Este insecto es una especie proveniente de Australia y Nueva Guinea. Si bien su principal fuente de vida son los eucaliptos, conocidos por sus efectos negativos en el suelo, podría atacar a otras especies si no se le controla. Se caracteriza por su fuerza, capacidad reproductiva y longevidad, lo que también lo convierte en una amenaza para otros escarabajos
Texto: Nicole Andrea Vargas / Mongabay Latam
Foto: Fernando Guerra
BOLIVIA. – Cuando la pandemia inició en 2020, el biólogo Fernando Guerra decidió pasar en Potosí los 15 días de confinamiento que inicialmente decretó el gobierno de Bolivia como medida preventiva. Viajó con sus hijos desde La Paz y al intentar volver, ya no pudo salir. El Gobierno había ampliado la cuarentena y esos 15 días se convirtieron en meses. Ya confinado, Guerra sacó a relucir su alma de biólogo y decidió explorar la vegetación de los alrededores. En medio del paisaje, caracterizado por el suelo árido y bosques deciduos, encontró troncos de eucaliptos dañados, llenos de huecos. Al buscar la razón, Guerra halló un visitante que había formado galerías debajo de la corteza, lo que causó que se secaran. Luego de observar detenidamente descubrió al responsable: un escarabajo extranjero que solo había visto en fotos.
Aprovechando la virtualidad, cotejó la información y las imágenes con otros colegas y expertos e identificó que el minúsculo insecto era el primer registro documentado en Bolivia de Phoracantha Recurva, un escarabajo originario de Australia y Nueva Guinea conocido por atacar, principalmente, a los árboles de eucalipto en los que construye su nido y se desarrolla. Mide entre 13 y 30 mm y tiene largas antenas que llegan hasta los 39 mm. Sus alas son de un tono amarillento que se destaca de otras especies similares.
Para Guerra, quien es presidente de la Sociedad Boliviana de Entomología y experto en esta rama, los 15 días de expedición se transformaron en ocho meses de viaje entre Tupiza, Potosí e Ircalaya, en Tarija, para continuar con la investigación. Estas zonas pertenecen a los valles secos interandinos bolivianos, ubicados entre los 1500 y 3200 metros sobre el nivel del mar, caracterizados por la vegetación cactácea y bosques mixtos de mediana altura, donde abundan aves exóticas como la paraba Militar, paraba Frente Roja y Monterita de Cochabamba. Durante el tiempo que permaneció en campo recolectó varios especímenes, después de buscar minuciosamente en las raíces y los troncos de los árboles. Ahí fue donde, junto a su hijo, Ariel Guerra, hallaron al escarabajo en estado de larva y a otros adultos. También se instalaron en la iglesia de Ircalaya donde fueron atrayendo a los insectos utilizando luces en la noche y así capturaron otros más.
El estudio que resultó de este hallazgo imprevisto fue publicado en la revista científica del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Según el documento, este escarabajo, descubierto en 1840, fue introducido en varios países de la región de forma accidental, a través de la importación y plantación masiva de eucaliptos. Así llegó a Bolivia. Al no tener depredadores autóctonos, los escarabajos se convirtieron en una plaga bastante poderosa.
“Es un escarabajo especialista en eucaliptos. Son más agresivos con ellos”, asegura Fernando Guerra. El escarabajo ataca, sobre todo, a los géneros de eucalipto Angophora, Corymbia y Eucalyptus, que también son especies invasoras en Bolivia.
Estos escarabajos colonizan troncos y ramas cortadas de árboles debilitados por estrés hídrico y pueden sobrevivir dentro de la madera mientras es procesada para diversos usos. Guerra explica que las larvas forman galerías debajo de la corteza, lo que genera aserrín y, al unirse con los excrementos expulsados, deterioran el tronco y secan las hojas.
“Es una especie invasora. Antes de Bolivia ha estado en Chile, Argentina, luego Paraguay y así fue avanzando”, sostiene Guerra.
