La Fiscalía de la Ciudad de México no actuó a tiempo. El DIF de la Ciudad de México no atendió la enfermedad de los padres de Fátima. La escuela no siguió los protocolos establecidos por las autoridades. Los alcaldes se pasan la bolita del abandono de un pueblo que sólo miramos en las tragedias
Texto: Daniela Rea y María Ruiz
Fotos: María Ruiz
A raíz de la desaparición y asesinato de Fátima Cecilia, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) llama a situar el crimen contra la menor de edad en un contexto de violencia feminicida y desaparición de personas en México.
“Es importante contextualizar. La violencia feminicida parece imparable, la epidemia de desaparición de personas, pero concretamente de niñas, niños, mujeres y adolescentes. En ambos casos -de violencia feminicida y desaparición- cuando hablamos de crisis es porque el Estado no garantiza la vida e integridad de personas, eso explica las responsabilidades de fallas que ocurrieron en el crimen contra Fátima”, dice en entrevista Martín Pérez, director de la Redim.
Martín Pérez pone el foco en el trabajo que debió hacer la Fiscalía General de la Ciudad de México para la búsqueda de la niña.
“El foco debe estar en la acción de la autoridad que debió buscarla. Ella desapareció el 11 de febrero, su cuerpo fue encontrado el domingo (cinco días después de que se le viera por última vez). No hay un protocolo específico para la búsqueda de niños y niñas, lo establece la Ley de Desaparición Forzada, pero no se ha elaborado”, dijo.
Ese protocolo es responsabilidad de las fiscalías de cada entidad, en este caso, de la Ciudad de México.
“La alerta Amber no es un protocolo de búsqueda, es una herramienta de ayuda para que la gente dé información. Un protocolo es un plan de búsqueda, un rastreo de cámaras, barridos en el territorio, mapeo de redes sociales o sábanas de llamadas si es adolescente. La alerta es un engañabobos”, afirmó el director de Redim.
La Ley de desaparición forzada de personas establece, en su capítulo segundo. que “Las niñas, niños y adolescentes respecto de los cuales haya Noticia, Reporte o Denuncia que han desaparecido en cualquier circunstancia, se iniciará carpeta de investigación en todos los casos y se emprenderá la búsqueda especializada de manera inmediata y diferenciada, de conformidad con el protocolo especializado en búsqueda de personas menores de 18 años de edad que corresponda”.
Martín Pérez cuestionó que la titular de la Fiscalía haya dicho en entrevistas a medios de comunicación información personal de los padres, pues esta debe permanecer en secrecía por la investigación, además de que puede usarse para criminalizarlos.
“Es nuevamente el mismo patrón que conocemos: se responsabiliza a familias y víctimas y se busca distraer la atención de que la violencia feminicida y la incompetencia es responsabilidad de las autoridades”.
“No se puede filtrar información, eso da para el linchamiento de la mamá porque no fue por ella; y linchamiento de la escuela conserje y director, pero el que hayan dejado sola a la niña no significa responsabilidad directa en el feminicidio, es negligencia, pero no feminicidio. Hay elementos que hablan de la falla de la Fiscalía en la búsqueda”.
Sonia López, tía de Fátima, denunció que “había todo un proceso detrás, de salud mental que no se siguió. Había un descuido que se reclamó, no solamente por parte de la familia sino por vecinos”. Se pidió que el Sistema Nacional de la Familia (DIF) diera atención: “cuidaran de la madre, porque también es una víctima aquí. Que se hiciera lo que correspondía y nadie nos hizo caso”.
“Se había reportado en instituciones que ella no tenía la capacidad de cuidar a los niños y sin embargo no se pudo hacer nada. Los familiares intentamos hacer todo lo que estuvo en nuestras manos pero nos topamos con muchísimos topes, las instituciones no nos ayudaban, era muchísimo dinero el que necesitabamos para hacer todos los trámites, fue muy desgastante, estamos acabados.”
A esto el DIF contestó con la publicación de una tarjeta informativa sobre la existencia de un expediente desde 2015. El DIF dio por concluido el expediente y reportó que en 2017 recibió una llamada donde se señaló “descuido y negligencia generado por la progenitoria y el padrastro”. Después de esa fecha el DIF no cuenta con más datos.
Por la mañana, en conferencia de prensa, la autoridad federal educativa de la Ciudad de México perteneciente a la SEP dijo que la guía operativa para las escuelas determina la forma en que deben entregarse los alumnos al salir de la escuela.
Esa guía señala que se debe solicitar identificación a las personas responsables del menor de edad; que si los padres no se presentan en horarios señalados o en la tolerancia de 20 minutos se traslada al menor de edad a una agencia ministerial; en caso de que haya menores de edad que regresen solos a casa deben estar identificados.
En un sondeo realizado por Pie de Página por distintas escuelas, se encontró que cada una resuelve de manera distinta el retraso de padres de familia al recoger a sus hijos.
