23 febrero, 2020
El jaguar pervive en las costumbres de Guerrero. Los hombres imitan sus movimientos en la danza del tigre, y sus ojos pintados de azul miran desde cualquier máscara. Pero en la entidad quedan muy pocos jaguares vivos. Apenas 19. Las instituciones no le destinan un peso. Pero una organización se empeña en conservarlo
Texto: Beatriz García / Amapola
Foto: Oscar Guerrero, Angie García, José Luis de la Cruz
CHILPANCINGO, GUERRERO.- Hace 10 años el Proyecto Guerrero Jaguar avistó el primer ejemplar merodeando por la Sierra de Petatlán, en la Costa Grande. Desde entonces, poco a poco, con limitados recursos, la organización ha documentado la existencia de al menos 19 jaguares en el estado de Guerrero.
Guerrero Jaguar es el único representante estatal de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar. Este proyecto fue iniciado por biólogos y es el único de su tipo a nivel nacional.
En 2018, se realizó el segundo Censo Nacional del Jaguar en México. Este fue coordinado por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y con la Alianza WWF-Fundación Telmex Telcel.
Para aquel año, la población aproximada de jaguares en vida silvestre en México fue 4 mil 800 ejemplares. Esto es, un aumento de 800 individuos en relación a 2010.
En este universo nacional, sólo hay 19 jaguares identificados en Guerrero. Si no se toman medidas, es inminente la extinción en esta entidad.
Durante los 10 años del Proyecto, Guerrero Jaguar ha estudiado el territorio desde Petatlán hasta los límites con Oaxaca y Puebla. Se han hecho unos 10 muestreos. En total se han cubierto unos mil 300 kilómetros cuadrados.
Fernando Ruiz, fundador del proyecto, explica que los resultados son diferentes a lo que mucha gente cree. No han encontrado muchos ejemplares. En estos 10 años de trabajo no han podido registrar ni 20 jaguares. Apenas 19. Aunque esto no significa que son todos los que hay en el territorio, porque hay áreas que no se han podido investigar.
“Donde tenemos más información, un esfuerzo mayor, es en la sierra de Tecpan. Estamos hablando de unos siete, ocho jaguares cuando mucho”, advierte. Aunque recientemente se obtuvo información de presencia del felino en Atoyac.
Las poblaciones de los jaguares en el estado no son amplias. Y con más razón debe haber una protección de la especie: está en riesgo de extinción.
Fernando Ruiz señala que hay gente que mata los jaguares. Pero es difícil documentarlo. Por lo general lo hacen cuando los cazadores suben imágenes en redes sociales.
También recientemente les llegó información de que hay gente que saca pieles de jaguares y se los lleva a la Ciudad de México. Ahí, consiguen certificaciones para venderlos de manera “legal”.
Además de los jaguares, con estos muestreos han identificado la presencia de tigrillos, jaguarundis, linces, pumas, pero tampoco son abundantes.
Proyecto Guerrero Jaguar ha sobrevivido gracias a la constancia de su representante, Fernando Ruiz Gutiérrez. Él consolidó un equipo de trabajo conformado por biólogos, ecologistas, artistas, educadores ambientales y estudiantes. También ha sido fundamental el aval de los pueblos que luchan por preservar su territorio.
Fernando Ruiz Gutiérrez es biólogo por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), maestro en Ciencias por la Universidad Autónoma de Hidalgo, y doctorante por la misma.
En entrevista con Amapola cuenta sobre el camino recorrido con su equipo de trabajo, las comunidades. Y con el presidente del Colegio de Biólogos, Ricardo Pérez Carmona, quien desde hace una década también ha buscado recursos para la preservación del jaguar.
En 2009, en la sierra de Petatlán se tomó la primera fotografía de un jaguar en Guerrero. La Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán se convirtió en el primer impulsor de la conservación. Esto, gracias a los dirigentes Eva Alarcón y Marcial Bautista.
Ricardo Pérez es presidente del Colegio de Biólogos del Estado de Guerrero, y estuvo presente cuando iniciaron los primeros trabajos de identificación, en la sierra de Petatlán.
El biólogo contó cómo empezó todo, en el ejido San José de los Olivos –sierra de Petatlán–. Él mismo colaboró desde el gobierno del estado. En ese entonces, se encontraba en la Secretaría de Desarrollo Rural (ahora Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, Sagadegro). Pero también era asesor de los ecologistas. Dice que cuando Eva Alarcón y Marcial Bautista se acercaron a Fernando Ruiz “cayeron en blandito”, pues los siguientes 10 años el biólogo continuaría con esta labor.