Aunque los eucaliptos son su hogar, los escarabajos invasores también podrían afectar a otros árboles. “Si se eliminan los eucaliptos, podría avanzar a otras especies, como las mirtáceas. Es una especie muy agresiva porque se reproduce rápidamente”, advierte el entomólogo.
Menciona que quienes cultivan eucaliptos para generar recursos económicos en las minas o en usos artesanales han tenido problemas ante la presencia de este escarabajo exótico.
Comúnmente conocido como ´taladrador de eucalipto´, el escarabajo Phoracantha Recurva, también llamado Cerambícido del eucalipto, es familiar de la especie Phoracantha Semipunctata, que tiene registro en Bolivia desde la década de los setenta. De hecho, algunos estudios previos confundieron a los dos insectos por su parecido. Aún así, Guerra afirma que se diferencian por los metafémures y las antenas, específicamente en el tercer segmento antenal.
Una característica principal es que el P. Recurva es más agresivo y causa mayor afectación a los troncos a los que llega, debido a su gran capacidad reproductiva, rápido desarrollo y mayor longevidad. Por lo tanto, podría representar un problema para la otra especie de escarabajo si es que llega a atacar a su población existente.
A pesar de los peligros que puede representar la presencia de este escarabajo en Bolivia, existen otras opiniones que resaltan sus posibles beneficios como control biológico de plagas.
El control biológico es la acción positiva de parásitos, insectos, patógenos y depredadores que ayudan a mediar la presencia de plagas y los daños que causan en los ecosistemas. También son conocidos como “enemigos naturales”.
El biólogo alemán Robert Perger, colaborador del estudio, explica que como los eucaliptos también son especies invasoras en Sudamérica, el escarabajo puede ser útil para proteger los ecosistemas donde están presentes.
“El eucalipto es una especie invasora que afecta a la vegetación nativa. El escarabajo controla al eucalipto. Así que el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”, dice Perger a modo de explicar la paradoja de esta pelea de invasores.
Sin embargo, aunque la Phoracanta Recurva podría funcionar como control biológico para el eucalipto, también puede convertirse en una amenaza para otras especies nativas del país. Ante esta probabilidad, Guerra propone crear un protocolo para su uso.
Los primeros esfuerzos por documentar la existencia de este escarabajo invasor se dieron en 2011, cuando la empresa cervecera Taquiña y la Escuela de Ciencias Forestales (ESFOR) solicitaron un estudio para determinar qué especie de insecto había atacado a los eucaliptos de la zona donde producen la cerveza, en Cochabamba.
Pese a que no se halló en aquella ocasión a este espécimen, Guerra indica que el estudio dio avances sobre su posible presencia en Bolivia y su manera agresiva de operar contra los eucaliptos.
Esta información previa sirvió para que, años más tarde, junto a su hijo Ariel, Guerra pudiera hallar a esta especie centenaria. “Es impresionante ver un insecto que puede estar en toda Latinoamérica.Es extraño verlo en Bolivia”, afirma Ariel, al recordar el viaje que realizó con su padre para documentar la existencia del “taladrador de eucaliptos”.
Hasta el momento no se conoce un trabajo de evaluación de daños de la Phoracantha Recurva en Bolivia. Guerra afirma que el Estado es una de las entidades responsables de establecer este tipo de procedimientos, pero desconoce algún avance respecto a este caso.
Asimismo, afirma que se debe tener cuidado a la hora de tomar medidas para no generar mayores daños. Según el experto, las avispas podrían ser una buena opción para controlar la población de escarabajos ya que estas se comen los huevos de estos insectos y evitan su reproducción.
Actualmente, las muestras de Phoracantha Recurva forman parte de la Colección Boliviana de Fauna. Mientras tanto, los escarabajos vivos siguen escarbando debajo de las cortezas de los eucaliptos, en una pelea de invasores que aún no tiene ganador.
Guerra-Serrudo, J. F., Guerra-Cazón, A. F., & Perger, R. Primer registro documentado de Phoracantha recurva Newman, 1840 (Coleoptera: Cerambycidae), en los valles secos del sur de Bolivia.
Este trabajo fue publicado inicialmente en MONGABAY LATAM. Aquí puedes consultar la versión original.
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