Más que un thriller policial, «Tus dos muertos» es un reflejo de la desconexión entre el pueblo y la autoridad. La investigación de un crimen mediático desvela las injusticias que se ocultan cuando las víctimas no tienen poder
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Especial
CIUDAD DE MÉXICO. – Dirigida por Daniel Castro Zimbrón, Tus dos muertos es una película mexicana basada en la novela homónima de Jorge Alberto Gudiño que nos presenta la historia de Cipriano Zuzunuaga, un policía que se adentra en la investigación de la desaparición del hijo de un diputado candidato a la presidencia.
Cipriano es un hombre mayor que ha dedicado sus años a las investigaciones policiacas y que, por cuestiones de la vida, fue degradado de su cargo como comandante, por lo que este caso representa una gran relevancia personal, ya que se le dijo que, de resolverlo, sería reintegrado a su puesto.
La cinta se desarrolla en un barrio mexicano, donde se refleja la corrupción sistemática que existe en torno a los cuerpos de seguridad en las calles. En una comunidad en la que todos se conocen entre sí, él funciona como la autoridad; sin embargo, podemos ver la desconfianza de las personas hacia él, pues en lugar de hacerlas sentir seguras, como se supone que indica su labor, genera el efecto contrario. La gente habla con él y le otorga información porque se ha impuesto como autoridad a base de tácticas violentas y de intimidación.
Esto refleja uno de los principales factores que conforman el profundo problema de inseguridad en el país: la desconexión entre el pueblo y la autoridad. Cipriano ronda por las mismas calles todos los días, interactúa con la gente y habita dentro del espacio y, a pesar de ello, no conoce realmente a la comunidad. Se dedica a pasar el tiempo en su coche y en su casa —que es un poco más ostentosa que la del resto—, no forma parte del tejido social y, en consecuencia, la recusación de datos le implica un esfuerzo mayor, ya que no está verdaderamente al tanto de lo que ocurre en su entorno si no es por cuestiones laborales. Esto mismo aumenta la desconfianza de la gente de la colonia, quienes tienen las respuestas sobre el caso.
También influye en la situación las evidentes desigualdades de clase.
Con el tiempo, nuestro protagonista descubre que no fue únicamente la desaparición del hijo del político, sino que este fue el único que generó un impacto mediático y tuvo una investigación a profundidad. Tal cual ocurre en nuestra realidad, el acceso a la justicia se ve condicionado por el estatus social y la posición económica, de modo que pasan desapercibidos los casos donde los cuerpos violentados no pertenecen a un sector con poder.
Igualmente, el filme nos ayuda a reflexionar sobre la carga ética y moral que conlleva una labor como la de un policía.
Siendo un trabajo que está diseñado para defender ciertos intereses, suele ir de la mano con tácticas violentas e impositivas sobre el poblado común, pero que se justifican o normalizan solamente por el cargo que tiene la persona que las está ejerciendo. Así, se desvanece la responsabilidad de los abusos de poder; con el propósito de cumplir con su tarea, Cipriano queda impune por sus formas de llevar a cabo sus funciones. Esto mismo es producto, además, de la desregularización y negligencia de los cuerpos de seguridad en general.
Por otro lado, a medida que vamos profundizando en el caso, lo hacemos también con el personaje de Zuzunuaga, lo que nos permite conocer lo que existe detrás del fuerte carácter que externa con los otros cuando se encuentra trabajando.
Cipriano se ubica en un momento de su vida en el cual está atravesando una profunda depresión, consecuencia de perder a su gente cercana y de tener que responsabilizarse por sus acciones del pasado. Esto lo ha dejado con un sentimiento de soledad que moldea su conducta conforme la situación se agrava. Igualmente, hay que considerar que es un hombre ya adentrado en la vejez, lo que lo posiciona dentro de un sector que suele ser olvidado socialmente y desechado por el mismo sistema económico en el que vivimos.
La soledad no es algo aislado, sino todo lo contrario: es resultado de una serie de fallas estructurales en la construcción de una cohesión social. Es por eso que en la cinta este sentimiento es percibido no solo con el protagonista, sino con el entorno en general. Lo que vemos en el filme es una sociedad decadente donde los valores y la escucha se han perdido entre una red de carencias e injusticias; se pierde una parte de la comunidad cuando esta es atravesada por la violencia y, como resultado, tenemos un entorno en el cual los jóvenes se ven coludidos con la delincuencia, donde se ha normalizado la indiferencia y, a pesar de coexistir diariamente, falta el fortalecimiento de los vínculos.
Asimismo, con esta investigación, Cipriano se adentra en un proceso de introspección y reformación. El hombre está cayendo en cuenta de que fueron sus mismas acciones las que lo llevaron a estar como está, descubriendo, a su vez, que hay cuestiones que, aunque lo intente, ya es tarde para enmendar; el tiempo le está cobrando la factura de sus actos. En medida, esta es una de las razones por las que le dedica al caso toda su disposición, tanto física como mental.
Esta película tuvo su estreno mundial en el último día de la 18.ª edición del Festival Mórbido y, por el momento, no se encuentra disponible en cartelera.

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