15 febrero, 2020
Tras una semana de denuncias por el feminicidio de Ingrid Escamilla y el manejo de la prensa, diversas colectivas y mujeres se dieron cita en Palacio Nacional para protestar, mientras se realizaba la mañanera. A lo largo del día las movilizaciones no pararon; e incluso subieron de intensidad. Uno de los saldos fue un auto del diario La Prensa quemado
Texto: Vania Pigeonutt
Fotos: María Fernanda Ruiz y Quetzalli Nicte Ha González
Desde la puerta principal del Palacio Nacional se leen varias frases iguales: “Estado feminicida”. Dos militares resguardan la entrada del edificio que fue el primer punto de la protesta convocada para exigir justicia por el feminicidio de Ingrid Escamilla y todos los del país, la mayoría impunes. Hay pintura roja derramada, pintas de aerosoles morados, rojos, verdes, negros. Mujeres gritan, cantan, exigen.
La protesta no sólo es contra el gobierno y la falta de resultados para frenar la violencia feminicida y castigar a los responsables. También se centra en los medios de comunicación. Las mujeres portan pancartas denunciando la exhibición en varios periódicos del cuerpo desollado de Ingrid, asesinada el 9 de febrero por su pareja. “Freno prensa amarillista. El feminicidio no es un espectáculo”, resume en una pancarta su inconformidad.
“Te dije no, que te dije que no, mi cuerpo es mío, yo decido, tengo autonomía, yo soy mía… ¡Porque no, te dije que no, pendejo no!”. “¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!”. “¡No fue suicidio, fue feminicidio!”.
Estudiantes, amas de casa, madres de asesinadas, maestras de yoga, activistas, cantantes, actrices, varias mujeres unifican sus voces y le reclamaron al presidente Andrés Manuel López Obrador su inacción.
“Queremos acción por la impunidad que se vive en México, si no les queda claro pueden ir a tomar fotos de las pancartas, de las pintas, eso no importa, lo que importa somos las mujeres. Nos están matando. En este país 12 mujeres son asesinadas al día. Ellas pierden la vida en manos de alguien que dicen amarlas”, dice una chica vestida de negro con el rostro cubierto con un pasamontaña, portando gafas.
Las movilización se concentró, primero, en Palacio Nacional. Posteriormente, dos marchas que llegaron a la calle Basilio Vadillo adonde están la escuela de periodismo Carlos Septién y las instalaciones del diario La Prensa.
Ahí, en La Prensa, manifestantes destrozaron el parabrisas de un auto, así como vidrios y medallón. Asimismo, quemaron un camión de La Prensa y varias chicas resultaron ilegalmente gaseadas por los extintores y polvos picantes lanzados por la policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Es 14 de febrero, el día del amor y la amistad que celebran muchos. Para estas mujeres protestar es amar. Así lo dicen dos amigas que se abrazan después de pintar en el suelo del zócalo capitalino: “los feminicidios no son un caso aislado, son crímenes de Estado”. Un acto de amor une a Laura Velázquez Florencio y Lidia Florentino Herrero, hermana y madre de Diana Velázquez Florencio, asesinada el 2 de julio de 2017.
Se leen varias pancartas con la frase: “el amor romántico mata”.
Mientras el presidente dice en su conferencia mañanera que él respeta a las mujeres “todos debemos respetar a las mujeres y no quiero que quede una duda sobre eso, es lamentable” y dice hacen cosas todos los días para garantizar la tranquilidad y la paz, Laura y Lidia exhiben una lona con el rostro de Diana. “Exigimos verdad y justicia. Dos años de impunidad ¿cuántos más? Chimalhuacán feminicida”.
Minutos después de las 16:00 horas quedó atrás el zócalo y la calle de Moneda. Para esa hora, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ya había anunciado que rehabilitaría la puerta y las paredes del Palacio Nacional pintadas. Ya las estaban limpiando. Las mujeres partieron de dos bloques. No fue una protesta uniforme. La movilización fue dispersa y descoordinada.
Un contingente partió de la “Antimoumenta”, frente al Palacio de Bellas Artes, donde un tiempo atrás, colectivas colocaron una cruz rosa contra los feminicidios. El otro, del monumento El Caballito. Las mujeres leyeron la carta compromiso que publicó en primera plana el periódico La Prensa, donde aseguraron que se ajustan a la legalidad al difundir imágenes de asesinatos en primera plana y que sus páginas se reflejan aquello que lastima a la sociedad.
Desde Bellas Artes, el Hemiciclo a Juárez y las instalaciones de La Prensa fueron blindadas por decenas de policías con extintores en las manos, la mayoría eran mujeres. No todos estuvieron pendientes de las pancartas y gritos de inconformidad. El metro no dejó de funcionar ni se suspendieron las actividades culturales de la plaza y jardín de San Fernando, a sólo 200 metros de la protesta que concluyó en el periódico.
Las frases “tu silencio es cómplice”, “nos están matando”, “presidente indiferente”, “no más feminicidios” se ven como desfilando en las calles. Los esténciles con la cara de Ingrid Escamilla, también invaden los edificios, casas particulares, tiendas departamentales y decenas de otras paredes.
“Queremos hacer un llamado a la sociedad para que de una vez por todas dejen de compartir ese tipo de contenido, que se deje de lucrar con el cuerpo de la mujer de esa manera. Un medio puede publicar la nota, entiendo que tenga difusión, pero no es posible que como sociedad estemos así de podridos, no es posible”, exclama durante el inicio de la marcha una chica.
