El director de Instituto Nacional de Salud Pública hizo un llamado a la sociedad civil, academia, medios de comunicación y empresarios, a sumarse, «sin regateos» a una estrategia integral para mejorar la salud de los mexicanos y del planeta
Texto: Arturo Contreras Camero
Foto: María Fernanda Ruíz
Presente en la conferencia diaria sobre la pandemia de covid-19, el director General del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Juan Rivera Donmarco, pone el reto: Duplicar el consumo de frutas y verduras y bajar a la mitad el consumo de calorías discrecionales, que «nos gustan, pero no necesitamos y en exceso hacen mucho daño».
«A mí lo que me encantaría -dice el especialista en epidemiología de la nutrición- es que todo México dijera: ‘Tratemos de lograr esta meta’, porque eso es lograr la salud de los mexicanos'».
Pero conseguirlo no es fácil: Se requiere un compromiso de Estado. «No es nada más el compromiso del gobierno, es un compromiso de Estado, es un compromiso de la sociedad civil, de la academia, de los medios de comunicación, del sector privado y desde luego de las familias que nos están viendo, todos tenemos que contribuir para lograr esto»
Frente a miles de televidentes hace un llamado a todos los sectores a apoyar, «sin regateos» una estrategia integral para mejorar la alimentación de los mexicanos. La pandemia de covid-19, asegura ha puesto sobr ela mesa la emergencia de enfrentar las enfermedades que cada año provocan la mitad de las muertes en el país.
La propuesta del director del Instituto es muy sencilla. Necesitamos cambiar radicalmente nuestra dieta, no solo para que sea saludable, sino para que también sea amigable con el medio ambiente.
Porque el sistema productivo que se necesita para satisfacer la demanda de alimentos en el mundo está también degradando el ambiente.
“Nuestro sistema alimentario provee sustento a más de 7 mil 700 millones de personas en el mundo y a 126 millones de personas en México”, dice. En contraste, la agricultura, que usa casi el 40 por ciento de la tierra, emite el 29 por ciento de los gases de efecto invernadero (que provocan el calentamiento global) y utiliza el 70 por ciento del agua limpia del planeta.
Según el especialista, en México el 47 por ciento del total de las muertes están asociadas a condiciones relacionadas con una mala alimentación como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer de los que muchos casos están relacionados con la dieta. En el páis, el 75 por ciento de los adultos presentan sobrepeso u obesidad.
¿Qué tenemos que hacer? Cambiar la dieta:
“Frutas y verduras, tenemos que duplicar lo que estamos consumiendo; leguminosas y oleaginosas, también aumentarlo dos veces más de lo que comemos; leches, lo único que estamos pidiendo es evitar lácteos con azúcar; en las carnes, reducir las carnes rojas y tratar de reducir al máximo los embutidos”, dice Rivera Donmarco.
“El consumo de aceites y grasas está más o menos bien; pero en bebidas azucaradas, necesitamos reducir a sólo a tres por ciento del total del consumo”, dice. Los refrescos y otras bebidas con exceso de azúcar representan el 10 por ciento del total de la comida que ingerimos los mexicanos. Así también el consumo de los productos ultraprocesados, que actualmente representan el 15 por ciento de la dieta de un mexicano promedio, debe reducirse en un cinco por ciento.
“Esto nos llevaría a reducir las calorías discrecionales –las que se consumen en golosinas, antojitos y otras licencias alimenticias– de 27 a 13 por ciento, una reducción de 52 por ciento, esa es nuestra meta y a mí lo que me encantaría es que todo México dijera: Tratemos de lograr esta meta”, explicó el doctor Rivera Donmarco.
Las bebidas azucaradas, dice, son el único grupo de alimentos en donde hay evidencia contundente de que su consumo aumenta el peso de las personas, lleva también a diabetes, a enfermedades coronarias y de gota.
Rivera Donmarco cita un experimento expuesto en la revista Cell Metabolism durante 2019. El experimento, realizado por Kevin Hall, resultó muy sencillo. Por 15 días sometió a un grupo de adultos a una dieta compuesta solo por comida ultraprocesada. Después, durante otros 15 días, alimentó al mismo grupo con una dieta de comida casera y fresca.
Las mismas personas, cuando consumieron alimentos ultraprocesados consumieron 505 kilocalorías adicionales al día en promedio, lo que los llevó a ganar casi un kilo de peso; mientras que con la segunda dieta, el efecto fue inverso, produciendo una pérdida de peso de casi un kilo en dos semanas.
Este llamado del director del INSP es en dos vías: tener dietas saludables, que además ayuden a crear un sistema de producción alimentaria más sostenible.
“Si queremos heredar a nuestros hijos y nietos un país en donde seamos más saludables y donde la naturaleza no sufra por efecto de los efectos ambientales adversos, si queremos que la siguiente generación sea una generación de mexicanos y mexicanas que sean sanos, pero que vivan también en un planeta sano, el único camino para lograrlo es la adopción de una alimentación saludable y sostenible”, insiste.
Por eso, asegura, el Grupo Interdisciplinario en Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad, está determinado a crear un sistema agroalimentario que no solo cuide la salud de los mexicanos, sino también la salud del planeta. El Gisamac, como también se le conoce a este grupo, es un un conjunto de secretarías y organismos gubernamentales cuya meta es mejorar dicho sistema de producción y consumo de comida.
El plan contempla varias acciones:
.Fomentar la producción, distribución y abasto de alimentos saludables
-Apoyo prioritario a los pequeños productores agropecuarios y sobre todo a las técnicas de producción agroecológicas
-Impuestos a alimentos y bebidas con baja calidad nutricional,
-Etiquetado frontal de advertencia, que entrará en vigor el 1º de octubre
-Fortalecer la restricción de publicidad de alimentos dirigida a niños, niñas y adolescentes
-Una estrategia de salud escolar
-Aumentar la disponibilidad de agua potable,
-Promover la actividad física en la escuela
-Garantizar la atención prenatal y promoción de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida
-comunicación y orientación alimentaria, con quías en las que deben incluirse alimentos asequibles y culturalmente pertinentes
Pero nada de eso será posible si no nos comprometemos todos, dice el médico. Porque ante la emergencia de salud pública que la pandemia de covid-19 ha puesto sobre la mesa, «ninguna acción aislada por sí sola es suficiente para resolver el problema, es la suma de varios efectos lo que nos dará resultados».
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