La dirección de una guardería pública de la delegación Miguel Hidalgo decidió ampliar el horario de entrega dos horas después de lo establecido con un cobro extra a las familias, los menores sólo se entregan a responsables con credencial previamente registrados ante la dirección.
En una primaria pública de la delegación Cuauhtémoc una maestra señaló que había un protocolo interno, la maestra de guardia debía esperar en la escuela hasta que llegaran los papás, en caso de que pasaran varias horas, la maestra de guardia se la llevaba a su casa y dejaba aviso en la puerta de la escuela, pero nunca dejarlos solos de la escuela
“Muchos papás llegaban tarde con mucha frecuencia y decidimos cobrarles una multa, pero nunca dejarlos fuera de la escuela”, señaló la maestra que pidió anonimato.
Martín Pérez afirma que el cuidado a los infantes no es un tema de protocolos, sino de sentido común: la escuela debió avisar al DIF, pero las procuradurías de protección a la infancia dentro de las alcaldías no tienen personal para responder, han tenido recortes del 23 por ciento en el último año.
Aunque advierte riesgos de criminalizar a la autoridad escolar. “Ningún niño puede estar sin acompañamiento de un tutor o responsable, no se trata de protocolos, es un tema de sentido común. Todos los días hay papás que no llegan a la escuela y el sentido común, de humanidad, es que alguien debe acompañar o proteger, sean profesores, escuelas, otros padres de familia, o la propia autoridad. Pero hay mucho riesgo que nos perdamos en el conserje o el director y ese no es el tema profundo. Lo que la gente busca en casos como este es venganza social, es más rápido encontrar al conserje o director como responsable”, dijo en entrevista.
En el mercado que se encuentra en la esquina de la escuela, una señora que trabaja en un puesto de antojitos lamenta el feminicidio de Fátima. Le da mucha tristeza, cuenta, porque veía a la niña cuando iba a vender sus dulces al mercado: “Por eso todos nos movilizamos”.
Era una niña muy sonriente, dice una de las vecinas de la colonia San Sebastian Tulyehualco. «Cada que la topaba en la calle me sonreía. Así, sonriente y juguetona, la definen tanto su abuelo Guillermo Antón, como su tío Fernando Anton.
Tenía su gatito y le gustaba jugar con él, cuenta su abuelo. Era una niña muy linda, cuenta otra vecina.
En su conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador lamentó el asesinato de Fátima y aseguró que el gobierno de la Ciudad de México va a encontrar a los responsables. Sin embargo, insistió en que más que un problema de policías, se trata de un problema de valores.
«Es una enfermedad social», dijo el mandatario.
“Esto no solo se resuelve con policías, ni con cárceles, ni con amenazas de mano dura. Aquí tenemos que atender el fondo, que haya bienestar material y de alma. Que se insista hasta el cansancio que solo siendo buenos podemos ser felices y que ayudemos todos a tener una sociedad mejor”
“Yo sostengo que se cayó en una decadencia. Fue un proceso de degradación progresivo que tuvo que ver con el modelo neoliberal. Siempre he dicho que se mide el desempleo, crecimiento económico, número de homicidios, pero no se mide el grado de descomposición social que produjo la política neoliberal”.
Sobre Avenida Tláhuac una hilera de mototaxis sostienen veladoras y cartulinas. En ellas se leen mensajes de solidaridad con la familia de Fátima. Durante el día, ésta es una más de las muestras de apoyo que le brindaron habitantes de Tulyehualco a la familia. Desde donaciones de víveres, hasta donaciones monetarias, no faltaron las muestras de cariño, aunque no conocieran a la menor.
La colectiva Violetas llegaron con un donativo, al igual que un grupo de la escuela primaria Rébsamen. En el funeral se puso una tina con una pancarta donde se leía: “Víveres”, en ella vecinos podían dejar alguna donación para la familia.
Una pareja llegó a la calle donde vivía Fátima, con una caja de botellas de agua. Dicen que no conocen a la familia, pero que son vecinos. “Todo el pueblo quiere ayudar y estamos unidos”, contesta el hombre.
Las vialidades que conectan a Tulyehualco con otros poblados fueron cerradas por los pobladores y la amenaza de tocar las campanas estuvo latente. El feminicidio de Fátima abrió una puerta de escucha a los habitantes de este pueblo que se sienten abandonados por la situación geográfica en la que viven: en la frontera entre la alcaldía Tláhuac y Xochimilco.
No saben a quién acudir cuándo tienen problemas y los alcaldes se echan la bolita entre ellos, ninguno responde, denuncian los vecinos. Esta situación complicada permeó en el caso de Fátima, su casa se encuentra en Tláhuac, su escuela en Xochimilco y su cuerpo fue encontrado en Tláhuac. Pero las distancias entre punto y punto son unas cuantas cuadras.
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