Lluvia deja al descubierto la crisis en hospital del IMSS

20 septiembre, 2025

La saturación del drenaje y el escurrimiento del cerro anegaron urgencias; pacientes fueron reubicados. Personal médico reporta condiciones críticas, mientras el IMSS asegura que se controló la contingencia

Texto: Jazmín Guerrero

Foto: IMSS

ESTADO DE MÉXICO.- Las intensas lluvias del lunes provocaron severas inundaciones en el Hospital General de Zona No. 53 del IMSS, ubicado en el oriente del Estado de México. El desbordamiento del sistema hidráulico municipal y el escurrimiento de agua del cerro San Miguel Teotongo saturaron la infraestructura, generando encharcamientos de hasta 30 centímetros en la planta baja, colapsando parte de una barda perimetral y anegando áreas críticas como Urgencias, Pediatría y Cirugía.

La contingencia obligó a activar los protocolos de Protección Civil para reubicar de manera preventiva a los pacientes hacia el área de Consulta Externa y pisos superiores. Entre los afectados se encontraban personas hospitalizadas tras la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa ocurrida el 10 de septiembre de 2025, lo que complicó su atención.

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La respuesta institucional

De acuerdo con la Representación del IMSS Estado de México Oriente, la inundación se debió a la «intensidad de la precipitación» y la «saturación del sistema hidráulico municipal». En un comunicado, detallaron que «inmediatamente se activaron los protocolos de Protección Civil», se solicitó apoyo de Bomberos y autoridades municipales, y se iniciaron labores de saneamiento.

Zoé Robledo, director general del IMSS, informó a través de redes sociales que no se registraron personas lesionadas y que la aplicación de los protocolos permitió una reubicación segura. «El equipo sigue aquí, trabajando en la recuperación de las áreas; se ha avanzado ya en un 60% de la limpieza y en las próximas horas técnicos especializados evaluarán el estado del equipamiento», afirmó.

La alcaldesa de Los Reyes La Paz, Martha Guerrero Sánchez, recorrió las zonas afectadas del municipio, que incluyeron al menos ocho puntos con inundaciones y caída de árboles. «Estamos aquí, en territorio, trabajando codo a codo con ustedes para restablecer el orden lo más pronto posible», expresó.

El testimonio desde dentro: Condiciones críticas y desabasto

En contraste con la versión oficial, personal médico del hospital, que pidió anonimato por temor a represalias y a perder su empleo, describió una escena de caos y carencias. L.N., un enfermero de la unidad, relató:

“No hemos salido de una y ya entramos a otra. No contamos con material suficiente, ni con equipo ni con espacio para atender a todos los pacientes, y ahora sucede esto”.

Sobre las labores de limpieza, el mismo testimonio añadió: “Sí realizaron la limpieza, pero se tardaron un poco. El suelo quedó lleno de lodo y con un olor muy desagradable, era un foco de infecciones. Muchos estábamos con los pies mojados o con parte del uniforme húmedo, y aun así le seguimos”.

Videos compartidos por testigos muestran pasillos anegados con agua que arrastraba desechos, pacientes siendo trasladados entre la corriente y familiares refugiados sobre sillas. El agua ingresó por el estacionamiento, atravesó las instalaciones del hospital y se dirigió hacia la carretera federal México-Texcoco.

Un problema estructural recurrente

El incidente evidenció la vulnerabilidad de la infraestructura hospitalaria en la región. El propio Zoé Robledo reconoció «las limitaciones estructurales de hospitales con décadas de antigüedad» y anunció «medidas integrales para reforzar la infraestructura».

Para el personal, esto confirma un abandono sistémico. L.N. concluyó: “Se sabe que los hospitales del IMSS están olvidados y cada vez con menos presupuesto, y esto lo vuelve a confirmar. Los hospitales deben ser un lugar seguro, no una casa de terror… No nos queda más que seguir trabajando con lo que tenemos”.

Sin embargo, mientras las autoridades destacan la efectividad de los protocolos y las labores de recuperación, el testimonio del personal médico pinta un panorama de desabasto y condiciones de trabajo precarias agravadas por la emergencia. La inundación no solo interrumpió servicios en un hospital clave para la zona oriente del Estado de México, sino que reavivó el debate sobre la necesidad de una inversión urgente y de fondo en la infraestructura sanitaria del país.

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