4 abril, 2020
Pese a la emergencia por la pandemia del Covid-19, la empresa Público y Banca Mifel continúa el despojo del icónico edificio Trevi de la Ciudad de México. La empresa que busca gentrificar ese espacio amedrenta al inquilino que, asegura, no tiene a dónde ir
Texto Daliri Oropeza
Fotos: Especial
De solo escuchar el golpeteo de las zapatillas por el pasillo derruido, el señor Jaime supo que llegaba la abogada de la empresa que lo quiere desalojar. Se quedó callado.
— ¡Señor Jaime!, ¡ábrame, ábrame! quiero hablar con usted— le gritó. Cuando escuchó que se alejó para gritarle por la ventana de atrás. Jaime le habló a su abogado:
—No tienes por qué abrirle.
Claudia Rosales Vázquez se presentó como representante legal de Público, empresa que junto con Banca Mifel han intentado apropiarse del edificio a la mala desde 2018. Solo quedan cinco departamentos habitados en el edificio Trevi; ocupados por personas que defienden su derecho a tener un hogar. Como el señor Jaime, que incluso tiene un juicio abierto.
De una patada, abrieron la puerta del señor de 65 años. No la tiraron, pero sí rompieron el marco de la puerta, no les importó.
—Vengo a negociar con usted.
El señor Jaime narra:
-Yo sí me enojé, luego luego le contesté ‘vieja desgraciada, pues por qué, qué hice, por qué viene en plan de negociar, y primero me tira mi puerta’. Esto pasó el viernes 29 de Marzo, en plena campaña de Sana Distancia por el Covid-19.
Jaime es velador de la Escuela Secundaria Diurna Federal de Educación Pública, y empleado federal desde hace 35 años. Su oído es tan agudo que le permitía reparar cualquier gotera de este icónico edificio a un costado de la Alameda Central. Esto fue antes de que el Trevi fuera una ruina. En aquel entonces, el ruido de la gota no lo dejaba dormir.
Los vecinos lo han visto salir de noche y llegar por las mañanas, pues el señor Jaime hace las guardias nocturnas de la secundaria. Su oído agudo le permite estar alerta con cualquier sonido.
Por las mañanas él está en su departamento pues necesita descansar. Sin embargo, los cinco departamentos del Edificio Trevi son víctimas del despojo. En dos de estos departamentos viven personas adultas mayores. La empresa a cargo hizo caso omiso de la orden de la Secretaría de Salud: detener toda actividad no esencial. No frenó a los trabajadores que hasta ahora trabajan, pese a la emergencia, dando golpes, demoliendo, escarbando las paredes del piso al techo, quitando puertas, ventanas, arrancando las duelas, destruyendo los azulejos.
Ahora la rutina cambió. Con los martillazos de por lo menos 30 albañiles que todo el día destruyen las paredes del interior del edificio, a don Jaime le ha quedado la resignación y dormir aunque esté el ruido. Su departamento está lleno de polvo todos los días.
—Yo no tengo por qué irme de este lugar, si aquí yo renté el contrato es por este departamento.
Con todo y sus canas, Jaime cuenta que la abogada le empezó a decir que no pagaba la renta, que por eso venían a negociar que se pasara a uno de los locales de abajo. Le ofrecieron 20 mil pesos. No fue de buena manera, después de abrir abruptamente, ni siquiera presentó algún papel.
—Yo le decía, ‘vieja desgraciada, ¿por qué me rompió la puerta?, yo no estoy haciendo nada malo, para que venga a agredirme de esa manera. Pues hágale como quiera, traiga a quien quiera, aquí nos agarramos a golpes, nos matamos pero yo no me voy a dejar que me saquen’.
Jaime, que tiene más de 14 años viviendo en el Edificio Trevi, cuenta que es un lugar hermoso y con una ubicación céntrica, por lo cual le permite tener todo lo que necesita a la mano. Describe que su situación de salud es delicada, pues cada día se le agrava el malestar de Gota, el cual le hincha los tobillos y le impide caminar. Además, cada vez menos aguanta los desvelos. Aunque asegura que no va a dejar su trabajo.
Vive con angustia y miedo, confiesa a Pie de Página.
— Hay momentos en que me desespero y me angustio de tantos golpes que están dando. Llega el momento que estoy tan agotado y cansado que me acuesto y de inmediato me duermo de tan cansado que estoy a pesar del ruido que están haciendo.
A Jaime le es difícil hablar sin alterarse y tiene serios problemas para relacionarse. Él mismo reconoce que sufre cierto desorden mental y por eso vive solo. Para no molestar a nadie. Eso no le ha impedido continuar con la defensa del edificio por la vía legal, y tiene abierto un juicio, el cual le han postergado por la pandemia. Lo que no han postergado en la emergencia es la destrucción de este edificio ubicado en el centro de la ciudad de México, para hacer un espacio de Coworking y de viviendas para rentar en AirBnB.
