8 febrero, 2020
Las autoridades hicieron filtraciones, en las que acusaron a grupos anarquistas de desestabilizar la UNAM. Dieron nombres de colectivos que ya desaparecieron, metieron incluso a Antorcha Campesina junto a dos organizaciones cooperativistas y anarquistas. Éstas advierten: el propósito de las filtraciones es desacreditar a las estudiantes
Texto: Lydiette Carrión
Una cooperativa que ha sido citada en tesis y papeles académicos como ejemplo de cooperativa laboral, una biblioteca sostenida por anarquistas pacifistas, colectivos anarquistas que ya desaparecieron, una comuna que fue desalojada años atrás.
Estos son los colectivos que las fiscalìas General de la República (FGR) y de la Ciudad de México (FGR-CDMX) acusan de “agitar” a las estudiantes en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para los propios anarquistas y cooperativistas, la razón es simple: las autoridades quieren infantilizar las estudiantes, como años atrás hicieron con otros movimientos.
El viernes pasado, el diario El Universal publicó una nota en la que aseguró que: “la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGR-CDMX), en coordinación con la Fiscalía General de la República (FGR) investiga a por lo menos ocho grupos señalados como los organizadores principales de las marchas, protestas, desmanes y daños…”, de los últimos días en la UNAM.
La nota facilita una lista: Biblioteca Social Reconstruir, Colectivo Anarquista (ENAH), Centro Cultural Ocupado El Engrane, Okupa Ché, Cooperativa Café Victoria, Comparsa Chanti Ollin, Colectivo Reta, y Colectivo Coordinador Estudiantil Anarquista.
La publicación fue precedida por una declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia matutina, en la que hizo un llamado a que se escuchen los planteamientos y se busquen soluciones, pero también alertó: «siento que hay mano negra (…) porque siempre hay quienes mecen la cuna»
Los colectivos anarquistas y cooperativistas señalados por El Universal desmienten que estén “detrás” del movimiento contra la violencia de género en la UNAM.
Sus miembros, de movimientos viejos, advierten: Esa acusación pretende infantilizarlas. Como si las estudiantes jóvenes no tuvieran, ellas solas, capacidad de organización.
Así que los acusados también aprovecharon para solidarizarse con el movimiento estudiantil feminista. Y señalaron que las denuncias y exigencias de las estudiantes son completamente válidas.
La historia de la biblioteca social reconstruir se remonta a la guerra civil Española. Un anarquista de nombre Ricardo Mestre salió exiliado de aquel país, y llegó como muchos otros, a México. Fue dealer de arte, fue dealer de libros. Conoció a mucha gente del ámbito literario. Y también recabó el más extenso archivo de revistas, pasquines y libros del pensamiento anarquista y el pensamiento crítico. Él murió en 1997 y desde entonces Toby, un entonces joven mexicano que siempre se ha pronunciado pacifista, tomó la estafeta.
“Lo que te diría es que la biblioteca es un espacio del fomento de la lectura, de presentaciones de libros, talleres, comunitarios, nuestro trabajo es difundir las ideas anarquistas. Nuestra función es esta. “Eso que digan que nosotros estamos atrás (de las movilizaciones en la UNAM) es falso”.
Toby, Biblioteca social Reconstruir
Y agrega: “casi la mitad de los colectivos que señalan, ¡ya ni existen! ¡No saben de lo que hablan!
En efecto, la publicación menciona el Chanti Ollin, una comuna que fue desalojada hace unos 3 años en la Ciudad de México. Así como al Centro Cultural el Engrane, que actualmente tampoco está activo. Éste se dedicaba a organizar torneos y talleres en Ixtapaluca, Estado de México. Su función era de rescate del espacio público.
–¿Cuál crees que sea la finalidad de esta publicación?
–Para provocar morbo, crear…, no sé si publicidad o qué. Creo que quien lo publica cree que está dando información que nadie conoce. Pero en primer lugar, es una información completamente falsa. La otra es que menciona grupos al azar, la mitad ya no existen. Y luego agregan a Antorcha Campesina (de corte priista). De hecho, tendría que ser una especie de vergûenza o algo así”.
El Café Victoria es muy conocido en el sur de la ciudad. Está localizado en el mercado del Centro de Tlalpan. Ahí, en su pequeño local, han dado charlas distintos personajes. Incluso una vez fue Noam Chomsky.
La historia de este café es la de una cooperativa exitosa. En 2007, una treintena de trabajadores de El Cafetlán se fueron a huelga, cuando los dueños pretendían cerrar el local y dejarlos sin un peso.
Los trabajadores sostuvieron la huelga 22 meses, con ayuda de locatarios del mercado, con sindicatos y grupos aliados. Finalmente un juez les dio la razón. Con lo poco que rescataron de su trabajo como asalariados, se organizaron como cooperativa.
En el Café Victoria no hay dueños, y tampoco hay asalariados. Todos los miembros hacen todas las labores: desde atender, moler, tostar café, hacer cuentas. La organización es completamente horizontal. Así han funcionado desde 2008, y su modelo les ha permitido irse ganando condiciones de trabajo dignas.
Por eso es que el proyecto es ejemplo de cooperativismo exitoso. Lo citan en tesis, en papers de la universidad, etcétera. Y ahora el Café Victoria es señalado como grupo “que daña a la UNAM”.
Ciro es miembro fundador del café. Él platica en entrevista que desde noviembre pasado salió una nota en la que se les acusaba de desestabilizar políticamente. La nota de hace tres días “es prácticamente un refrito de la anterior”.
“Nuestra postura como colectivo, desde noviembre, es que nos dejó sorprendidísimos (el ataque en notas). Y Ahorita, queremos ampliar nuestra postura: tenemos solidaridad total con las compañeras que se han movilizado en la Universidad.”
Ciro, Café Victoria
Pero aclara: “el café Victoria no tiene ningún vínculo con UNAM”.
Los cooperativistas tienen su lectura de las supuestas filtraciones:
“Consideramos que (la nota) es una agresión más, sobre todas las agresiones que ya han recibido las estudiantes. Este tipo de denuncias lo que hacen es infantilizar a las compañeras. Un poco lo que les pasó a los zapatistas en el 94. Nadie pensaba que los zapatistas se podrían organizar solos”.
La única relación que pueden tener es que algunos o algunas de las treintena de personas que han trabajo en la cooperativa, han estudiado en la UNAM. “Y habemos un montón que no tenemos nada qué ver”.
Ya en el ámbito sarcástico, advierte Ciro, “la nota es tan patética, que si no fuera grave nos reiríamos”.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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