Mujeres diversas participaron en la manifestación que, por primera vez, en el tramo final de la calle Basilio logró ser una protesta de puras mujeres. Las chicas corrían a los compañeros reporteros hombres. En un momento, después de que quemaran cachitos de la lotería nacional frente a La Prensa, durante la quema de un camión que lucía inservible, varios fotógrafos intentaron hacer imágenes del momento y se subieron a la unidad. Las mujeres los corrieron enfatizando que sólo mujeres.
Asistieron las estudiantes de la UNAM que llevan casi cuatro meses en paros contra la violencia feminicida. “En la UNAM se estudia con tu agresor, tenemos que tomar clase con él”, decían.
Las canciones de protesta fueron el himno de todo el día: “Van a volver, van a volver, todas las balas que disparaste van a volver, la sangre que derramaste la pagarás, las mujeres que asesinaste no morirán. Van a volver, las balas que disparaste van a volver… Alerta, alerta, Aaalerta, Alerta, alerta. alerta que camina la lucha feminista en América Latina”.
Laura Velázquez, hermana de Diana Velázquez, asesinada en Estado de México compartió:
“No es la primera vez que nosotras protestamos. En el municipio donde nosotras vivimos, Chimalhuacán, después de un mes de que asesinaron a mi hermana, mataron a una compañera donde yo trabajaba, Ana Laura Martínez Cervantes y hasta el momento tampoco ha recibido justicia. En Chimalhuacán han pasado muchos feminicidios que han quedados invisibilizados, siento que la periferia se queda invisibilizada”.
Otras recuerdan a Mara, Gissele, Victoria, Lesvy, Mary Chuy, otras mujeres asesinadas.
Claudia Michel, una maestra de yoga de 58 años de edad acompaña a su hija de 21 años. Se dice impotente y apanicada con todo lo que pasa y decide apoyar a sus hijas de 27, 25 y 21 que están en el movimiento feminista exigiendo justicia para las mujeres.
“Yo como madre estoy apanicada de que mis hijas no puedan salir a la calle libremente, tengo una hija que es chef y trabaja en un restaurante, sale en la noche y tuve que contratar un chofer particular para que la traiga de regreso a mi casa ¡Viva!, porque no confío ni en el uber ni el el taxi y vivimos una situación espantosa”.
Claudia Michel
A ella le parece violento que, en lugar de recibir a las mujeres, las criminalicen y les manden decenas de policías para contener sus protestas.
Una mujer policía compartió que estaba en su lucha, pero no con esas formas. “La violencia nunca se va a terminar con más violencia. Me duele que maten a tantas mujeres. Somos el mismo género. Nadie está afuera de que le pueda ocurrir, pero nos mandan porque violentan, porque dañan el patrimonio cultural del país”.
Martha López, una mujer barrendera que estaba recogiendo los globos que quedaron de la pintura derramada en Palacio Nacional consideró que su forma de lucha es su trabajo, ella tiene que estar todos los días barriendo el zócalo desde las 5 de la mañana.
Entre las mujeres que vendieron impermeables para la lluvia, estuvieron también las que ofrecían pañuelos verdes y playeras.
Después de leer su pronunciamiento, donde exigían a La Prensa una disculpa pública por la difusión de las imágenes de Ingrid Escamilla, pasaron casi dos horas, para que, mediante la intermediación de Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM), un contingente lograra hablar con gente del diario.
Contó de forma breve que las colectivas feministas pudieron pasar, familiares de víctimas de feminicidio, gente cercana a la familia de Ingrid Escamilla, que hablaron de una indemnización por la difusión de las imágenes, como una reparación del daño y una disculpa pública.
Criticó la forma de conducirse del gobierno de la Ciudad de México que dirige Claudia Sheinbaum. “Lo que tenemos que abrir son canales de diálogo, lo que debió haber procedido es que cuando las compañeras llegaron hubiera una comisión del propio periódico que recibiera a las compañeras y las escucharan”.
Ya casi al final, minutos después de las 18:00 horas un grupo de desconocidos, un hombre y al parecer una mujer, cubiertos del rostro y vestidos de negro, destruyeron el carro marca Pointer estacionado enfrente del periódico La Prensa, aunque ya se había retirado un contingente de policías, otros intentaron detener al joven del maso. Varias dijeron que eran infiltrados. Otras que no estaban de acuerdo con esas acciones.
Considera que los ánimos se encendieron, porque hasta el incendio del carro, la protesta consistía en pancartas y pintas. “El tardarse en platicar y tardarse en escuchar, cuando hay enojo lo que hacen es encender más los ánimos. Lo que seguimos sin entender es que más allá de que las compañeras están pidiendo que no haya varones, eso ya lo han estado repitiendo y es lamentablemente son hombres periodistas que por cubrir la nota van, y ellas lo sienten como una provocación y que lo que desató el proceso de agresiones contra un grupo que tomaba fotos”.
Miguel Barrera de Brigada Marabunta, que acompañó las actividades protegiendo los contingentes durante todo el día, criticó también el uso de gases y extintores para disuadir las protestas. Le parece que falta mucha capacitación por parte de los gobiernos para contener las manifestaciones.
Lidia Florencio pide que la sigan apoyando en su búsqueda de justicia, porque más allá de todas las pintas y protestas, el mensaje que debe permear en la sociedad es: “hay mucha impunidad, somos muchas madres cargando las mantas de nuestras hijas exigiendo justicia. Nos las mataron. Matan a diario más”.
La ciudad aun con lluvia tenía un ambiente festivo en restaurantes y hoteles por el día del amor y la amistad.
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