Bella Ciao: Historia mínima de un himno de lucha universal

28 abril, 2020

En este virulento 2020 y en medio de la cuarentena por el coronavirus, las y los italianos celebraron en casa su principal fiesta nacional, el 25 de abril, día de la Liberación del nazi-fascismo y aniversario de la Resistencia partisana. Fue una jornada de memoria, 75 años atrás en el tiempo, sobre el fin de una dictadura y la lucha de los combatientes antifascistas

Por: Fabrizio Lorusso* /

Twitter: @FabrizioLorusso

Desde los balcones y las redes sociales, miles entonaron una canción que se llama Bella Ciao. Violinistas y guitarristas, desde azoteas o plazas vacías, les acompañaron con notas melancólicas y, a la vez, portadoras de cambios y resurgimientos posibles. 

Fuera de Italia, cada vez más gente en decenas de países reconoce la melodía de Bella Ciao o recuerda su letra, en su propio idioma o en italiano. Posiblemente tenga hoy la misma popularidad que piezas míticas como “O sole mio” o “Nel blu dipinto di blu”, comúnmente conocida como “Volare”. Aquí en México oíamos a diario Bella Ciao en el programa del periodista Julio Hernández (Julio Astillero) como un soundtrack de crítica y libertad de expresión. 

La canción tiene una larga tradición internacionalista y en la última década ha sido el himno de innumerables protestas y movimientos: de Chile, con las marchas contra Piñera y la desigualdad, al campamento de parque Gezi en la Turquía de Erdogán; del movimiento Occupy Wall Street del 2011 a los caracoles zapatistas en Chiapas; de los indignados en Madrid al movimiento feminista; de los plantones de Nuit debout en París a los funerales de los caricaturistas de Charlie Hebdo; en fin, de las combatientes kurdas en el norte de Siria a las protestas de este año en Irak y las iniciativas de Fridays for future sobre cambio climático. 

Hace un par de años Tom Waits hizo un cover de Bella Ciao, incluido en un álbum de canciones de protesta Songs of Resistance: 1942-2018, y en 1983 Mercedes Sosa la interpretó en un histórico concierto en Milán.

En 2008, una conocida productora de bebidas chatarras utilizó la canción para sus spots televisivos en México y un grupo de activistas italianos promovió una petición, suscrita por el nobel de la literatura Dario Fo y Rosario Ibarra de Piedra, entre otros, contra la apropiación de un patrimonio inmaterial de los pueblos, altamente simbólico, y su uso por el puro lucro. 

El éxito que ha tenido la serie española La casa de papel, en la que el profesor, Berlín o Palermo, y otros personajes, suelen cantarla en los momentos más líricos o anti-sistémicos de la trama, solo explica el reciente revival de la canción. El camino de Bella Ciao ha sido muy largo y va mucho más allá de los ciclos televisivos o las modas musicales. Finalmente no tiene que ver con robos y series, y menos con publicidad y ventas, sino con luchas libertarias y combate a la injusticia.

Entonces, ¿cuál es el origen de esta canción? ¿Cómo llegó a ser en un himno que inspira a luchadores sociales, manifestantes y revolucionarios del mundo? Para responder hay que volver un poco más a Italia, a la historia del fin de una guerra.

En julio de 1943, desde el norte de África las fuerzas angloamericanas comenzaron la invasión de Sicilia. Esto aceleró la destitución del dictador Benito Mussolini, la huida del rey Vittorio Emanuele III y la firma de un armisticio con los Aliados. 

Entonces, el régimen fascista cayó en el sur, sin embargo, en el norte Mussolini creó la República Social Italiana o República de Saló, apoyado por la Alemania nazi. Esto provocó el surgimiento de la Resistencia de las y los partisanos, reunidos en los Comités de Liberación Nacional. 

La lucha de miles de antifascistas de diferentes extracciones políticas y sociales en el centro y norte del país logró por fin, el 25 de abril de 1945, derrocar al régimen de Mussolini, el cual acabó fusilado y colgado en la plaza Loreto de Milán. 

Un aspecto curioso es que según algunos historiadores las brigadas de partisanos durante la Resistencia no habrían cantado Bella Ciao. Pero las versiones más acreditadas, en cambio, nos dicen que sí se cantaba, incluso antes de la guerra, a veces con letras distintas y dependiendo de la región. 

Sin embargo, baladas como “Silba el viento” (en italiano, Fischia il vento), derivada de la canción popular rusa Katiusha, o la obrerista y socialista “Bandera roja” (Bandiera rossa) eran más populares y políticamente ligadas a las izquierdas.