Pero Eva y Marcial, ya no vieron este trabajo. Fueron víctimas de desaparición forzada el 7 de diciembre de 2011.
Con apoyo de la UNAM y con el apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren) inició el primer monitoreo del jaguar en el estado. Luego ya no hubo interés de éstos para trabajar en el proyecto.
“Nosotros empezamos a buscar las posibilidades de darle continuidad. Y a partir del 2010 es que ya empezamos a organizarnos para empezar lo que sería el Proyecto Guerrero Jaguar”, cuenta Fernando.
Al inicio sólo eran cuatro personas las que conformaban el equipo: dos de sus alumnos, estudiantes de Biología: Enrique Vázquez y Luis Flores. Estaban también el doctor Cuauhtémoc Chávez y él mismo.
En 2011 comenzaron de manera formal los muestreos para investigar la presencia del jaguar; y esto coincidió con la tesis que trabajaba Ruiz Gutiérrez, que contó con el apoyo de la UNAM. Ese año también empezó el trabajo con la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar.
Además, se acercaron a otras universidades. Como la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH), la UAGro, para lograr acuerdos como en 2011 con la Semaren.
También buscaron recursos para obtener equipo de fototrampeo– una técnica con cámaras que pueden captar la actividad de animales en la noche–. Fernando ha tenido que ver cómo paga viáticos, porque el equipo humano y voluntario estaba puesto cada que había que subir a la sierra.
“Nuestra ganancia siempre ha sido poder obtener información científica, información técnica para poder hacer trabajos relacionadas al área científica, educativa”.
El proyecto Guerrero jaguar ha sido autogestivo, porque no hay presupuesto destinado por parte del gobierno estatal para preservar al jaguar. En entidades como Oaxaca sí hay santuarios, con varios ejemplares.
Para 2020, el gobierno de Guerrero eliminó el presupuesto para biodiversidad, indicaron especialistas a Amapola. Criticaron que no destina suficientes recursos para mejorar, extender y preservar la flora y la fauna que habita el territorio, como ejemplo, para apoyar con recursos el proyecto Guerrero jaguar.
El presupuesto que el gobierno de Guerrero destina para medio ambiente se utiliza para cuestiones de fachada. Como mantener el zoológico Zoochilpan, ubicado en Chilpancingo y otros, que no contemplan una política integral en esta materia.
Guerrero ocupa el cuarto lugar en biodiversidad –en cuanto a aprovechamiento forestal, diversidad de flora y fauna–. Pero esta riqueza natural no tiene inversión del gobierno estatal. No hay programas ni proyectos para mejorar la naturaleza y emplear estos recursos en beneficio de la población, consideran.
En el ejercicio fiscal 2020, el presupuesto designado para la Semaren es de 23 millones 800 mil pesos. Desaparece el rubro a biodiversidad y se da mayor presupuesto al parque Zoochilpan. Este aumentó tres millones más con respecto al año anterior: ocho millones de pesos.
En el presupuesto de egresos del 2019, el gobierno del priista Héctor Astudillo Flores designó 13 millones 400 mil pesos para la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren).
Para biodiversidad, destinó una suma de dos millones de pesos, por debajo del presupuesto aprobado para la operación del parque zoológico Zoochilpan, cuya suma fue de cinco millones 200 mil pesos.
Una de las estrategias de preservación son las Áreas Naturales Protegidas (ANP), y en el estado sólo hay 11, con diferentes regímenes de protección, federal o estatal, con una superficie de 9,388.73 hectáreas, equivalente al 0.15 por ciento de la superficie estatal, cuyos objetivos se han dirigido principalmente hacia la protección de las zonas urbanas, de captación de agua y terrenos forestales.
Guerrero, después del Distrito Federal, ahora Ciudad de México, es la entidad con menor superficie de ANP de competencia de la federación, y hasta 2009, no contaba con estas áreas.
La cobertura actual de las ANP en el estado es insuficiente, porque las áreas decretadas en su mayoría no reflejan la diversidad estatal y, en consecuencia, poco aportan a la conservación de la diversidad y riqueza que aún alberga Guerrero y la problemática actual que enfrenta.
Este trabajo se publicó gracias a la Alianza de Medios, de la cual Pie de Página es parte. Aquí, puedes consultar las publicaciones originales.
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