El presidente Andrés Manuel López Obrador se mantiene optimista ante el desfavorable clima causado por el COVID-19. Las medidas por los impactos económicos de la pandemia se enfocan en mayores apoyos sociales y austeridad. Mientras, Naciones Unidas pone en números rojos las expectativas económicas de la región
Texto: José Ignacio De Alba
Foto: Presidencia
México se prepara la etapa más dura de contagios por la COVID-19. Aun así el gobierno federal busca consolidar los planes estratégicos de su gobierno. Y deja en manos de su equipo técnico el manejo de la epidemia.
El primer informe trimestral de 2020 de López Obrador causó una mayor expectativa. Porque se llevó a cabo en medio de una cuarentena generalizada por la pandemia. Y se esperó el anuncio de las medidas específicas para contrarrestar su impacto económico
El propio mandatario señaló “rindo este informe trimestral en medio de la incertidumbre por los estragos del coronavirus a la salud, a la economía y al bienestar de nuestro pueblo”.
A pesar de que el López Obrador admitió “la parte más difícil de la epidemia está por llegar”, el mandatario se mantuvo optimista.
“Les anticipó que a pesar de los pesares saldremos adelante porque son más nuestras fortalezas como nación que las debilidades o flaquezas. No olvidemos que la cultura de nuestro pueblo, que no es tan tangible como suele pensarse, siempre nos ha salvado, y nos ha permitido reponernos de terremotos, huracanes, inundaciones, epidemias, tiranías, malos gobiernos, y de la corrupción que ha sido la más trágica y funesta de las pestes y calamidades de México”.
López Obrador señaló que a pesar de la emergencia por COVID-19 su gobierno mantendrá los programas sociales. Además de que adelantará cuatro meses el pago de pensiones a adultos mayores, las becas para estudiantes y para personas con discapacidad.
El mandatario reiteró que el eje de su gobierno es “acabar con la pobreza”. Anunció que aplicará un plan para redoblar la austeridad de su gobierno. En el plan incluye una disminución de sueldos de altos funcionarios, la eliminación de aguinaldos desde el cargo de subdirectores, disminución de viáticos y reducción en gastos de publicidad.
Entre el recuento de logros de su gobierno, destacó una disminución en secuestros del 25%, robo a vehículo 11%, robo en todas sus modalidades 6.6% homicidios dolosos en 0.3%, en comparación con cifras del año pasado.
También reiteró que siguen en marcha sus proyectos prioritarios de infraestructura. Como son la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, la rehabilitación de seis refinerías y la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas Tabasco.
Durante el mensaje que duró una hora, el mandatario señaló que su gobierno no aplicará las recetas de los gobiernos “neoliberales” y aseguró que lo primero “es el bienestar del pueblo y nunca jamás los privilegios, la corrupción, el saqueo y la impunidad”.
A pesar de que el presidente aseguró que “reactivaremos la economía”, la Cepal (Comisión Económica Para América Latina), perteneciente a Naciones Unidas, mantiene bajas previsiones económicas, a causa del COVID-19. La secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena, explicó en conferencia –la semana pasada-: “Estamos al principio de una gran recesión”.
Antes de la llegada del COVID-19, la Cepal preveía que la región crecería un máximo del 1,3% en 2020. Sin embargo, los efectos de la crisis han llevado a cambiar esa previsión y pronosticar una caída del PIB , en toda la región de -1,8%, aunque no descartó que se llegue a contracciones de entre -3% y -4%, o incluso más.
Bárcena, explicó que los efectos no sólo serán devastadores en el corto plazo, “sino también se van a deteriorar las condiciones de la recuperación y el desarrollo en la region”. El informe, presentado el 3 de abril, urgió a implementar acciones inmediatas que permitan “aplanar la curva de contagio por la enfermedad del coronavirus sin aplanar la curva de la economía”.
La Cepal llamó a tomar medidas urgentes para abordar la emergiencia.
“El mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria sin precedentes en el último siglo en un contexto económico ya adverso. A diferencia de 2008, ésta no es una crisis financiera sino de personas, producción y bienestar. Una situación de economía de guerra es demasiado importante para dejarla al mercado. Los Estados están asumiendo un papel central para suprimir el virus y los riesgos que afectarán a la economía y la cohesión social”.
La Cepal recomendó: prestamos estatales a las empresas, subsidios de desempleo, aplazamiento de impuestos, aplazamientos y subsidios a la seguridad social y aplazamientos en el pago de la deuda.
La propia secretaria ejecutiva aseguró: “la parálisis económica puede ser peor que la crisis económica del 2008”. Advirtió que la desigualdad podría ahondar la crisis de salud y económica.
Cronista interesado en la historia y autor de la columna Cartohistoria que se publica en Pie de Página, medio del que es reportero fundador. Desde 2014 ha recorrido el país para contar historias de desigualdad, despojo y sobre víctimas de la violencia derivada del conflicto armado interno. Integrante de los equipos ganadores del Premio Nacional Rostros de la Discriminación (2016); Premio Gabriel García Márquez (2017); y el Premio Nacional de Periodismo (2019).
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