El Fondo Nacional de Fomento al Turismo invitó a competir para el diseño de los pasos de fauna de un tramo del Tren Maya sólo a un grupo de asociaciones relacionadas entre sí. Las organizaciones fungieron como asesoras de la dependencia desde 2019
Texto: Ricardo Hernández Ruiz
Foto: CONANP
Servicios Ecológicos y Científicos S.A. de C.V. ganó un contrato de 9.8 millones de pesos para realizar un estudio que diseñe los pasos de fauna necesarios para un tramo del Tren Maya, en una licitación en la compitió sólo contra asociaciones civiles relacionadas al dueño de esta empresa.
El pasado 5 de mayo, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) hizo pública la convocatoria a la licitación para adquirir un estudio técnico que defina el número y diseño de pasos de vida silvestre necesarios en los 539 kilómetros del tramo de vías férreas que irán de Tenabó, Campeche, a Tulum, Quintana Roo.
En la convocatoria se estableció que sería una licitación con invitación restringida, por lo que Fonatur decidió convidar a una empresa y cuatro asociaciones civiles: Servicios Ecológicos y Científicos –la beneficiada–, Reserva Ecológica del Edén, Biocenosis, Onca Maya y Naturalia, todas ellas relacionadas entre sí.
Los directores de cada una de estas organizaciones que participaron en la licitación forman parte de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ). Algunos de estos personajes se reunieron sistemáticamente y en privado con Fonatur, desde enero de 2019 y hasta la víspera de la puja, según reconoció Gerardo Ceballos González, quien, al tiempo en que preside aquella asociación civil, se desempeña como socio de la empresa ganadora del contrato.
Las reuniones se llevaron a cabo para “asesorar” al Fonatur en lo relativo a los pasos de fauna y demás temas de impacto ambiental, según Cevallos.
“Tuvimos muchas reuniones, es decir, yo creo que nos reunimos, en promedio, una vez cada tres semanas. En enero de 2019 fue cuando nos empezamos a juntar. Al principio fue muy intenso, para tratar el tema, fueron muchas reuniones y luego menos, cuando ya estaba bien entendido que se necesitaban estudios específicos”, reconoció en entrevista con Pie de Página Ceballos González.
“De inicio empezamos a colaborar con ellos de una manera respetuosa, sin ningún contrato de por medio, y trabajamos no solamente en ayudarles en justificar los pasos de fauna, sino que también hicimos diversos análisis”, ahondó.
Además de Ceballos, se reunieron con representantes del Fonatur otros personajes como Marco Lazcano, director de Reserva Ecológica del Edén, y Óscar Moctezuma, propietario de Naturalia; ambos recibieron la carta personalizada de invitación a participar en la licitación.
Por otro lado, Ceballos asegura que la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar no compitió de manera directa en la licitación pues estaba impedida por no estar dada de alta ante el fisco.
Luis Miguel del Villar, encargado del área ambiental del Fonatur, admitió que sabían de los nexos entre los invitados a la licitación y que aun así decidieron proseguir con la compra pública.
“Sí, desafortunadamente, sabemos que (Marco) Lazcano –de Reserva Ecológica del Edén– trabaja con Gerardo Ceballos, que fue la empresa que finalmente ganó esa licitación. Ahora, se puede interpretar como una simulación, pero yo creo que aquí lo que tenemos que observar es la experiencia del grupo consultor y, sobre todo, el resultado al que están comprometidos. Con su basta experiencia que tienen, el resultado va a ser favorable para lograr este esquema de lograr la conectividad y, sobre todo, a que el tren no se vuelva una trinchera de la fauna”.
Luis Miguel Del Villar, encargado del área medioambiental de Fonatur
“Lo que te puedo decir es que, por el perfil que requerimos por parte de Hacienda para contratar este tipo de licitaciones, no había muchas empresas disponibles en el mercado. Sí tenemos organizaciones no gubernamentales que se dedican a esto, pero la limitante que teníamos era que fueran empresas, porque el trato que tenemos hacia una empresa es totalmente diferente”, añadió.
Los pasos de fauna que diseñará la empresa beneficiada servirán para que distintas especies de animales crucen de un lado a otro de donde circulará el Tren Maya.
Ceballos adelantó a este medio los planes que tiene al respecto: habilitar las alcantarillas existentes en el tramo que le corresponde para que por ellas también pueda transitar fauna silvestre. «Si lo hacen, habría miles de pasos de fauna», asegura.
La idea, prosigue el especialista, no sólo es tender puentes elevados o habilitar túneles para el paso de grandes felinos, reptiles, aves como pavo ocelado, hocofaisán y hasta para ganado, sino reconectar los 12 corredores biológicos prioritarios para la conservación del jaguar que hay en la península de Yucatán y han sido zanjados por carreteras y demás vialidades.
