendan no sólo abarcar a los medios de comunicación, sino también a las plataformas de streaming, radio, páginas web y redes sociales, regular los horarios con mayor audiencia infantil.
Los científicos aseguran que “si se quiere frenar la carga de morbilidad y la mortalidad y los costes económicos asociados al consumo de alimentos ultraprocesados, es imperativo invertir en un marco global unificado, que enfatice categóricamente en evitar estos alimentos y aquello que va más allá de dejarlo en manos de industria alimentaria para autorregularse”.
Eso incluye a las redes sociales que desde ya pueden ir tomando medidas para proteger a los niños y niñas de las tácticas de marketing de los anunciantes de comida chatarra. “Esta sería una contribución fundamental a los esfuerzos por mejorar la dieta de los jóvenes y abordar el creciente problema de la obesidad en todo el mundo”.
Este trabajo fue realizado por el equipo de POPLab. Lo reproducimos con su autorización. Aquí puedes consultar la publicación original.
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