Malintzin, el malinchismo y la ultraderecha en el musical de Nacho Cano

16 marzo, 2025

Productos culturales como el musical “Malinche” deben tomarse con mucho cuidado, porque lejos de crear una visión crítica de la historia y cómo no repetirla, lo que acaba haciendo es reproducir narrativas que además de racistas son permisivas a agendas reaccionarias, que en este caso son de ultraderecha y fascistas

Por José Antonio Aguilar Contreras*

En México hay dos versiones de la figura de Malintzin: la más difundida oficialmente es la de la “traidora” de su pueblo, aquella que se unió a los invasores para conquistar México. De ahí se deriva el término “malinchista” para referirse a alguien que prefiere lo extranjero, especialmente de Europa o del norte supuestamente más civilizado. La otra versión, y más acertada históricamente, es la de una mujer que a pesar de haber sido regalada como esclava a los españoles logró tener una gran influencia política en el proceso de derrota de México-Tenochtitlán. Pueblos como los tlaxcaltecas y otomíes retratan a Malintzin como la estratega, la comunicadora, la matriarca.

Muchos esfuerzos se han hecho para reivindicar a Malintzin, pero jamás me imaginé que voces hispanistas y de ultraderecha llegaran a aprovecharse de su figura para reivindicarse a sí mismas. Un ejemplo de ello es el musical “Malinche” (el nombre castellanizado de Malintzin) del compositor español y ex-integrante de Mecano, Nacho Cano, quien en 2021 lanzó el documental “La Creación de Malinche”, en donde se intentó mostrar el supuesto proceso de investigación que realizó para hacer este musical. Para ese momento, yo ya estaba muy activo en el estudio de la perspectiva antirracista y como amante del teatro musical, no dude en verlo. Me quedé helado al ver los primeros minutos del documental, rápidamente nos podemos dar cuenta que la obra gira en torno a la idea de que: “Malinche se enamora de Hernán Cortés, y por amor, le regala su tierra” (como el slogan sugerido). ¿Cómo es que alguien como Nacho Cano pretende contar una historia falsa, manipulada y aprovecharse de una figura tan sensible para la población mexicana?

La obra se estrenará en la Ciudad de México y por eso debemos hablar de ella. Especialmente de la figura de Malintzin y lo que representa actualmente para México y sus pueblos. De lo que sabemos hasta el momento, ¿qué es lo que está mal de esta obra? Y en caso de que decidas verla, ¿por qué es importante tener una mirada crítica? Te doy mis razones:

La obra no tiene fundamento histórico

    Como ha escrito Yásnaya Aguilar sobre lo que vio en la obra en Madrid, el musical quiere vender la idea de que Malintzin se enamoró de Hernán Cortés y que éste, por ser una figura altruista, la acepta como consorte y por lo tanto logra su liberación del yugo cultural mesoamericano. La obra sugiere que Malintzin “gustosamente” acepta el cristianismo mediante el bautismo para liberarse. Nada más inexacto que eso; hay mucha evidencia que las personas indígenas como ella no tenían elección y su afiliación a la religión católica fue forzada.

    La historiadora Fe Navarrete afirma que no hay ningún fundamento histórico de que ella se enamoró de Hernán Cortés. Lo que sí se sabe es que en su calidad de esclava seguramente vivió abusos de todo tipo, incluyendo los sexuales. Como diría Yásnaya: “una no se enamora de quien te viola”. La idea de que entre Cortés y Malintzin hubo un amor “romántico” surgió tiempo después de su encuentro, con la ola literaria de finales del siglo XVIII y principios del XIX y que ha sido muy conveniente para justificar los horrores de la colonización, actual y pasada, y sobre todo, ensalzar la conveniente idea del mestizaje mexicano.

    Otra falsedad que propone la obra es que el pueblo mexica vio a los españoles, especialmente a Cortés, como dioses. La historiadora Camila Townsend señala que esto es un disparate y que no hay fuentes que indiquen que los mexicas vieron a los españoles como dioses. Convenientemente, esta creencia racista sigue replicando la idea de que las personas indígenas son ingenuas y crédulas. 

