Flow es una película sobre resiliencia, acompañamiento y superación. Los animales nos enseñan que no es necesario modificar nuestras diferencias para funcionar en conjunto

Texto: Andi Sarmiento

Foto: Tomada del trailer oficial

CIUDAD DE MÉXICO. – Flow es un largometraje animado dirigido por Gints Zilbalodis, en el que se presenta una historia postapocalíptica en la que parece que la humanidad ha desaparecido. Únicamente quedan muestras materiales de su existencia, con las que interactúa la fauna para sobrevivir.

La trama se desarrolla sin diálogos, sin embargo, entendemos la comunicación de los personajes como si los tuviera, rescatando la esencia de cada una de las especies. Asimismo, vemos cómo sus facultades animales interactúan entre sí, logrando organizarse y actuar en conjunto a pesar de sus diferencias. Sin humanizarlos, podemos encontrar en ellos características similares a las de ciertas personas en nuestra sociedad. Sirven como representación de lo que implica una comunidad que logra funcionar, incluso con roces y desacuerdos, sobrellevando las tragedias de forma colectiva.

Colaborar para sobrevivir

Para empezar, está el gato negro, quien es el protagonista de la historia. Es tan miedoso como curioso y vive de forma tranquila y solitaria en lo que parece ser un santuario gatuno. Posteriormente se topa con su contraparte, el perro, quien busca socializar y simpatizar con el resto de criaturas, demostrando una enorme lealtad hacia los suyos, aunque sus intenciones se ven a menudo perjudicadas por su euforia, distracción y torpeza. Luego conocemos al capibara, la serenidad del equipo, quien, cuando no está durmiendo, está haciendo algo para ayudar a los demás. También está el lemur, avaricioso, obsesionado con acumular objetos, razón por la cual debe aprender a pensar en los demás más allá de lo material. Finalmente, se les une el ave, quien es exiliado de su bandada y comienza a desarrollar el rol de líder dentro del grupo, encargándose no solo de sus necesidades individuales.

Deben trabajar en conjunto para sobrevivir ante una inundación creciente que arrasa con todo a su paso. A medida que van aprendiendo a coexistir, se enfrentan a diversas adversidades que los hacen confrontarse a sí mismos, a sus miedos e incertidumbres.

La película está llena de detalles que nos permiten empatizar más con los animales, de manera que, conforme avanza la trama, nuestra forma de comprender la historia se va modificando y educándonos en diversas emociones. Además, la película trabaja con distintos simbolismos que ayudan a transmitir las emociones relacionadas con lo que va sucediendo.

Por un lado, están los elementos que conforman la personalidad de los animales, lo que hace que sus acciones se sientan más genuinas. Esto sucede principalmente con el protagonista, el gato, un animal común en los hogares y las calles que posee características muy definidas de su personalidad. Detalles como la posición de la cola, el movimiento de las orejas o la dilatación de las pupilas son factores que nos permiten sentir más intensamente las experiencias del felino, lo que nos engancha más al filme.

El agua como símbolo de equilibrio

Igualmente, poco a poco se nos presentan indicios de que esta no es la primera inundación, ni será la última. A pesar de ello, la vida ha logrado salir adelante.

Antes de la inundación, el gato se topa con una manada de ciervos huyendo. Esta imagen se repite en varios momentos, sugiriendo que algo está por suceder: el Rey del bosque está perdiendo la calma.

De la misma manera, el agua se presenta como un indicio importante de lo que está sucediendo. Es un cuerpo que se vuelve cada vez más inmenso, que alberga la vida de una infinidad de seres, tanto gigantes como microscópicos. Es una fuente de vida, pero también tiene la fuerza para destruir todo a su paso. No obstante, en esta película, ocurre lo contrario: a pesar de ser un factor de riesgo para los animales terrestres, ellos logran salir adelante en parte gracias a la prolífica fauna marina. Lo que realmente se pierde en la cinta son las cosas materiales que los humanos dejaron en algún momento. En este caso, el agua representa el equilibrio y la protección.

Gracias a ese balance, los animales principales logran sobrevivir. Así es como el gato va perdiendo su temor al agua, y en lugar de huir de ella, comienza a manejarla. Ya no puede escapar de la inundación, por lo que debe aprender a nadar.

La valentía del gato, quien es caracterizado por ser independiente e incluso desconfiado, crece a medida que va ganando confianza con sus compañeros. Establece un vínculo de reciprocidad en el que sabe que los demás velarán por él de la misma manera en que él velará por los demás.

El ciclo de la vida y el crecimiento personal

Finalmente, la película concluye con la misma imagen con la que comienza: el gato viendo su reflejo en el agua. La primera vez se encuentra en calma, pero solo; la segunda, el fondo en el agua está nublado por el movimiento; y la tercera, regresa la tranquilidad inicial, pero con la diferencia de que ahora ya no está solo.

Flow nos habla de la vida como un ciclo en constante transformación. Podemos enfrentarnos a inundaciones una y otra vez, pero serán quienes nos rodean quienes nos ayudarán a navegar en lugar de ahogarnos. Son estas comunidades las que evitan que regresemos al mismo punto de partida; a pesar de que las circunstancias parezcan las mismas, la forma en que respondemos puede cambiar conforme nos desarrollamos y aceptamos el apoyo de los demás.

Es una película sobre resiliencia, acompañamiento y superación. Los animales nos enseñan que no es necesario modificar nuestras diferencias para funcionar en conjunto, sino más bien organizarlas y entenderlas. Al mismo tiempo, comprenden que, para que nuestra comunidad progrese, debemos trabajar en nuestro desarrollo individual y viceversa.

Flow está disponible en ambas Cinetecas.