Fondo Minero, un hoyo negro

13 abril, 2019

Andrés Manuel López Obrador aseguró que se investiga el desvío de recursos que debería destinarse a infraestructura y obras sociales y anunció que acabará con los intermediarios en el sector minero. Expertos aseguran que eso no es suficiente para resarcir los daños

Texto y foto: José Ignacio de Alba

El gobierno federal buscará acabar con los intermediarios, también, en el sector minero. Este viernes, en su conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que se está investigando el desvío de recursos derivados de fondos que deberían destinarse a infraestructura y obras sociales.

López Obrador también dijo que entregará los recursos del Fondo Minero de manera directa a los pobladores, sin intermediarios, pero no especificó cuál sería el mecanismo para hacerlo.

Según el gobierno federal, el objetivo del Fondo Minero es elevar la calidad de vida de los habitantes en las zonas de extracción minera. La ley establece que el 80 por ciento del recurso que está ahí debe ser utilizado en obras de infraestructura en zonas dedicadas a la minería.

Pero el ostentoso recurso apenas llega a las comunidades.

“El dinero no ha llegado a quien realmente debería llegar” asegura Julieta Lamperti investigadora de la organización PODER.

El Fondo Minero nació en 2014 como una forma de llevar recursos a las comunidades afectadas por la industria. Solo en 2017 tuvo más de 3.7 billones de pesos. Los recursos son operados por los gobiernos estatal y municipal, pero la vida en las zonas mineras no puede ser más contrastante, los lugareños apenas y tienen acceso a servicios como agua potable o educación.

“Los lugares que más aportan, en minería, son de los municipios y estados con índices de pobreza y marginación más altos del país”, dice Lamperti.

El sector minero es uno de los que menos impuestos paga en el país, a pesar del daño ambiental y social que provoca. “Una buena parte de las empresas que debieron pagar impuestos y aportar al Fondo Minero no lo hicieron” asegura la investigadora, en entrevista telefónica.

El Fondo Minero no se utiliza ni siquiera para reparar los daños ocasionados por la industria.  La experta explica que, por ejemplo en Sonora, donde opera Grupo México, hacen mucha publicidad sobre la construcción de obras, pero en la realidad, la infraestructura nunca llega.

Además, los recursos se ejercen bajo esquemas opacos. Este viernes, en su conferencia de prensa matutina el presidente López Obrador lo reconoció:

“Entonces, vamos a demostrar que hubo opacidad, que es lo menos que se puede decir, y en algunos casos corrupción, y ya no queremos que eso siga sucediendo”.

López Obrador anunció que entregará los recursos directo a los pobladores, pero no especificó cuál sería el método. “Que se entregue a los que viven en las zonas mineras de manera directa  lo que les corresponde”, dijo, en respuesta a una pregunta expresa sobre el tema.

Para Lamperti, la minería “no están dejando nada en las comunidades salvo degradación ambiental y un aumento en los conflictos sociales”.

La abogada Mayra Eslava, especialista en temas mineros, explica que el Fondo Minero terminó por ser un contra sentido, donde los proyectos no llegaron y los recursos fueron utilizados de una forma muy opaca.

Eslava explica que la administración del dinero la hacían la Secretaría de Desarrollo Agrario, los gobiernos estatales, municipales; un representante de las comunidades y representantes de las empresas mineras.

“También tienen que ser transparentes en decirnos cuáles fueron los criterios para elegir a los representantes de las empresas, de los municipios y las comunidades”, dice Eslava.

La contaminación y la violencia se vuelven un problema tan grave que muchos habitantes terminan desplazándose a ciudades. Mientras que la minería se expande a territorios indígenas y otras poblaciones.

“Si no se les consultó a muchas de las comunidades si querían proyectos mineros yo dudo mucho que les haya realmente consultado para darles recursos del Fondo Minero” concluye la abogada.


Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).