Hace dos años las autoridades de Coyoacán prometieron un quinto pozo para la colonia Santo Domingo, en la que escasea el agua. Hoy, aún no hay nada, y los vecinos ya presionan a la nueva administración. Alguien, dicen, no los quiere viviendo ahí
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotografías: Arturo Contreras y cortesía vecinos
En Pedregal de Santo Domingo, una colonia en el sur de la Ciudad de México, hay cuatro pozos y un tanque de abastecimiento y redistribución de agua. Pero a pesar de ello, en la zona, desde hace al menos 15 años, falta el agua.
El 21 de abril de 2017 los vecinos hicieron un recorrido con las autoridades de la entonces delegación, quienes les prometieron un pozo nuevo en una esquina de la colonia donde hay un pequeño grifo conectado a la red primaria del agua. Ahí nunca hace falta el líquido, por eso, cuando escasea en las viviendas, los pobladores acuden a ese lugar a surtirse.
“Nos sentimos como si retrocediéramos muchos años en la historia, como cuando nuestros abuelos acarreaban agua”, dice un vecino.
Dos años después de aquella promesa gubernamental, varios vecinos se reúnen para contar sus historias del agua.
Una de ellas es Socorro, que lleva al menos 30 años viviendo en esta colonia. “Cuando llegamos había un montón de agua, pero hace como 15 años que cambiaron la tubería y empezaron los problemas”, asegura.
Ricardo, otro vecino, concuerda con ella. “La tubería venía directa –explica– pero centralizaron el agua en ramales, y ya no nos da. También cambiaron la tubería de plomo por una de plástico, agarrada nada más con abrazaderas”.
Desde entonces, algunas casas tienen agua y otras no. Y viceversa. Como si alguien pudiera controlar el flujo cuadra por cuadra, casa por casa.
“Ahora somos un botín político”, continúa Ricardo.
Los zaguanes de las casas en Santo Domingo están pegados puerta con puerta y cada casa se ha encargado a explotar todos los centímetros cuadrados de terreno al máximo con tres, cuatro o hasta seis pisos de construcción. La población en esta colonia se triplicó en la primera década de este siglo. El último registro oficial, del Censo de 2010, la coloca por mucho como la más poblada de toda la alcaldía de Coyoacán, con más de 93 mil habitantes.
Desde entonces, es normal ver que las pipas circulan por las calles estrechas de la colonia, para suplementar el desabasto de agua que tienen los vecinos. Pero su reparto no es parejo para todos.
La señora Petra ha aprendido a racionar el uso del líquido, por lo que casi nunca tiene que pedir pipas. Pero cuando lo ha tenido que hacer llama a la alcaldía. Ahí le dan un folio y la ponen en la lista de espera. “Como a los 15 o 20 días te hablan, que si todavía necesitas las pipas. Ya para entonces el chorrito (de agua que cae) nos llenó una de las cisternas y no las necesitamos”.
Lo que no le cuadra es que a sus dos vecinos, uno con vínculos en el PRD y otro en Morena, seguido les llegan pipas de agua. De a tres, cuatro y hasta seis por día. De ahí, las reparten y las venden en varias casas.
“Cuando no hay agua, a él le llegan pipas”, dice mientras menea la cabeza.
Apenas el lunes pasado, los vecinos sostuvieron una reunión con el alcalde de Coyoacán, Manuel Negrete, quien les prometió cumplir todas sus peticiones. “Ése era uno de los motivos: que ya no se usaran las pipas con fines políticos”, asegura Petra.
En aquella reunión, varios vecinos denunciaron que Jaime García, un trabajador que supuestamente ya no trabajaba en la alcaldía, era la persona encargada de repartir las pipas en la colonia.
“Pide credenciales (de elector), ponen nuestros nombres en listas, pregunta cuántas personas viven en cada casa y se meten a tomar fotos diciendo que son para el periódico de la alcaldía”, expuso un vecino durante la junta ante la aparente sorpresa de las autoridades que lo escuchaban.
Este tipo de conductas es normal, por eso Jorge, como el resto de sus vecinos aprendió a almacenar el agua como puede. Él las pone en tambos, pero de un tiempo para acá su agua se pone toda verde, como si fuera agua de limón.
A lo largo de estos años, este grupo de vecinos ha peleado para que no les falte el agua, y por muchas experiencias, como la de las pipas, ellos ya no confían en los gobiernos. E incluso, han llegado a pensar que los cortes son operados por la propia alcaldía.
“Los primero días de diciembre, teníamos servicio. Nos llegaba el agua. Dejó de llegar en diciembre”, les reclamó Juan durante la reunión del lunes pasado. Él expuso cómo los vecinos consiguieron los requerimientos de las autoridades para construir un pozo en su colonia.
Su labor fue tan exitosa que al alcalde Negrete no le quedó más que decir “Tienes razón”. Después prometió hablar con el Sistema de Aguas de la ciudad para que se hagan los trabajos necesarios.
Desde el día que tuvieron la reunión con el alcalde, casualmente, el flujo de agua en sus redes ha sido bastante estable, cómo no habrían de desconfiar de la delegación, dice molesta la señora Enriqueta.
La mujer explica que en su casa, donde viven 11 personas, cae un chorrito de agua de dos a tres veces por semana. Y ya saben cómo arreglárselas. Pero desde que el agua vino la semana pasada, llegó con más presión de lo normal, y con eso pudo llenar todos sus tinacos. “Creo que ahora hasta ahorramos de más”, bromea.
“Cuando se les pega la gana nos quitan la presión”, se queja por otro lado José Santiago. Cuenta que hace unos años hasta pusieron a policías a cuidar las tomas, porque los vecinos habían amenazado con ir a abrirlas ellos mismos si no les restablecían el servicio.
“Cuando llegamos y les dijimos a los policías que de quiénes cuidaban las válvulas nos dijeron que habían unos entes que venían a moverlas. Ahora hasta a los fantasmas le quieren echar la culpa”, dice.
Más allá, otro vecino, Teófilo, se queja un tanto dubitativo: “Además la cosa es que así nos cobran de más”. Él cree que no tener nada de agua unos días y de pronto tener tanta agua hace que los medidores se vuelvan locos y tengan que pagar de más.
Demanda que si, como anunció la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a ellos les llega el agua por tandeo, unos días sí y otros no, deberían de tener una cuota de pago por tandeo también.
“No encontramos una razón técnica para que el suministro de agua no alcance, si es la misma red que pasa por todas las casas. No tiene lógica. Todo se relaciona mucho más a que es la manipulación”, asegura Gustavo, uno de los vecinos que ayuda a organizar al resto cuando tienen que hacer protestas o llevar demandas a con diferentes autoridades.
“Aquí hay agua a morir. Nosotros tenemos claro que, técnicamente, nos pueden decir que ya no se pueden perforar más pozos. Cómo es que han perforado más pozos para grandes desarrollos inmobiliarios”, cuestiona. Al sur de esta colonia, está Periférico Sur, ahí, donde se han desarrollado, en los últimos años, grandes complejos habitacionales de lujo, como los departamentos B Grand.
“El término final es desplazarnos”, asegura. “Por eso, conseguir un pozo nos daría un tiempo más de estancia en este lugar. Al menos unos 40 años”.
*Los vecinos pidieron ser citados sólo por su nombre de pila por temor a represalias de la alcaldía.
Periodista en constante búsqueda de la mejor manera de contar cada historia y así dar un servicio a la ciudadanía. Analizo bases de datos y hago gráficas; narro vivencias que dan sentido a nuestra realidad.
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