Textos e imágenes: Ximena Natera
En el programa Lunes por la Educación para la Paz, funcionarios de la CDMX asisten a las escuelas secundarias para hablar de mecanismos contra la violencia, con la intención de tener contacto presencial con una generación afectada por la inseguridad creciente y determinada por la comunicación a través de internet. Ésta es la tercera estampa sobre la estrategia que ha implementado la autoridad local en la materia.
Poco antes de las 7:30 de la mañana los padres, madres y abuelos comienzan a llegar a la secundaria Leona Vicario para dejar a los niños, pero la mayoría se queda afuera; platican entre amigos, compran dulces o acuden a la papelería de último minuto por los materiales que les encargaron.
Los papás se acercan a dejar cartas al buzón y algunos jóvenes, en bolita, estiran el cuello intentando ver los nombres del destinatario o si la misiva lleva dulces. Sueltan risillas cómplices.
La asociación de padres de la escuela ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero organizó un buzón de cartas para mandar correspondencia a sus hijos durante las clases de este jueves 14 de febrero.
“Cuando lo propusieron, muchos papás dijeron que no entendían para qué; creo que aparte de que es bonito por el Día del amor y la amistad, estas cosas son importantes para sensibilizar a los niños de que forman parte de esta sociedad, que son importantes y que merecen el tiempo”, dice Elvira Gómez. Su hija Andrea tiene 13 años y cursa el segundo de secundaria.
¿Cómo se construye un ciudadano?¿Qué tipo de ciudadano necesita la Ciudad de México?
En la capital mexicana hay al menos 335 mil niños y adolescentes en edad de cursar la secundaria.
Sobre estos ejes gira Lunes por la Educación para la Paz, un programa del gobierno de la Ciudad de México, dirigido específicamente a este sector, en el que altos funcionarios visitan en compañía de psicólogos y pedagogos las escuelas secundarias para charlar y “combatir la violencia y la discriminación”.
El programa inició el segundo lunes de febrero, con 16 funcionarios y planean alcanzar los 40. Los ejes temáticos son: violencia; igualdad y discriminación; corresponsabilidad; el Estado como proveedor de un ambiente libre de violencia, la empatía y solidaridad y la responsabilidad individual y comunitaria.
Esos temas, según difundió el gobierno capitalino, reflejan las inquietudes de los propios jóvenes, identificadas en un estudio basado en entrevistas con chicas y chicos de entre 12 y 16 años, análisis de estudios existentes y un rastreo digital de la actividad de los adolescentes en nivel de secundaria.
Almudena Ocejo, secretaria de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México, fue una de las funcionarias que asistió a la primera ronda de Lunes por la Educación. Visitó junto a miembros de su equipo una escuela en la alcaldía de Cuajimalpa y por media hora habló con los alumnos sobre las responsabilidades del gobierno y el trabajo de los funcionarios, uno de los 6 ejes de la estrategia.
“El primer paso para que haya exigencias hacia el gobierno es que la gente lo conozca en todas sus áreas y que sepa qué actividades realiza cada equipo”, dice Ocejo.
Explica que otra de las finalidades del programa es construir una relación de cercanía con los jóvenes.
“Buscamos hacer un gobierno cercano, no esta división tradicional entre autoridades y ciudadanía (…) que conozcan el vínculo del gobierno con lo colectivo y dejarles esa marca”, dice.
-¿Cómo reaccionaron los chicos?
-Bueno, platicar con un grupo mil estudiantes no es tan sencillo, pero busqué que participaran. El que hablen entre grupitos genera algarabías, pero es un buen síntoma porque están comentando entre ellos, es el ruido bonito de los chavos y las chavas.
Para el gobierno de la Ciudad de México era importante que esta estrategia fuera dirigida a las secundarias principalmente porque es una población menos atendida en el espectro de políticas públicas.
“Es el momento donde están entre ser niños y adolescentes, es un grupo que no se le pone toda la atención en términos de bienestar emocional y están a flor de piel, creemos que con este grupo puedes tener un impacto”.
Pero, ¿quiénes son estos jóvenes? ¿Puede la educación para la paz contribuir a reconstruir los estragos de la violencia?
Según los estudios del propio gobierno de la Ciudad de México, se trata de una población urbana que creció como nunca antes con acceso a los aparatos electrónicos y al internet. El celular es parte de su rutina diaria desde los 8 o 10 años y no conciben un mundo sin internet.
Según algunos estudios internacionales que llaman a los jóvenes nacidos entre 1994 y 2010 Generación Z , se diferencian por un entendimiento globalizado del mundo o por estar híper sensibilizados a temas como el medio ambiente, o con un más alto nivel de empatía que previas generaciones.
Platicar con adolescentes de entre 12 y 15 años en la CDMX permite reconocer algunas de estas cualidades.
Mariana, por ejemplo, de 13 años, quiere ser doctora.
“O forense, o neurocirujana, o cardióloga o cualquier cosa que me deje encontrar la cura del cáncer”.
Cuenta que todas las tardes, cuando llega de la escuela, pasa horas viendo videos de cirugías en Youtube.
A Tonatiu, de 14, le encantan los videojuegos y en la escuela le están enseñando a programar; está casi seguro que quiere dedicarse a eso de grande.
“Quiero ser memera”, dice Maria José, de 12 años, y ríe. “Tal vez youtuber”. Algo que pueda hacer desde su casa y no se sienta como trabajo. Aunque admite que le interesa mucho la contaminación del mar y la extinción de los animales.
Los padres de los tres se quejan de que sus hijos no hacen nada que no tenga que ver con internet.
