Hay una idea incompleta de la construción de México como nación. Se nos ha hecho creer desde el discurso hegemónico en el mestizaje como la unión de lo europeo y lo indígena, y se deja fuera a la cultura africana. Hay una inmensa gama de experiencias y formas de vivir la afromexicanidad, sin embargo, todas atravesadas por la desigualdad racista
Por Marbella Figueroa
Hace unos años estaba sola en una fiesta, tomaba una cerveza mientras esperaba a que mis amigas llegaran. Un chavo se acercó y me preguntó mi nombre, e inmediatamente después vino la pregunta que yo sabía con certeza que haría: ¿de dónde eres? Es que tienes un color de piel muy bonito. Esa no era la primera vez que me hacían esa pregunta y estaba segura que no sería la última.
Mi nombre es Marbella y soy una mujer Afromexicana. Nací en la Ciudad de México pero mis padres son de Huehuetan, un pueblo que se ubica en la Costa Chica de Guerrero. A lo largo de mi vida he sido cuestionada por mi nacionalidad, por mi procedencia, por mi origen, pues mis características físicas no corresponden a lo que es “ser mexicana” (como si hubiera un tipo estándar para serlo) lamentablemente esto no es algo que me suceda solo a mi, comparto esta experiencia con familiares, amigos y conocidos.
Lo anterior se debe a un problema que al parecer solo a quienes nos atraviesa estamos dispuestas y dispuestos a aceptar, nombrar, denunciar y trabajar por erradicar. El racismo. En México se niega y desconoce la presencia de comunidades Afrodescendientes. Esta invisibilización deriva de un problema en la estructura histórica, política, económica e ideológica.
En general se tiene una idea incompleta de la construción de México como nación. Se nos ha hecho creer desde el discurso hegemónico en el mestizaje como la unión de dos culturas, lo europeo y lo indígena, lo cual de por sí resulta problemático pues en lo indígena existe una diversidad inmensa que es anulada bajo la generalización. Esta idea deja fuera el aporte de otras culturas que contribuyen y enriquecen la formación del país, tal es el caso de la cultura africana.
La afromexicanidad tampoco es homogénea. Si bien existen muchas comunidades que son herederas de los conocimientos y costumbres de los hombres y mujeres esclavizados en la época colonial; hay personas dentro de la diáspora africana que han elegido a México como su país de residencia permanente y su origen es otro, la migración reciente de países de Centro, Sudamérica, el Caribe, y paises africanos generando así una inmensa gama de experiencias y formas de vivir la afromexicanidad sin embargo todas atravesadas por la desigualdad racista.
La experiencia que mencioné al principio es una de tantas que me ha atravesado. Es importante señalar las múltiples formas en las que se manifiesta el racismo. En México no existen políticas públicas que cubran las necesidades específicas de las poblaciones afrodescendientes, apenas el año pasado (2019) se aprobó la iniciativa a la reforma constitucional para integrar a los pueblos afromexicanos como parte de la nación, este año (2020) fue el primero en el que oficialmente se nos contó en un censo poblacional, no estamos presentes en la historia de México más qué como esclavos y sirvientas, en la escuela no se nos enseña que Morelos y Vicente Guerrero son afrodescendientes, se omite de la historia a Carmen Robles una Coronela que participó en la revolución junto a Emiliano Zapata, se nos inculca que debemos mejorar la raza y eso se hace tejiendo relaciones con personas más claras que nosotros y entre más claras mejor, que las güeritas son más bonitas, nos hacen creer que ser negro o moreno está mal, se asocia a los hombres negros con el crimen, se estereotipa creyendo que todos los negros saben o deben saber bailar, que somos calientes y sensuales, que todos los negros nacimos y vivimos en la playa.
Es necesario aceptar que en México hay racismo. Y es un problema tan grande que hay que combatirlo desde diferentes ángulos. El Estado tiene que responder y nosotros podemos contribuir apoyando iniciativas, exigiendo políticas públicas, revisando y cambiando nuestras conductas individuales, informándonos, denunciando actos racistas en los medios de comunicación, denunciando la normalización en lo cotidiano, consumiendo directamente a productoras y productores afromexicanos y escuchando experiencias.
Si ya nos voltearon a ver no nos despeguen la vista. Seguiremos trabajando.
Por último comparto una lista de sugerencias de compañeras y compañeros afromexicanos activistas que producen contenido a partir de su experiencia afromexicana y desde diversas disciplinas, el acercarse a cada uno de ellos abre la puerta a la sensibilización y la toma de conciencia.
Podcast: IG @frochingonas
Música: IG @chaylolote
Feminismo decolonial y antiracista: Tw @Valurulu
Leyes: IG @medith1112
Cocina: IG @cocina_baobab
Ropa, accesorios y cosmética: FB Emaye
Psicología: FB Dannis Brown-ie
Modelaje: IG @priscilavalverde_
Contacto CONAPRED: FB Gina Diédhiou
Investigación científica: FB Celeste Sánchez Sugía
Teatro: FB Krhistina Giles
Comunicación: IG @scarshina
Cine: FB Ebony Bailey/ FB cardumen lab creativo/ FB Medhin afrodiaspoórica
Fotografía: IG @arellaneshugo
Pintura: FB Yuye Hernández/ FB Ayde Rodríguez
Teoría sobre afromexicanidad: FB Mónica Moreno Figueroa
Poesía: FB Aleida Violeta Vázquez Cisneros
Deporte: FB Adalid Maganda
Comité ciudadano en defensa de los Naturalizados: FB Wilner Meteluz
*Mujer negra mexicana nacida en 1992 en Ciudad de México. Artista plástica, licenciada por la FAD/UNAM con especialización en fotografía, medios audiovisuales y Xilografía. Su exploración interdisciplinaria aborda principalmente la negritud, afrodescendencia, la familia, las conexiones ancestrales y el cuerpo. Forma parte de la colectiva de negrxs Flores de Jamaica.
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