En la zona donde se halló un cementerio clandestino, en el sur de Veracruz, se desató una ola de secuestros contra personas dedicadas a la ganadería, una de las principales actividades de esa región
Texto y fotos: Miguel Ángel León Carmona
PLAYA VICENTE, VERACRUZ.– El nuevo cementerio clandestino hallado en las últimas horas en este lugar escondía, además de decenas de restos humanos, un problema que hasta este día habitantes de la región no denunciaban por temor.
Presuntos integrantes del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) -mermados por el desabasto de combustibles desde que el gobierno federal emprendió la lucha contra ese robo- fijaron sus ojos en un nuevo objetivo: ganaderos de este municipio, considerado el tercero más poderoso en el estado.
“Se metieron con la gente del pueblo. Acabaron con familias enteras (de ganaderos). No sólo los secuestraron y mataron, saquearon sus ranchos, les robaron sus animales y a sus familias las corrieron porque huyeron de Playa”, contó un cuidador de vacas a E-Consulta.
Registros oficiales de la Comisión Estatal de Búsqueda y otros relatados por ganaderos a este medio, evidencian que del 1 de febrero de 2018 a la fecha al menos once de sus compañeros fueron privados de su libertad. El saldo: tres asesinados, dos rescatados por autoridades y otros seis que permanecen desaparecidos.
Los presuntos responsables, dice la gente desde el anonimato, son los hermanos Jacinto y Alberto Rodríguez, apodados Los Piña, supuestos desertores de Los Zetas que ahora militan en el Cartel de Jalisco. A ellos, la Fuerza Civil de Veracruz los vinculó en un comunicado con el predio San Ángel, este lugar que habría sido empleado para enterrar numerosas víctimas cubiertas de cal y escondidas en bolsas de plástico.
Por la entrada de este predio, ubicado en la comunidad de Camino al Arenal Santa Ana, se pasea el dueño Humberto Andrade Ahuja, un hombre de 87 años.
A “Taralila”, como lo conocen en el pueblo, un semblante de preocupación lo invade y trata de deslindarse de lo que ya se investiga al interior de su terreno de 20 hectáreas, donde unos 30 toretes se alimentan entre plantíos de coco y tamarindo.
“Es una mala interpretación, la verdad. Este pedacito de terreno no tiene cuidador, la verdad entra el que quiere (…) Totalmente (me deslindo) yo tengo 87 años y tengo una vaca desde los 11 años. Pueden informarse todos con Hacienda”, dice quien apenas puede responder cuestionamientos debido a su sordera.
En entrevista asegura que ha autorizado a la Fiscalía General del Estado (FGE) que las diligencias de exhumación inicien. El sitio permanece resguardado por soldados de la Guardia Nacional, policías del estado y municipales desde el pasado 22 de febrero, cuando fue localizado por elementos de la Fuerza Civil.
El rancho San Ángel se encuentra en un punto medio entre la cabecera principal de Playa Vicente y la comunidad de El Arenal, a unos cinco kilómetros de cada poblado. La entrada principal se avizora sobre una carretera pavimentada que es marcada por una puerta de tablas.
El patio donde la autoridad habría ubicado las primeras ocho fosas positivas (es decir con indicios de restos humanos) se cubre de polilla que despide una casita de madera y techo de lámina, edificada bajo la sombra que producen árboles de huachilote y samán.
En este lugar el terror se construye en el imaginario con fotografías que la Secretaría de Seguridad Pública difundió de cuchillos fileteros y cinturones escondidos bajo la tierra. Las víctimas, cuentan autoridades a reporteros, eran inhumadas en bolsas negras y salpicadas con cal para ocultar así los olores que sus crímenes provocaban.
Este escenario sórdido, cuenta un ganadero de la zona, significa una esperanza para las familias de decenas de desaparecidos en la región. “Mejor que están en bolsa; cada bolsa es una persona. Ya no hay revoltijo como en otras fosas de Veracruz. Será más fácil identificarlos”.
El origen de los ataques contra ganaderos playavicentinos coincide con un hecho que a su vez sembró pánico en este pueblo: el asesinato de Leonardo Hernández, alias El Brujo, presunto líder criminal acribillado el 27 de abril de 2018 durante una pelea de gallos.
El primer hecho violento tras la muerte de El Brujo ocurrió el 1 de febrero de 2019, cuando Melesio de los Santos, presidente de la Asociación Local de Ganaderos de Playa Vicente fue privado de su libertad. El hombre de 55 años fue plagiado junto a otras tres personas, dos de ellas murieron cuando autoridades intentaron liberarlas.
En ese operativo también cuatro presuntos sicarios fueron abatidos por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz. Además, fuera rescatada otra persona originaria de Santa Teresa, Santiago Sochiapa.
Pero no fue el único caso relevante. Antes de eso, el 4 de mayo, Alejandro García Sánchez, de 42 años de edad, acopiador de ganado, originario de Playa Vicente, fue privado de la libertad y asesinado luego de que su familia fuera despojada de su dinero.
Su cuerpo fue abandonado en la comunidad de Santa Sofía Monterrosa de Loma Bonita, Oaxaca. Según reportes policiales la víctima fue mutilada.
Otras víctimas fueron los ganaderos Pedro Viveros Monge y Alejandro Viveros Castro (de 64 y 35 años de edad), quienes el 17 de julio del 2019 fueron emboscados por un convoy supuestamente resguardado por elementos de la Policía Municipal.
Según sus familiares habían sido amenazados por integrantes del grupo Los Piñas; la desaparición de ambos, motivó a la integración de grupos de autodefensas en esa región.
Luego del ataque contra los Viveros, el grupo armado se dirigió al rancho de las víctimas para robar ganado, en donde fueron recibidos por familiares que se defendieron con armas, causando la muerte de cuatro sicarios.
Otro caso que pasó casi desapercibido fue la desaparición de Esteban Avendaño, de unos 48 años, quien fue privado de la libertad en la carretera que va a la colonia Lealtad de Muñoz, en Plata Vicente.
Sobre este caso no existe denuncia o más información, salvo las versiones de pobladores.
Un evento que se suma a los ataques contra ganaderos se cometió el 2 de diciembre de 2019. Un convoy de 10 vehículos tripulados por hombres armados, que custodiaban cinco tractocamiones cargados con 90 reses, fue interceptado por policías de la Guardia Nacional sobre el camino San José Río Manso, colindante con Playa Vicente.La Fiscalía General de Oaxaca confirmó un saldo de cuatro muertos y cuatro detenidos, entre ellos Gregorio “N”, alias El Goyin, considerado alto mando en el cartel de Los Piñas. El robo de ganado que fue frustrado por autoridades ascendía a casi 1 millón 400 mil pesos.
Periodista en Veracruz
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