Pese a la emergencia por la pandemia de COVID-19, hay casi 30 albañiles demoliendo las paredes por dentro. En suma, Jaime no deja de trabajar en la secundaria.
Esta no es la primera vez que la empresa actúa de esa manera: primero amedrentar y luego desalojar.
Carlos Acuña, periodista, fue el primer vecino al que desalojaron del edificio en agosto del 2019. Comenzaban las labores de remodelación por parte de la empresa. En aquel entonces aseguró: “Yo tengo capacidad para reconstruir mi vida, pero dentro del Trevi hay personas que son de la tercera edad, que si las lanzan a la calle, prácticamente las están matando”
Esa ocasión la Procuraduría Ambiental de Ordenamiento Territorial de la ciudad (PAOT) suspendió la remodelación. Sin embargo, la reactivaron hace dos meses. (https://piedepagina.mx/tras-desalojo-ilegal-paot-suspende-remodelacion-del-trevi/)
Esa es la situación del señor Jaime ahora, quien en plena pandemia está en riesgo de ser desalojado. El 28 de marzo, el 06000 Observatorio Vecinal del Centro Histórico denunció a Emilio Illanes, titular de Público Coworking, por “acosar y amenazar a una persona de 60 años que lucha por su derecho a la vivienda —y con todas las rentas pagadas ante un juez”.
El edificio Trevi estaba habitado por familias que llevaban mucho tiempo viviendo ahí, en su mayoría los que quedan en 5 departamentos son integrantes de la tercera edad. Poco a poco los vecinos dejaron sus hogares ante las constantes amenazas y presiones de la empresa Público y la financiadora Banca Mifel. Aún con esto, varias familias se quedaron a defender sus casas.
Los vecinos sostienen una demanda por su derecho al tanto, el cual dicta que antes de vender un edificio, el dueño debe ofrecerlo a quienes lo habitan. Esto no pasó en el Trevi. Actualmente existe un juicio legal por la posesión de estos departamentos. Desde que los vecinos se organizan, las presiones en contra de los habitantes del Trevi. Se han recrudecido.
El edificio Trevi, que tiene más de 70 años de su construcción y se ha vuelto referente arquitectónico del centro de la ciudad, será hotel boutique con estancias de AirBnB y oficinas de coworking, espacios de trabajo abiertos y comunitarios que forman parte del modelo de encarecimiento y desplazamiento de los centros urbanos alrededor del mundo. El fenómeno llamado Gentrificación.
El señor Jaime describe que quitaron todo el piso de mosaico del tercer nivel, y entre el primero y segundo construyeron piso una especia de jaula, en un departamento forraron las paredes con alambre y cuadrícula.
—Está hecho una ruina todo el edificio por dentro. En mi casa lo que me hicieron es que le quitaron todo el yeso, el mosaico a mi pared de sala comedor, hicieron un hoyo de tanto que golpearon.
Pese a que se encuentran abiertos al menos dos juicios, la empresa a continuado las labores de remodelación y continúa amedrentando a los inquilinos.
—No me quiero ir de aquí — dice con voz quebrada el señor Jaime. Confiesa que en esta contingencia no ha llevado a cabo ninguna recomendación de salud o de prevención. —Si me sacan, no tengo a dónde irme.
La ONU Habitat pidió a los gobiernos locales y regionales evitar los desalojos en plena pandemia del COVID-19. Pidió en vez de esto, atender a los habitantes de barrios marginales organizados para apoyar a los más vulnerables. Aseguran que es un derecho tener una vivienda, y además es una solución ante la pandemia.
Por su parte, al menos 52 organizaciones reenviaron una carta al gobierno Federal en la cual aseguran que para quedarse en casa en la emergencia por la pandemia, primero hay que tener una casa. Exigen garantizar el derecho a la vivienda. (bit.ly/2wcU3dl)
Pese a toda esta nueva rutina, Jaime no abandona su siembra de Chayotyes y diversas plantas que tiene en la azotea. La comenzó a plantar junto con una vecina hace muchos años y esa labor la tomó como terapia. Jaime sigue con su terapia pese a la angustia de ser desalojado.
Al señor Jaime le destruyeron la puerta, le hicieron un hoyo en la pared el cual tapó con una fotografía para intenta olvidar que tal vez un día lo echen a la calle, que día a día, allá afuera en los pasillo están destruyendo el icónico edificio en el que lleva tantos años viviendo, en el que ahora no encuentra descanso, solo angustia. Pide ayuda a las autoridades ayuda para que no lo desalojen.
Botas llenas de Tierra. Tejedora de relatos. Narro sublevaciones, grietas, sanaciones, Pueblos. #CaminamosPreguntando De oficio, periodista. Maestra en Comunicación y cambio social. #Edición #Crónica #Foto #Investigación
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona