El fin de semana pasado, Lópéz Obrador llegó a Guerrero como parte de su Diálogo con los pueblos indígenas de México. En uno de los poblados más azotados por la violencia, Chilapa, AMLO cosechó peticiones que reflejan las condiciones de ser indígena en el tercer estado más pobre de México
Texto: Marlén Castro / Amapola Periodismo
Fotos: Amapola Periodismo
CHILAPA, GUERRERO.-
–Presidente ¿Si le parece que es mucho lo que le pedimos…?
El representante de los pueblos nahuas Jeramías Cabrera Ortiz hizo esta pausa breve, necesaria para rematar su discurso frente al presidente Andrés Manuel López Obrador durante el encuentro con los pueblos originarios de Guerrero, celebrado el sábado pasado en Chilapa.
–Es porque es mucho lo que nos han negado. –Cerró.
Durante la participación de Jeremías, la guerra de porras entre morenistas y priistas se detuvo. Estos actos a los que viene el presidente López Obrador terminan en un aplausómetro entre dos fuerzas políticas. Dos contingentes que se afanan en que la porra que corean apague la anterior.
En efecto, eran muchas peticiones de los pueblos nahuas. Caminos, escuelas, apoyo al campo, educación universitaria, que ésta sea bilingüe, reconocimiento a la Universidad del Sur (Unisur) servicios comunitarios: agua potable, luz; proyectos productivos que no dañen la tierra, seguridad para que vivan en paz, atender los problemas agrarios, respeto a la cultura, a los usos y costumbres.
Sólo eran las peticiones de los pueblos nahuas. Las solicitudes de los afromexicanos llegaron escritas y las entregó en manos del presidente un representante de los descendientes negros, proveniente de Cuajinicuilapa, municipio de la Costa Chica.
La lista de peticiones de Jeremías Cabrera, originario de San Miguel Oapan, de los Pueblos Nahuas del Alto Balsas, son los agravios contra los pueblos nahuas. Esos agravios dichos por alguien de los propios pueblos, frente a gente que ha ocupado por años los espacios de poder, sirven a López Obrador para criticar a quienes han gobernado. Se acomoda a su discurso de: “así era antes, ahora ya no, eso se acabó”.
El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, pertenece a este segundo grupo. Sentado a un lado de López Obrador aplaude y sonríe. No tendría que hacerlo. Pero así es la política, tiene reglas sin escribir que no entienden quienes no aspiran a cargos políticos.
Antes de que llegara López Obrador a Chilapa, casi con una hora de diferencia, llegó Astudillo Flores y parte de su gabinete, como Mario Moreno Arcos, secretario de Desarrollo Social, Tulio Ismael Pérez Calvo, secretario de Finanzas. Cada uno rodeado de muchos colaboradores. A un acto en su tierra no podían faltar las priistas, otra vez diputadas y ex alcaldesas Verónica Muñoz Parra y Alicia Zamora, vestidas para la ocasión con indumentaria indígena. Hay tantos trabajadores del municipio de Chilapa aquí, presidido por el priista Jesús Parra García, que parece que el ayuntamiento se al acto en la unidad deportiva. Portan una camisa que dice Pasión por mi tierra.
También llegó el senador Félix Salgado, que anda en frenética actividad política porque quiere ser de nuevo candidato a gobernador, ahora por Morena. Igual llegó Luis Walton Aburto, de Movimiento Ciudadano, que no se despega de lo que hagan los morenos, porque es por aquí por donde cree que tiene posibilidades de ser gobernador.
De alguna manera, las formas en los actos políticos han cambiado con este nuevo gobierno proveniente de un partido diferente al PRI. Todos los que asisten entran por el mismo sitio. No hay acceso de privilegio. Entraron por el mismo lugar discapacitados, personas de la tercera edad y colonos de todos los puntos de Chilapa que políticos que buscan cargos, como Salgado, Walton o Mario Moreno, aunque se sientan en espacios de invitados especiales.
Pero los especiales son los pueblos indígenas. Los habitantes nahuas están sentados en medio. A los costados, los invitados. Al frente, en el estrado, sólo está López Obrador, lleno de cadenas de cempaxóchilt con tres panes de Chilapa colgados, los franquean Astudillo Flores, el titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), Adolfo Regino, el presidente municipal Jesús Parra y los representantes de los pueblos nahua y afro.
Jeremías Cabrera enumera los agravios y suelta que si son muchas las peticiones es porque mucho ha sido el abandono. Adolfo Regino explica en qué consiste este encuentro con los pueblos originarios.
