La gente del sureste mexicano sigue narrando la historia maya de Ixchel, diosa del arcoíris, y de Ixtab, diosa del suicidio. Dos hermanas cuyas historias transcurren juntas y tienen puntos idénticos, pero que en algún momento se desvían
@lydicar
Al inicio de los tiempos, en el mayab, cuando los dioses eran mortales, había una bella princesa llamada Ixchel, quien pasaba casi todo el día con su hermana mayor, Ixtab, la diosa de la Luna, y sus doncellas. Por ser muy bella y muy femenina, Ixchel tenía muchos pretendientes y entre éstos se encontraba Itzamná. Ixchel le correspondía en secreto. Un día llegó otro pretendiente, de nombre desconocido, para cortejar a Ixchel.
Para solucionar este problema, Ixtab –quien no sabía que su hermana amaba a Itzamná– propuso
que ambos pretendientes pelearan. El vencedor se quedaría con Ixchel.
Los hombres comenzaron la lucha; Itzamná había vencido al desconocido, pero justo en ese
momento fue distraído, y su oponente, haciendo trampa, lo mató.
Ixchel corrió desesperada con Itzamná, quien murió en sus brazos. Ixchel, entonces, se
encomendó a su hermana Ixtab y se quitó la vida.
Ixtab maldijo al hombre desconocido por haber matado con engaños a Itzamná, por lo
que jamás se volvió a saber el nombre de aquél. Ixtab llevó el alma de su
hermana al cielo, por lo que desde entonces, Ixtab se convirtió en la diosa del
suicidio.
Por su parte, el padre de Itzamná convirtió a éste en el dios Sol; y a Ixchel, en la luna; y
juntos formaron el matrimonio celestial. Las doncellas que siempre la acompañaban en su vida terrestre fueron convertidas en estrellas.
Fue así que Ixchel e Itzamná se convirtieron en la Luna y el Sol, e Ixtab, en la diosa que lleva directo al cielo a las personas que cometen suicidio.
Palabras más, palabras menos, ésta es la leyenda más difundida de Ixchel, la diosa arcoíris. La gente de la península y de México sigue narrando esta historia. Pero en esta historia, también se bosqueja Ixtab, a quien la mayoría llama la “diosa del suicidio”.
Ixtab solía ser la diosa de la Luna, pero ese lugar quedó tomado por su hermana menor, Ixchel.
Ixchel sería representada como joven y vieja, como diosa de la fertilidad, y de la destrucción, la patrona del tejido, de los “pecados de carne” y la promiscuidad. En algunas representaciones incluso se le muestra copulando con animales.
Ixtab, por su parte, tendría el trabajo de llevar directo al paraíso a los suicidas, y ahorrarles el paso por el inframundo, donde cada alma debía superar pruebas o tormentos, por medio de los cuales dicha alma quedaba limpia de memoria y rastros de su vida pasada. Y sólo así, completamente limpia, entonces subiría a los 12 cielos, desde donde podría renacer en un nuevo ser humano.
El suicida, según los mayas, se ahorraba el paso por los nueve inframundos.
“… decían también, y lo tenían por muy cierto, (que) iban a esta gloria los que se ahorcaban; y así había muchos que con pequeñas ocasiones de tristeza, trabajos o enfermedades se ahorcaban para salir de ellas e ir a descansar a su gloria donde, decían, los venía a llevar la diosa de la horca que llamaban Ixtab. (Landa, 1973:60)”, escriben Isabelle Sophia Pincemin Deliberos y Mauricio Eduardo Rosas y Kifuri.
De acuerdo con esta versión, los suicidas serían llevados a una suerte de cielo del dios de la lluvia o el agua, a descansar, comer y beber mucho, bajo la fresca sombra de una ceiba (el árbol sagrado de los mayas).
Pero aquí es donde, de nuevo, la trama se complica. Algunos estudiosos –no todos– relacionan a Ixtab con la Xtabay, aquel espanto de mujer maravilloso, hipersexualizado –del que escribimos la entrega pasada– que seduce a los hombres por la noche, que los pierde por el monte, que busca como una flor bella, pero estéril, conocer el amor después de muerta.
Por ejemplo, las antropólogas Cecilia Rosado Avilés y Georgina Rosado Rosado escriben que “en el caso de Xtabay, su origen se encuentra relacionado con la diosa prehispánica Ixtab que se aparecía cerca de los árboles frondosos para conducir a los suicidas al paraíso, lo que representa un enfrentamiento total con los valores religiosos cristianos dentro de los cuales el suicidio figura como el peor de los pecados”.
Según los mismos estudiosos, convertir a Ixtab en Xtabay sería una forma cristiana de repudiar el suicidio. Ixtab no sería una diosa de los colgados, ya que el suicidio es pecado. Ahora Ixtab sería Xtabay, un espanto que pierde a los hombres.
Pero no todos los especialistas están de acuerdo ni siquiera en que Xtabay proviene de Ixtab. Hay quien atribuye a Ixtabay el ser un arquetipo de los aspectos femeninos indómitos, completamente salvajes. De ahí su vínculo con la noche, el monte y el “perder” a los hombres.
Y hay incluso estudiosos que cuestionan que Ixtab sea únicamente una diosa del suicidio. Los mismos Isabelle Sophia Pincemin Deliberos y Mauricio Eduardo Rosas y Kifuri analizan la única representación de Ixtab que existe, en el código Dresde.
Ahí, en la parte baja de una de las páginas, se encuentra Ix Tab: mujer joven con los ojos cerrados, que presenta manchas de putrefacción en su cuerpo. Una soga pasa por su cuello, y está amarrada a la cinta celeste (a los cielos. A lo que el pensamiento judeocristiano llamaría “el paraíso”).
Pero los antropológos cuestionan: ¿Ixtab está colgando o está sentada? En realidad, sus piernas están flexionadas, en una postura muy extraña para alguien que se haya ahorcado. Además, una tenue línea parece servirle de asiento. Ella está evidentemente muerta, pero no queda claro que esta deidad (que aunque no es una imagen feliz o agradable, tampoco es funesta) sólo representa el suicidio. Porque, incluso, la soga que pasa por su cuello está holgada, y no tensa.
Los autores concluyen que no se puede precipitar que Ixtab sea diosa del suicidio, sino probablemente una advocación lunar mucho más compleja:
“Nos parece que hablar de la ‘diosa de los ahorcados’ o del ‘suicidio’ es una generalización decimonónica que hemos heredado y que aceptamos sin discutir. Se han mezclado muy fácilmente diferentes fuentes, de por sí influenciadas por una percepción cristiana, para llegar a unas conclusiones rápidas, catalogando como diosa del suicidio, una figura que es mucho más compleja y quien probablemente tiene relaciones con la luna”.
Entonces, ¿Ixtab sería algo más que una hermana de Ixchel?
La leyenda de Ixtab e Ixchel guarda otra similitud con la leyenda de Ixtabay y la Xkeban, narrada la semana pasada:
Dos mujeres hermanas o hermanadas, o muy parecidas, cuyas historias transcurren juntas y tienen puntos idénticos, pero que en algún momento se desvían…
Ixtab, Ixchel, Ixtabay, Xkeban, las mujeres iguales que entrañan corazones distintos nos llevan a otro mito que se repite con demasiada frecuencia en los cuentos de hadas de todo el mundo: las gemelas, a las que el enamorado debe desposar al mismo tiempo, o debe identificar a aquella que es la verdadera: Odile contra Odette, por poner un solo ejemplo…
(Próxima semana: gemel@s míticos)
Bibliografía:
Columnas anteriores:
Xtabay: amor, locura, suicidio y ceiba
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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