En una asamblea masiva, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció cinco puntos para hacerle frente a las tensiones con los Estados Unidos, después de que ese país suspendiera los aranceles a los productos que cumplan con el T-MEC

Texto: Camilo Ocampo y Laura Buconi

Foto: Isabel Briseño

CIUDAD DE MÉXICO. – En la Plaza de la Constitución, el Zócalo de la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum convocó este domingo a una asamblea informativa nacional para exponer los avances en las negociaciones con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en respuesta a la amenaza de imposición de aranceles a productos mexicanos.

Según cifras oficiales, 350 mil personas se congregaron frente a Palacio Nacional para escuchar a la mandataria, quien celebró el aplazamiento hasta el 2 de abril de las medidas arancelarias impulsadas por Washington.

Nunca cederemos en soberanía

Al tomar la palabra, Claudia Sheinbaum entrelazó historia, principios y acción con un mensaje contundente:

«¡La patria es primero!», citó a Vicente Guerrero, mientras el eco de la plaza respondía con vítores.

«No somos extremistas, pero tenemos principios: nunca cederemos en soberanía ni permitiremos que decisiones extranjeras dañen a nuestro pueblo».

Luego, recordó episodios históricos de dignidad nacional:

«Cuando Benito Juárez recibió apoyo de Lincoln contra la invasión francesa, o cuando México peleó junto a EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial con el Escuadrón 201. Hoy, como entonces, colaboramos sin someternos».

Ante la posible crisis y guerra comercial, la presidenta mexicana planteó una hoja de ruta de 5 puntos:

1. Fortalecer el mercado interno: «Seguiremos aumentando salarios y bienestar».
2. Autosuficiencia alimentaria y energética: «Producir en México lo que consumimos».
3. Inversión pública masiva: «Trenes México-Nuevo Laredo y México-Nogales, un millón de viviendas populares».
4. Plan México para producción nacional: «Industria para el mercado interno, no solo exportaciones».
5. Programas de bienestar constitucionalizados: «Pensión universal, becas, salud casa por casa… ¡Derechos, no limosnas!».

Migrantes: héroes transfronterizos

Con gesto emotivo, Sheinbaum dedicó un segmento a los 38 millones de mexicanos en EE.UU.:

«Ellos producen en fábricas, campos y laboratorios estadounidenses. Sus remesas (64 mil millones de dólares en 2024) sostienen familias, pero el 80% de lo que ganan revitaliza la economía de Estados Unidos: ¡Héroes de la patria, aunque estén lejos!»

Además, en tono critico, recalcó que las raíces de la migración forzada estuvieron en el modelo neoliberal, el cual «desmanteló nuestra industria y expulsó a millones». Y afirmó que, «hoy, con empleos y bienestar, menos mexicanos cruzan por necesidad».

Diálogo, en vez de confrontación

Sobre la relación con Estados Unidos, Claudia Sheinbaum dijo que su gobierno equilibró advertencia y pragmatismo:

«Somos economías gemelas: por cada 131 empleos que empresas estadounidenses generan aquí, surgen 333 allá. No competimos, nos complementamos«, afirmó, citando datos.

Voces desde la multitud

Entre la marea humana destacó Sebastián, un joven de 28 años militante de Morena en Puebla:

«Asisto para mostrar apoyo a la presidenta frente a las amenazas de Trump. Somos las bases las que defendemos este proyecto», dijo, mientras se ajustaba una playera con el logotipo del partido.

A su lado, María Isabel Granados, vecina de 54 años de la Alcaldía Cuauhtémoc, reflexionaba:

«Ellos [Estados Unidos] mandan armas que terminan en manos de delincuentes. ¿No quieren droga? Que no nos envíen armas. Por eso vine hoy: lo que dijo nuestra presidenta es lógico».

Sindicatos y consignas

Entre los contingentes, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) destacó por su numerosa presencia. Laura, una docente que portaba la playera blanca del gremio, compartió:

«Apoyamos a la primera mujer en llegar a la presidencia. Queremos que sepa que las trabajadoras estamos con ella», y sobre el conflicto binacional, añadió con firmeza:

«Trump quiere apropiarse de nuestro Golfo. Nosotras responderemos trabajando más unidas. Antes estábamos dispersas; hoy tenemos conciencia colectiva».