El movimiento partisano fue bastante diverso en su interior, juntando a liberales, democratacristianos, comunistas y socialistas, así como personas de muchas regiones, por lo que no todos los combatientes se identificaban con un solo canto. 

La letra de Bella Ciao, de hecho, no alude a una revolución o a la lucha de clases, sino a una lucha contra el invasor, al amor y a la muerte. Habla del anhelo por la libertad, por el cual el partisano llega a dar la vida, así que predomina la imagen del martirio y del sacrificio. 

Sobre esto el historiador italiano Alessandro Portelli sostiene que, en realidad, la figura del partisano no era la de un mártir que se sacrificaba, según una idea algo cristiana, sino la de un combatiente dentro de una lucha armada, frente a enemigos nazi-fascistas que hacían represalias y ejecuciones masivas contra la población civil. 

La Bella Ciao que conocemos hoy viene de la tradición oral del canto épico-narrativo, de origen medieval, y de baladas populares italianas como “Flor de tumba” (Fior di tomba) y “La bebida somnífera” (La bevanda sonnifera). También tiene la influencia de las rimas infantiles, que son fáciles de recordar, reiterativas y son para batir palmas. Una en especial, de nombre “Mi abuelita es viejitita” (La mia nonna è vecchierella), es muy parecida por la melodía y en el chau chau chau que se repite.    

Después de la guerra, Bella Ciao fue ganando fama primeramente a nivel internacional, gracias a la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD), una organización antifascista y comunista que, desde su primer Festival en Praga en 1947, cada dos años iba reuniendo a centenares de militantes de Europa oriental. Allí escuchaban y traducían esta canción que los partisanos italianos entonaban en cada edición. 

En el oeste se difundió un poco más tarde por los migrantes italianos. Tuvo su difusión en Francia, en la versión del cantautor italo-francés Yves Montand, y una traducción al español por Adolfo Celdrán, cuya adaptación fue censurada por el franquismo.

En Italia, después de la reconstrucción post-bélica, la dinámica política apostaba a cierto ecumenismo entre los partidos y a gobiernos de “unidad nacional”. Así a principios de los sesenta, Bella Ciao fue elegida como emblema de la Resistencia y de la reconciliación entre quienes habían combatido al fascismo.

Pronto llegaron las grabaciones y los discos. La canción entró en la cartelera de Festivales musicales en Milán y en Spoleto, así como en las marchas estudiantiles del movimiento del 68. Cantautores comprometidos políticamente como Giorgio Gaber y Fabrizio De André también la adoptaron en su repertorio.

El 14 de mayo de 1984, en Roma, se realiza un inmenso cortejo fúnebre. Es el día del funeral de Enrico Berlinguer, histórico líder del Partido Comunista Italiano. Bella Ciao resuena para su despedida, reforzando la asociación de la canción con las izquierdas o el propio partido comunista. 

Tras la caída del muro de Berlín en 1989 y la transformación de los partidos comunistas europeos, la suerte de este canto se ha enfrentado con un intricado campo de disputa política en Italia, e incluso de instrumentalizaciones: por un lado, están quienes la ven como símbolo apartidista del antifascismo y la lucha social, como viene siendo en el exterior, y por otro están quienes, en cambio, desde posiciones revisionistas sobre el alcance de la misma Resistencia partisana, la ven como bandera solo de un sector, de “la izquierda”, y preferirían desterrarla de la historia y cantar solo el himno nacional.    

Lejos de Italia, con el paso del tiempo, Bella Ciao ha tomado vida propia, ha sido traducida a más de 40 idiomas, siendo una canción de memoria y rebeldía ante los agravios y la opresión. Se ha vuelto un himno internacional que vincula idealmente a las mujeres y los hombres que en cada rincón de la Tierra combaten por un mundo más libre, justo y digno para todos y todas.

*Fabrizio Lorusso es investigador Universidad Iberoamericana León.

**Texto utilizado como base para la videocolumna “Trotamundos políticos” en Zona Franca (Guanajuato)

Referencias:

Cesare Bermani, Bella ciao. Storia e fortuna di una canzone dalla Resistenza, Novara, Interlinea, 2020

Carlo Pestelli, Bella ciao. La canzone della libertà, Torino, Add, 2016 

folkworld.eu/67/it/bella.html

lamericalatina.net/2008/06/18/articolo-su-repubblica-spot-aquarius-abusa-di-bella-ciao/

thevision.com/musica/bella-ciao-rivoluzionari/

ilmanifesto.it/bella-ciao-cantata-sui-monti-dabruzzo/

alessandroportelli.blogspot.com/2008/03/bella-ciao-e-la-pubblicit-della-coca.html

ricerca.repubblica.it/repubblica/archivio/repubblica/2018/04/28/bella-ciao-linno-universale27.html

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