Aunque la juventud mexicana, principalmente la urbana, puede relacionarse con algunas de las características de la Generación Z, hay otro factor que los ha influenciado tremendamente: el estallido de la violencia desde hace una década.
La manta de violencia provocada por la estrategia de seguridad que militarizó a la mayor parte del país ha sido especialmente dura con la juventud. Según estudios de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), 13 mil niños, niñas y adolescentes han sido asesinados y 7 mil más están desaparecidos desde 2007.
Juan Martín Pérez García, director de la REDIM, explica en entrevista que esa violencia ha transformado profundamente la cultura de crianza en el país, incluso en la capital.
“El Estado mexicano es incapaz de proteger la vida de sus ciudadanos”, dice el especialista.
Explica que en este contexto de violencia, y sobre todo impunidad, las personas se han alejado de las autoridades y en su lugar buscan la autoprotección, lo que a largo plazo deteriora el tejido social.
“Ocho de cada 10 familias no dejan salir a los hijos a la calle y, aunque pareciera que los protegen, la realidad es que se convierte en encierro”.
Lo más peligroso, dice Juan, es la ausencia de la socialización:
“No son chicos que conozcan a su comunidad y no los conocen a ellos, así se elimina un soporte comunitario”.
Elvira Gómez, madre de Andrea, cuenta que, como la mayoría de las madres y padres, acompaña a su hija a la escuela y pasa por ella después de clases.
Así lo hacen Ana, mamá de Johanna; Alicia, mamá de Tonatiu, y Jorge, papá de Natalia. Se van hasta que inician las clases.
“Creo que todos pensamos que es inseguro, no vivimos muy lejos pero me da miedo que algo les pase”, cuenta Ana.
Alicia dice que mantener seguros a los niños ha generado comunidad entre los padres:
“Intentamos conocernos lo más que se puede, sabemos cuáles papás trabajan y no pueden venir por ellos y cuando un niño se tiene que ir solo, intentamos acompañarlo al Metrobús o pasarlos a dejar si se puede”.
-¿Sus hijos consideran insegura la ciudad?
-Es imposible que no sepan, pasan todo el día pegados al internet, pero les causa tensión porque ya empiezan a buscar libertad… y no los dejamos salir ni a la tienda por miedo -dice Jorge-, a veces es difícil saber si es pura paranoia nuestra.
Verónica Ramos, mamá de María José, cuenta que su hija lleva dos semanas deprimida y le cuesta trabajo dormir. Lo que lo detonó fue la oleada de denuncias sobre los secuestros de mujeres en el Metro, que se viralizó en redes sociales.
“Me sacó mucho de onda”, dice la adolescente, “me dio mucho coraje que a las mujeres nos vean como presas, pero luego me dio mucho miedo porque pensé que nos puede pasar a mí o a mis amigas”.
En la Ciudad de México, como en todo el paíslos índices de criminalidad siguen en aumento. En la capital, la tasa de asesinatos pasó 9.46 2015 a 13.88 en 2018.
En ese contexto, el gobierno de Claudia Sheinbaum ha apostado por una estrategia de seguridad que busca pacificar la ciudad a través de la cohesión social, con programas como el de Lunes por la Educación para la paz.
¿Pero, podrá?
El director de la REDIM lo ve poco probable.
Argumenta que los programas como Lunes por la Educación para la Paz no resuelven el problema de fondo.
“Son poco efectivos, no por la falta de voluntad de los funcionarios, sino porque no responden a una política de Estado para la juventud”.
Para ello, explica Juan Martín Pérez, sería necesario crear un marco de ley, instituciones y presupuesto propio, por lo que condena la falta de disposición política del gobierno federal al respecto.
“Estos programas funcionan sólo en los países que crean políticas donde los jóvenes son partícipes en las soluciones que están pensando para ellos (…) En México hay una cultura adultocéntrica y eso no pasa”, dice.
Sobre esto, la secretaria de Inclusión y Bienestar Social aclara que la iniciativa tiene que tomarse desde una perspectiva general, donde las charlas con estudiantes se insertan dentro de múltiples programas tanto estatales como federales y es un primer acercamiento con los jóvenes de la capital.
Según el estudio del gobierno, la mayoría de los jóvenes tienen una relación emocional estrecha con las redes de internet, principalmente con Youtube. Una de las propuestas a largo plazo del programa Lunes por la Educación es abrir un canal de comunicación directa con los estudiantes a través de un chatbot y usar más redes sociales.
-¿Verían un canal de Youtube de la Ciudad de México sobre temas de violencia y sus derechos?- se les pregunta a los estudiantes de la secundaria Leona Vicario..
-¡Si! Sería genial que fueran youtubers!- dice María José.
Verónica Ramos, mamá de María José, va todos los días por su hija a la secundaria. Aunque la niña sale de clases a la 1:45 de la tarde, se quedan una hora más afuera de la escuela platicando con sus amigas, porque más tarde no sale sola de la casa.
“Me preocupa porque siento que viven en dos mundos, el mundo del teléfono, donde todo está distorsionado; y nuestro mundo, donde hacemos todo para que esté segura, ¿qué va a pasar cuando cuando esa burbuja truene?”, se pregunta Verónica.
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“Este trabajo forma parte del proyecto Pie de Página, realizado por la Red de Periodistas de a Pie. Conoce más del proyecto aquí: https://piedepagina.mx«.
Periodista visual especializada en temas de violaciones a derechos humanos, migración y procesos de memoria histórica en la región. Es parte del equipo de Pie de Página desde 2015 y fue editora del periódico gratuito En el Camino hasta 2016. Becaria de la International Women’s Media Foundation, Fundación Gabo y la Universidad Iberoamericana en su programa Prensa y Democracia.
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