En una fiesta de cumpleaños entraron hombres con armas largas buscando a «El Beky», el ataque dejó 13 personas muertas y cinco heridas. Sobrevivientes relatan lo vivido. La SSP de Veracruz anuncia operativo.
Por Ignacio Carvajal / Blog Expediente
MINATITLÁN, VERACRUZ.- Los organizadores de la fiesta ya habían comprado la segunda ronda de cartones de cerveza. El guisado de cochinita pibil estaba por terminarse. En la pista eran pocas la parejas bailando, la mayoría eran señoras vestidas del traje de gala de paisanas.
Un tecladista contratado amenizaba. Faltaba poco para que la fiesta de cumpleaños concluyera, bailaban «La vida es un carnaval». De pronto, disparos.
Cayeron 14 personas en esta fiesta, entre ellas un bebé, cinco personas fueron lesionadas y convalecen en un hospital de Pemex.
“Yo sentí un arma en la cabeza, lo primero que hice fue pedir perdón, ‘Dios mío, perdona mis pecados’, después, una oración: ‘Señor Jesús, en tu nombre y con el poder de tu sangre preciosa’”, relató una de las sobrevivientes del ataque en el salón de fiestas en la colonia Obrera, cerca también de la Refinería General Lázaro Cárdenas de Minatitlán.
No hay quién salga de ese salón, después de dar su declaración a la Fiscalía
Sobrevivientes describen cómo encontraron al bebé: un cuerpecito atravesado por balas, con su ropa manchada de sangre y sus piernitas montadas sobre las del padre.
Uno de los testigos aseguró que la madre defendió al bebé hasta el último momento; trató de acurrucarlo en sus brazos. De nada sirvieron sus esfuerzos y ella igual “fue baleada, decía, ‘ya me dieron, ya me dieron’”.
En la madrugada, la Secretaría de Seguridad Pública anunció un operativo para encontrar a los responsables:
Esta masacre sucede dos días antes de que llegue el presidente Andrés Manuel López Obrador a Veracruz y se suma a otros acontecimientos suscitados en medio de la guerra entre bandas de la delincuencia organizada, en la zona conurbada entre los municipios de Minatitlán y Cosoleacaque, como el ataque al ensayo de 15 años donde murieron tres chambelanes en la colonia Salinas de Gortari. Poco después, en la colonia Insurgentes, pistoleros dispararon a chicos presentes en una ceremonia de cabo de año, uno de los jóvenes fue atendido en el Hospital Civil y después de que los médicos le salvaran la vida, los pistoleros llegaron a rematarlo.
Quienes hablan de la tragedia en la fiesta de Minatitlán recuerdan esos instantes:
«Si dicen que venían siguiendo a uno, para qué le disparan a todos, ¿qué culpa tenía ese bebé?”, reclama una mujer joven quien da testimonio a la espera de reclamar el cadáver de su hermano, quien quedó en medio de la pista de baile.
“Sí sabían que era un bebé, ¡claro que lo sabían!, si estaban disparando, hasta parecía que lo remataban”, agregó.
“Yo le dije a mi Dios, después de pedir perdón por mis pecados, ‘Dios, que se haga tu voluntad’”, exclama la otra mujer mientras recibe abrazos de sus seres queridos, quienes comienzan a llegar a un área resguardada con vigilancia, para buscar a sus familiares sobrevivientes.
Según el comunicado oficial de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Veracruz, los agresores “arribaron al lugar preguntando por una persona conocida como ‘El Beky’”, dueño de un bar, y que estaría en el festejo del salón ubicado en la avenida Primero de Mayo, de la colonia obrera.
Ni si quiera hay manera de recordar los rostros. Los sobrevivientes deambulan de un lado a otro buscando alguna bebida o algún cigarro, también un hombro para sollozar. La escenas de abrazos se multiplican.
La solidaridad de los habitantes de Mina se siente. El dolor inunda este municipio dependiente de la industria petrolera.
“Ni se te ocurra darle de comer así a tu bebé, lo vas a matar”, le recomienda una mujer mayor a quien a su vez recuerda la peor escena que le tocó:
“Muchos nos tiramos al suelo, escondíamos la cabeza, pero los pistoleros, al menos a los hombres, los obligaban a mirarlos. ‘Levanta la cara’, les decían, y así les disparaban muchas veces hasta rematarlos”.
El grupo de pistoleros se marchó rápidamente dejando el reguero de sangre y casquillos en su escape. Minutos después se supo que la camioneta empleada para transportarlos fue incendiada.
En otra esquina, los agentes funerarios se frotan las manos. Son tres agencias que se dieron cita, de las 11 que trabajan en Minatitlán.
“Nosotros damos abasto a todos, pero esta vez, rentaremos carrozas para poder tantos servicios, igual contrataremos algún personal extra”, relata el encargado de una de las casas funerarias más reconocidas y que en una sola carroza sacó la mitad de los cadáveres, los cuales echaron en bolsas para llevarlos a preparar.
Entre ellos hablan sobre la disponibilidad de algún ataúd del tamaño del nene asesinado. “Lo tenemos…claro, y si no, se consigue”.
Periodista Veracruzano
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