    La obra reproduce la idea del mestizaje mexicano

      La obra intenta ensalzar y agradecer a Cortés y a los demás expedicionistas españoles por mezclarse con mujeres indígenas, es decir, por el mestizaje, el cual comienza por su hijo Martín, el primer “mestizo”. Hoy día ya sabemos que el mestizaje (la mezcla de españoles y mujeres indígenas) simplemente no fue real demográficamente, es decir, no está soportado por números. Está documentado que las personas blancas españolas regularmente no se mezclaban con las personas indígenas.

      Más bien, sabemos que la identidad “mestiza” es un invento del siglo XIX para promover el blanqueamiento social e ir dejando atrás lo que es supuestamente violento, sucio y arcaico, es decir, el mundo indígena (“cásate con alguien más blanco para mejorar la raza”). Además de que el mestizaje que propone la obra, en línea con la idea nacionalista del “mestizo”, excluye por default a las poblaciones africanas que sabemos que fueron la segunda población más numerosa después de los indígenas. Las especialistas nos dicen que si acaso hubo un mestizaje en México, éste fue de indígenas y africanos.

      La obra ofrece a la población mexicana esta especie de “aceptación” por parte del mundo español. No hay nada más excitante para un mexicano que la aceptación española y europea. A los mexicanos les gusta creer en esos cuentos de integración porque les aleja de lo indígena y les blanquea. Paradójicamente, la obra genera en varias personas un malinchismo encubierto; prefieren la historia “bonita” que nos cuenta un europeo a voltear a ver la realidad de Malintzin, tanto los hechos históricos, como la visión alternativa que tienen varios pueblos indígenas sobre ella.

      Por supuesto la obra cuida mucho no venderse como histórica sino como “artística”. Pero que este tipo de narrativas “pop” sean utilizadas como herramienta política para difundir un mensaje con la bandera de “paz y conciliación” no es nada nuevo, especialmente cuando tratan de esconder un pasado de opresión y violencia.

      La obra es una propaganda contra la “leyenda negra”

        La violencia y las enfermedades provocadas por el proceso colonial ha sido el más grande desastre poblacional que ha vivido la humanidad (más de 10 millones de indígenas), sólo después de aquel contra personas africanas esclavizadas y comerciadas por europeos (≈15 millones de personas). Sin embargo, estos hechos son negados sistemáticamente por el sector más consevador de España, quienes llaman “leyenda negra” a la narrativa crítica de la colonización española, a fin de descalificarla y negar que haya sucedido. Este sector afirma que la “leyenda negra” es una propaganda anti-española que hay que contrarrestar activamente.

        En este contexto, la obra fortalece la idea de que la “hispanidad” tuvo un supuesto beneficio en aquellos territorios en los que España colonizó, y pues la obra acaba siendo muy útil para esta narrativa. Es importante mencionar que la derecha y ultraderecha española históricamente han encabezado el combate a la “leyenda negra” como una forma de nacionalismo y exculpación. En este contexto, la obra de “la Malinche” acaba siendo una narrativa útil para reafirmar su creencia central: que la colonización en México no sólo no fue violenta, sino que fue una historia de “amor” entre Cortés y Malintzin. Que además, trajo enormes beneficios a nuestros territorios; nada más falso que eso.

        Lamentablemente, el pensamiento hispanista no es exclusivo de España y, aunque minoritario, ya pululan voces hispanistas en América Latina y México. Ellas quienes ensalzan ese pasado español y buscan que agradezcamos a la Corona el habernos “conquistado”.

        La obra es apoyada por personajes cuestionables

          Como en otros países, en España las posiciones políticas de ultraderecha han ganado espacio. La ultraderecha es típicamente aquella posición que rechaza los derechos sociales de poblaciones históricamente minorizadas, como las mujeres, las personas trans, las personas migrantes, las personas negras o indígenas, así como otras luchas por la diversidad. Además, la ultraderecha en muchas ocasiones ve como negativa la intervención del Estado y apoya posturas libertarias en lo económico, así como otras posturas como la defensa del uso de armas o de la violencia. Sus posiciones tienden a ser nacionalistas y a ensalzar los supuestos “logros” de sus pueblos, a manera de demostrar una supuesta superioridad racial, intelectual o cultural.