Una semana que pareció un año

Lunes

El lunes, tras una llamada entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump, se confirmó una suspensión de impuestos por 30 días (vigente desde el 3 de febrero). Esta suspensión estaría vigente hasta la medianoche del 4 de marzo.

Martes

El martes, el gobierno de Estados Unidos anunció la imposición de aranceles a México, Canadá y China:

25% a importaciones de México y Canadá.

40% a China (doble del 20% previo).

Donald Trump, justificó estas medidas con el objetivo de forzar a las empresas a trasladar sus plantas a los Estados Unidos y generar más empleos: «No hay espacio para México o Canadá; aranceles entran en vigor a la medianoche», declaró ese día el mandatario.

Además, avisó a agricultores estadounidenses que impondría aranceles a productos agrícolas externos desde el 2 de abril.

Las respuestas, no se hicieron esperar. Ese mismo día, el gobierno de Canadá anunció aranceles del 25% sobre 155 mil millones de dólares en bienes estadounidenses. El hasta ese momento primer ministro, Justin Trudeau, señaló que «nada justifica estas medidas», refiriéndose a los aranceles impuestos por Estados Unidos.

Por su parte, el gobierno de China advirtió que lucharán «hasta el final» en la guerra comercial contra los Estados Unidos, e impuso aranceles del 10-15% a productos agrícolas de Estados Unidos, entre estos la soja, carne de cerdo y trigo. Además, inició acciones legales en contra del gobierno de Donald Trump en la Organización Mundial del Comercio.

Entre tanto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, llamó a la «serenidad y paciencia», y dijo que el 9 de marzo, en medio de una convocatoria masiva para defender la soberanía, anunciaría los planes A-D para hacerle frente a los aranceles del gobierno de los Estados Unidos.

Miércoles

Al día siguiente, Claudia Sheinbaum anunció la revisión de cónsules en los Estados Unidos para garantizar el apoyo a los migrantes que viven en ese país. Por su parte, el gobierno de Chile, a través de su presidente, Gabriel Bórica, manifestó su apoyo a las políticas de la presidenta y la invitó a una cumbre de gobiernos progresistas en mayo.

Por otro lado, China aumentó sus gastos de defensa en un 7.2 por ciento, y advirtió «cambios geopolíticos acelerados», ante la guerra comercial inaugurada por Donald Trump.

Jueves

Al siguiente día, los gobiernos de México y Estados Unidos informaron un acuerdo temporal que suspende los aranceles para productos alineados con el Tratado de Libre Comercio (T-MEC). La suspensión, dijeron Trump y Sheinbaum, por separado, será hasta el 2 de abril.

Ese día, informó después el gobierno de los Estados Unidos, ese país anunciará aranceles «recíprocos» a nivel global tras un diagnóstico país por país.

En México, los productos a los que no afectarán los aranceles serán las exportaciones mexicanas que cumplan normas de origen del T-MEC (65-75% producción en Norteamérica), y a los que sí aplicarán serán aquellos productos fuera del T-MEC.

Según dijo Claudia Sheinbaym, este acuerdo incluye, «sin sumisión, colaboración en seguridad y migración».

Un día después, el 7 de marzo, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, explicó que entre el 85 y 90% del comercio entre México y Estados Unidos cumple con el T-MEC, por lo que este porcentaje de exportaciones evitará los aranceles. Aunado a esto, pese a las tensiones económicas, el secretario confirmó inversiones de empresas como Sempra y Mercado Libre en México.

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Entre júbilo y denuncia

Mientras Sheinbaum hablaba, las palabras resonaban en una audiencia heterogénea. Heberardo, un hombre que ondeaba una bandera de México, gritaba intermitentemente:
«¡Fuera Trump!», y explicaba:

«Vine para defender nuestra soberanía. Ella tiene el corazón puesto en México».

No todos llegaron solo por consignas. José Ramírez, proveniente de Irapuato, aprovechó para denunciar la violencia en Guanajuato: «Allá hay matanzas diarias. ¿Casualidad? Solo caen pobres. Por eso estoy aquí: pedimos seguridad». Junto a él, un grupo de mujeres de Celaya, sudando bajo el sol pero sonrientes, coincidían: «La violencia nos ahoga. Confiamos en que las decisiones de Sheinbaum cambien el rumbo».