Astudillo aclama que está con la Cuarta Transformación porque está a favor del apoyo con los más pobres. Parte del auditorio le suelta una rechifla, que otra parte responde con los gritos de Guerrero, Guerrero, Guerrero.
No corean Astudillo. Si lo hicieran sería una confrontación.
Las porras de no estás solo, no estás sólo y es un honor estar con Obrador las contrarrestan con el grito de México, México, México y Chilapa, Chilapa, Chilapa, lo que le toca al alcalde Jesús Parra.
Como si quienes vitorearan al actual presidente estuvieran en contra del país, los que rechiflan a Astudillo en contra de Guerrero y los que critican a Parra en contra de Chilapa.
Cuando pasa López Obrador los ánimos se van para arriba, de ambos lados, unos corean Es un honor estar con Obrador, los otros que son mayoría, México, México, México. Es un hecho que dentro hay más priistas. No es asunto de ecuación. Es sencillo: el acto es un municipio gobernador por un priista en un estado gobernado por otro priista. Uno de los organizadores de parte del gobierno federal confió que el gobierno estatal pidió tres mil espacios en el acto. En las canchas se calculó una asistencia de cuatro mil personas.
López Obrador comienza a hablar y, como quieren escucharlo, los que lo vitorean, callan. Los que gritan México, México, México también lo hacen, no porque quieran escuchar al presidente sino porque a quienes deben callar, ya están en silencio.
López Obrador repite lo que dice en sus visitas, que este es un gobierno para todos, pero hay preferencia por los más pobres y olvidados. En este acto que tiene que ver con los pueblos originarios, dice que son los pueblos originarios, los auténticos dueños de México, su prioridad.
No es fácil, arenga, porque hay resistencias al cambio. Los conservadores se han apuesto a las transformaciones. Explica que conservadores son los que quieren conservar, mantener las cosas como estaban. El gobierno federal, dice, es un toro viejo, reumático, al que hay que empujar.
“Pero lo vamos a hacer caminar, me canso ganso”. Dice esto casi gritando. López Obrador conoce su auditorio y los efectos de sus palabras. Hace breve pausa. Su me canso ganso enciende los ánimos. Reinician las porras. “No estás solo, no estás solo” le responde la gente. El otro contingente México, México, México.
López Obrador retoma y para hacerlo alza la voz. Lo que sigue son dardos para algunos de los que están ahí. Para hacer caminar al toro viejo “hay que hacer a un lado la politiquería, la grilla, los individualismos, a los fantoches corruptos, a los que andan alboratados, acomodándose para el 2021”, dice y ahí hay muchos acomodaticios con proyecto político para el 2021.
“Se van a ir al carajo, el que no le tiene amor al pueblo no sirve para nada, se va a ir al basurero de la historia”, advierte. Aplauden todos. El gobernador, el alcalde, el representante del INPI. Abajo también lo hacen Walton, Salgado, el delegado único del gobierno federal, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, a quien no subieron al estrado y estuvo agazapado, sobre todo cuando un grupo extendió una pancarta para exigir que Sandoval deje de meter las manos en el Congreso local, donde la fracción de Morena está fracturada y no articula en conjunto ninguna iniciativa.
Anuncia para Guerrero apoyos para reforestar 50 mil hectáreas con árboles maderables y frutales, en donde se crearán 20 mil empleos fijos para los siguientes cinco años para la gente del campo.
Todas las primarias de Guerrero recibirán recursos directos para mejorar las instalaciones, que dependiendo del número de alumnos, recibirán desde 50 a 500 mil pesos.
Ofreció que el hospital de Chilapa, la principal demanda de los habitantes de este municipio, pronto será puesto en marcha. Recibió reclamos puntuales acerca del hospital, el que tiene ocho años concluido, un cascarón de cemento abandonado a la salida de Chilapa.
Ofreció que este jueves 28 de noviembre el secretario de Salud, Jorge Alcocer, y el director general del IMSS, visitarán Chilapa para ver qué pasa con el equipamiento y quede articulado al seguro social para que haya buen servicio para la población.
Termina el encuentro con ese resultado concreto. A López Obrador lo esperan el domingo en Tlapa, otras porras, otro escenario. Allá Morena gobierna.
Este contenido se reproduce con autorización de Amapola Periodismo Transgresor como parte de la alianza de medios. Aquí puede consultar la versión original.
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