Por minar la competencia y concurrencia, favorecer la discreción, abrir la puerta a la corrupción y por no garantizar las mejores condiciones de contratación, tanto la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) como diversas organizaciones abocadas a la transparencia y las buenas prácticas recomiendan privilegiar la licitación pública sobre los otros dos métodos de contratación: invitación restringida y adjudicación directa.
La propia Secretaría de la Función Pública (SFP), en el documento Correcta planeación de la estrategia de contratación, “exhorta enfáticamente” a no utilizar los procedimientos de invitación restringida por el riesgo a que los convidados no oferten su mejor precio o incluso se concierten entre ellos para fijar el precio.
“Si bien en la invitación a cuando menos tres personas también existe competencia, ésta se distancia de lo que en economía se conoce como el modelo ideal de la ‘competencia perfecta’, al establecer barreras a la entrada de posibles interesados a participar en el procedimiento de contratación”, se lee en el texto.
Fonatur no presentó la justificación de la excepción a la licitación pública.
De acuerdo con el acta constitutiva, Servicios Ecológicos y Científicos está conformada por cinco socios, dos de los cuales son expertos en conservación ambiental: el propio Gerardo Ceballos González y Rurik Hermann List Sánchez.
Gerardo Ceballos es experto en ecología animal, biogeografía y conservación de la naturaleza; es Investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, miembro de la Academia Mexicana de las Ciencias y de las asociaciones Americana de Ecología, Mexicana de Mastozoología y del Sistema Nacional de Investigadores.
En tanto, Rurik Hermann List Sánchez es investigador y del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Lerma, y presidente de la Sección de América Latina y el Caribe de la Society for Conservation Biology.
Por otro lado, la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, presidida por Ceballos y conformada por otros 60 miembros, es una asociación que tiene por misión generar, implementar y promover acciones estratégicas entre los organismos e instituciones involucradas, que contribuyan a la conservación del jaguar y su hábitat en México. Desde hace más de 10 años se ha dedicado a procurar a los cerca de 2 mil 400 de estos animales en peligro de extinción que hay en el país.
Ahora bien, una consultora ambiental que ha trabajado con varios miembros de la Alianza y quien pidió el anonimato calificó a ciertos integrantes por funcionar como un “club de toby”.
“Como experto en fauna silvestre, Gerardo Ceballos sí es un científico reconocido, aunque me preocupa a veces sus posturas ambiguas. Él ha trabajado en el mundo con muchas especies, sabe y conoce bastante de fauna, pero también se manejan como ‘club de toby’. El presidente lo ha criticado a él y a sus colegas, tachándolos de ambientalistas neoliberales, incluso el secretario de Medio Ambiente, (Víctor) Toledo, los ha acusado de corruptos por trabajar para grandes corporativos como Cemex y Telcel. Así que se subieron al ring y quizás una manera de callarlos fue asignándoles la tarea de los pasos de fauna. Pero vuelve a ser pan con los mismo: no es correcto asignar sin hacer la licitación porque da a entender que hubo mano negra; es que no hubo licitación alguna; fue asignación directa como todo lo demás en ese proyecto. Eso es lo que está muy mal”, dijo la fuente.
La entrevistada se refiere a una columna de opinión de Víctor Toledo, publicada el 10 de mayo de 2016 en La Jornada, titulada «Ciencia, ética y ecología» cuando trabajaba como investigador. En el texto critica duramente a ciertos científicos mexicanos por colaborar en “el lavado de imagen de grandes corporaciones”.
“Todo lo anterior ha estado sucediendo puntualmente en México con una particularidad: en el país un desusado número de sus más notables investigadores en ecología se han prestado a apoyar a los principales corporativos de manera acrítica”, lanza Toledo, para luego citar el ejemplo de Ceballos, que entonces era parte del comité científico de Volkswagen.
Esta empresa, evoca Toledo, instaló ilegalmente un software para alterar las mediciones de gases de efecto invernadero en 11 millones de vehículos diésel, escándalo que salió a la luz a finales de 2015.
Aquel texto terminaba con una reflexión: “Frente a esta gran complicidad entre instituciones públicas medioambientales, empresas, corporaciones y renombrados ecólogos mexicanos brotan las preguntas como hongos. ¿Por qué la falta de escrúpulos derrota el rigor académico y la ética ambiental de investigadores famosos? ¿El poder siempre devora el conocimiento? ¿No deberían las instituciones y colegios académicos establecer códigos de ética? Y, en fin, ¿es válida una ciencia sin moral? ¿Una ciencia sin conciencia?”.
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