          El respaldo que ha tenido esta obra de los sectores más reaccionarios de la derecha es preocupante. Basta con investigar un poco para dar razón del apoyo que ha recibido la obra de varias figuras de la derecha y ultraderecha española. Por ejemplo, una figura clave de la ultraderecha española es Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, perteneciente al Partido Popular y con el apoyo de VOX, el partido de ultraderecha español. Díaz Ayuso es amiga cercana de Nacho Cano; Cano la ha invitado a vacacionar a su casa en Ibiza y Díaz Ayuso ha reciprocado al conseguirle espacios para la presentación de la obra en Madrid. No es de sorprender que Díaz Ayuso sea una abierta promotora de la ideología hispanista. Otro ejemplo del respaldo derechista a Cano está en el respaldo que ha recibido del socio y empresario español David Hatchwell, de origen judío. Hatchwell ha apoyado abiertamente las políticas antiderechos de VOX y también se ha manifestado abiertamente en favor de las políticas sionistas y genocidas del estado de Israel. Finalmente, el ex presidente español de corte neoliberal, José María Aznar, incluso, fue al estreno de la obra y la apoyó desde el principio.

          Ahora bien, en México la producción está encabezada ni más ni menos que por Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, Elektra, y Banco Azteca. Este personaje es conocido por su uso vocal y violento de las redes sociales. Ya en varias ocasiones se ha pronunciado en favor de narrativas abiertamente pro-hispanistas y libertarias. Como ejemplo está la serie de su televisora titulada “Hernán” que se produjo en 2019 y que recibió muchas críticas por retratar de manera caricaturizada a los mexicas, pero eso sí, a los expedicionarios españoles como hombres viriles, valientes y dominantes. 

          Después de repasar estos nombres y contextos, la pregunta es: ¿Por qué personajes tan cuestionables están detrás de estas narrativas? ¿Qué agenda quieren promover en nuestro país?

          La obra olvida que la opresión del pasado sigue viva en la opresión del hoy.

            Hablar del proceso de invasión y colonización española, del despojo y de la violencia que trajo consigo, es hablar del México actual. No podríamos explicar el racismo, la discriminación, la desigualdad y la violencia que vivimos hoy en día sin considerar que nuestra sociedad proviene de la sociedad que le antecedió: una sociedad de castas cuyos problemas hemos heredado históricamente.

            En otras palabras, el proceso de colonización –y su inicio al que llamamos “Conquista”– es un proceso que continúa hasta el presente y es muy difícil querer ignorarlo o esconderlo. Ese proceso hoy tiene otras manifestaciones, como puede ser la explotación de tierras sin consentimiento de las comunidades, el extractivismo y el desplazamiento forzado, así como otras consecuencias sociales como el poco acceso a la justicia por parte de personas indígenas y afrodescendientes, la discriminación por tono de piel, las prácticas de abuso en el sector laboral, o la actitud de desprecio de las clases altas mexicanas a lo que es popular mexicano y de idolatría a lo que venga de Europa o Estados Unidos.

            En conclusión, productos culturales como el musical “Malinche” deben tomarse con mucho cuidado, porque lejos de crear una visión crítica de la historia y cómo no repetirla, lo que acaba haciendo es reproducir narrativas que además de racistas son permisivas a agendas reaccionarias, que en este caso son de ultraderecha y fascistas.

            Finalmente, en lo que respecta a Malintzin, siempre hay que tener presente su complejidad y la del contexto de ese momento. Si bien hay muchas cosas que aún desconocemos, lo que sí sabemos es que Malintzin fue mucho más importante de lo que Cortés o los cronistas decían, y su importancia no radica en el “amor” que le profesó a Cortés, sino en su liderazgo e inteligencia. Si quieres saber más sobre ella y su legado, en lugar del musical, recomiendo mucho el libro “Tres veces tres. En clave Malintzin: nueve aproximaciones a su figura” de Yásnaya Aguilar.

            *Director de RacismoMX y Experto Independiente de Naciones Unidas en temas de racismo

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